viernes, 18 de enero de 2013

“BUSCANDO EL CASTILLO DE SERREILLA”, OBRA DE NICETO HINAREJOS RUIZ.

 A propósito de la última publicación del autor conquense.


“[...], si los pueblos serranos del marquesado de Moya
hubieran sido escuchados alguna vez
y los interesados actualmente por la historia nos pusiéramos de acuerdo,
no pesaría sobre ellos el desconocimiento absurdo en el que se ven inmersos”.






            Palabras previas.
            Hace años que conozco al señor Hinarejos –me refiero a don Niceto Hinarejos Ruiz (Alcalá de la Vega, 1933)-, persona entrañable, amigo de hacer favores a todos los que se acercan al él con respeto y buena voluntad, hombre sabio y generoso, latinista y paleógrafo.
            Le conocí a través del Ayuntamiento de Castielfabib (Valencia), por cierto documento relativo a la aldea de Arroyo Cerezo que había trascrito y traducido, y que fue de mi interés. En la secretaría me proporcionaron su teléfono y dirección. Así fue como me puse el contacto con él, solicitándole la traducción de ciertos documentos latinos del Archivo Secreto Vaticano relativos a la diócesis de Segorbe que me interesaban, para cierto trabajo de investigación y divulgación que estaba realizando. Me contestó que no tenía problema en ayudarme en su traducción y una mañana -algún tiempo después- se presentó en mi casa de Torrebaja (Valencia) con un amigo o familiar. Quería conocerme y me traía todos los legajos traducidos. Aquel mismo día subimos a Castielfabib, recorrimos la villa y subimos a su afamado castillo para admirar el panorama. Prueba de ello es una fotografía que nos hicimos en la plaza, junto a la fuente, teniendo como fondo la torre de la fabulosa iglesia-fortaleza de Nuestra Señora de los Ángeles.[1]
            Desde entonces hemos venido tratándonos en la distancia y en el cómputo de nuestra amistad he salido yo más beneficiado que él; no hay más que ver la cantidad de veces que su nombre aparece en la serie de publicaciones que he realizado en los últimos años, donde figura como transcriptor y traductor de documentos antiguos. No soy historiador –ni lo pretendo-, pero, con mayor o menor acierto, he colaborado apasionadamente en la divulgación de nuestra historia local, y eso se lo debo a él –y también al señor Joan Pitarque Ferré, investigador y estudioso catalán vinculado a Boniches (Cuenca), y a don Ángel Solaz Villanueva, canónigo de la Iglesia Catedral de Teruel-.[2] No podía por menos que nombrarlos, sería signo de descortesía y mala crianza no hacerlo; pues, además de ser depositarios de mi simpatía, a todos ellos tengo mucho que agradecer...

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Portada de "Buscando el Castillo de Serreilla" (Madrid, 2012), último libro de Niceto Hinarejos Ruiz (Alacalá de la Vega, 1933).


            El nombre de don Niceto se halla vinculado para siempre a la historiografía local, pues es el autor de varios libros que dicen de la historia de Cuenca y Marquesado de Moya, zona que toca al Rincón de Ademuz. En algunos de estos libros figura como colaborador: Moya, su historia, sus hombres, sus tradiciones (Valencia, 2001), Moya (Cuenca), tierras de frontera (1269-1375), Historia y documentos a la luz del Archivo de la Corona de Aragón (2007); mientras que de otros es el autor: Alcalá de la Vega: un pueblo perdido y hallado (Madrid, 1998) y El castillo de Serreilla (Madrid, 2004).[3]
            La última vez que hablé con don Niceto fue este verano pasado –2012-; nos encontramos en la iglesia de Santa María la Mayor de Moya (Cuenca), durante una conferencia que precisamente trataba de Serreilla, el castillo perdido, charla a la que me habían invitado; pero apenas tuvimos tiempo de conversar un momento.


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Contraportada de "Buscando el Castillo de Serreilla" (Madrid, 2012), último libro de Niceto Hinarejos Ruiz (Alacalá de la Vega, 1933).

            Reseña de una obra histórica.
Tenía noticia de la publicación por el comentario de algún “amigo” del facebook, y del propio autor -que en la red social figura como “Castillo de Quelasa”-. Sin embargo, hace un par de días me llegó un paquete por correo postal con el remitente “Niceto Hinarejos Ruiz”, conteniendo su último libro: Buscando el Castillo de Serreilla (Madrid, 2013), con una sencilla dedicatoria manuscrita en el interior: A D. Alfredo Sánchez G., con afecto/ 11/02/2013.
Don Niceto es hombre detallista y agradecido, sabe reconocer la amistad donde se halla; al menos yo me tengo por amigo suyo, aunque bien pudiera ser mi padre, pues este año entra a formar parte del club de los octogenarios. Que un hombre de su edad publique un libro de tamaña enjundia es estupendo, quiero decir admirable, sorprendente, pasmoso, envidiable..., pues denota su ilusión, empeño y claridad mental. Se trata de un libro de investigación e interpretación história, en cuya portada puede verse un torreón y otros restos del castillo de Alcalá de la Vega, nombrado -Al-S.zal.h- en árabe: que en español suena Al-Qala o Quelasa. Bien encuadernado en tapa blanda –17x24 cm-, ilustrado con fotos en blanco y negro, y color, 168 páginas, cuya edición se imprimió en Madrid en 2012, “en el 800 aniversario de la Batalla de las Navas de Tolosa” (1212-2012), lo que no deja de ser significativo.
No obstante su formación intelectual, don Niceto es un hombre procedente del mundo rural, de apariencia sencilla y digna, pues se crió en Alcalá de la Vega, población conquense de la Serranía Baja. Y ello se nota, singularmente en la dedicatoria del libro:
  • <A todos los que ya se fueron y a los pocos que quedan que no pudieron hacer otra cosa, todos los días y durante siglos, que, agarrados a la esteva, guiar el arado por los “rochos” de las empinadas cuestas de nuestros montes tras dos mulos uncidos, usar la hoz y la zoqueta durante la siega espatarrados sobre el abultado surco de besana que aguantaba la mies, soportar sobre el trillo y la parva las calimas del mes de agosto, aguantar el picor del tábano al aventar contra el solano y cargar costales de trigo hasta el molino. Y sólo, para poder comer pan cada día...>.

La dedicatoria constituye un acto de íntimo ofrecimiento a la gente del mundo agrario de estos pueblos de la serranía, a los trabajos y sudores de los que nos precedieron en este paisaje, tan querido y odiado a la vez –odiado por lo trabajoso que en otro tiempo resultó arrancarle el sustento-; tan nuestro... El Prólogo es de lujo, escrito por Miguel Romero Saiz, Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia, comienza con una sentencia de Séneca: El hombre más poderoso es el que es dueño de sí mismo... No hay duda que el prologuista se ha leído el libro y que conoce no sólo su contenido, sino la íntima lucha del autor -un latinista metido a historiador- por defender contra viento y marea su tesis acerca de la ubicación de la antigua Serreilla de las crónicas bajo medievales de conquista. El texto del prefacio no tiene desperdicio, se introduce en las motivaciones del autor para escribir su obra y nos acaba descubriendo al propio autor, con sus características personales de “sencillez y honestidad” a la hora de plantear su hipótesis. De paso destaca la capacidad de trabajo del ponente y su conocimiento de las herramientas metódicas e instrumentales que le permiten bucear en los vetustos pergaminos gótico-latinos, donde moran los signos indescifrables de la historia y sus caminos, vías que muchas veces son vericuetos tortuosos que no siempre llevan a alguna parte. El prologuista acaba alabando el trabajo del escritor, afirmándole en su justificado orgullo, advirtiéndole que “en la vida no hay soluciones (definitivas), sino fuerzas en marcha”. Potencias que por otra parte no vienen dadas, sino que hay que crear cual avenidas o sendas, para facilitar que las soluciones puedan llegar. Este y no otro ha sido el gran mérito de don Niceto, allanar la ruta para que las verdades de la Historia lleguen. No sólo su verdad, sino la de la Historia...

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Niceto Hinarejos Ruiz (izquierda), con el autor del artículo en Castielfabib (Valencia), 2001.


Viene después un Preámbulo, donde el autor esboza las líneas maestras del contenido de los capítulos siguientes... La causa del oscurecimiento de las antiguas poblaciones que formaron el marquesado de Moya, poblaciones que ya eran viejas cuando se fundó Moya, se halla en la propia Moya, que “surgió artificial, tardía y poco espontáneamente por mandato real...”. Don Niceto nos ofrece su “verdad sobre una parte de estas tierras de Moya, convencido de que es la verdad. Verdad a la que solamente se llega estudiando todos los documentos y testimonios escritos medievales, conectados con otros datos locales muy particulares y relevantes, que fueron desconocidos o pasaron desapercibidos”.
El propósito del libro de don Niceto es demostrar la ubicación de Serreilla y su castillo, comenzando por afirmar una hipótesis general: “Serreilla fue hasta que apareció Moya, a la que cedió su jurisdicción y su hegemonía, estuvo en lo que fueron sus tierras y se olvidó porque Moya, transmisora de noticias, no llegó a conocerla”. A partir de aquí comienza propiamente el libro, el cual constituye un esfuerzo ingente del autor por demostrarlo, apoyándose en documentos medievales, en su conocimiento de la zona, además de en la intuición y deducción inherentes al proceso investigador. Lícitamente, sin embargo, uno puede preguntarse, ¿qué sentido tiene averiguar la ubicación de un oscuro castillejo, perdido entre las piedras y el polvo de la historia, cuyo nombre aparece en los primeros documentos de conquista, junto al de Ademuz, Castielfabib y El Cuervo? ¿Si los anteriores topónimos persisten, por qué desapareció el de Serreilla? Y de averiguarlo, ¿qué más da que estuviera aquí o allá, en Alcalá de la Vega, en La Orchova de Santa Cruz o en cualquier otro lugar próximo? Aparentemente, la búsqueda puede parecer intrascendente, una monumental pérdida de tiempo. Pero no para el investigador, pues su averiguación puede explicar cómo sucedieron realmente los hechos tras la conquista cristiana de la zona. Pero hay más, pues a esta altura de la polémica, el castillo de Serreilla se constituye en el símbolo de lo oculto de la Historia que hay que descifrar... En todo caso, la pesquisa historiográfica constituye por sí misma una preciosa lección de historia, pues para justificar la búsqueda hay que remover legajos, traducir documentos, revisar bibliografías y recomponer el rompecabezas del pasado. Un juego difícil y arriesgado –en todo caso un órdago al alcance de pocos-, a la vez que profundamente satisfactorio desde una óptica personal e intelectual.

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Caserío de la antigua villa de Ademuz (Valencia), desde el "Pico Castro" (2007).

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Vista de la iglesia-fortaleza de Castielfabib (Valencia) y el castillo, desde "El Torrejón" (2007).


Tras el Preámbulo se hallan los dos capítulos centrales del libro:

I Puzzle de la Historia.
1.      Obispados visigodos.
2.      Obispado de Albarracín.
3.      Obispado de Cuenca.
4.      Cañete.
5.      Circunstancias históricas.
6.      El río Cabriel: frontera de Castilla.
7.      Ej juicio eclesiástico de Burgos.
8.      Burgos, Domingo de la Santísima Trinidad, 1 de Junio de 1220, se nombra una comisión.
9.      El arzobispo da en feudo a Gil Garcés Serreilla, Santa Cruz y Mira.
10.  El obispo de Albarracín recibe el encargo del Papa Gregorio IX de poner fin al conflicto.

II Buscando el Castillo de Serreilla.
1.      Localización.
2.      El castillo de Al-S.Ral.h y el castillo de Al-S.zal.h=Serreilla.
3.      Serreilla, limítrofe con Ademuz, en tierras de nadie.
4.      Las prerrogativas de Daroca aplicadas a este castillo.
5.      Propiedades que un día formaron la herencia templaria en parte usurpada por el marqués de Cañete al Común de Alcalá de la Vega en 1522.
6.      Otras tierras y propiedades que siguieron en manos del Común hasta la Desamortización.
7.      El Diezmo de todas las tierras, heredad de Santa María, popularmente, Bienes del Mayorazgo.
1.- Celedonio Montero.
2- Antonio Zafrilla, natural de Algarra.
3.- Aquilino Jiménez, natural de Algarra.
4.- Memoria del Padre Monje.
5.- Ramón Férriz, a la sazón alcalde.
6.- Juan Bautista y Tomás Sáiz Zafrilla de Tejadillos.
7.- Mariano Férriz.

            En el Epílogo, se hace mención de la Desamortización de Mendizábal y sus efectos desestabilizadores en la economía local, nombrando a algunos pueblos del Rincón de Ademuz, como Ademuz, Castielfabib y Vallanca, y explicando el origen de los llamados Mayorazgos.
            El libro concluye con una serie de Documentos al Caso, rica colección de registros –25- de distinta procedencia, transcriptos y traducidos por el autor.

            El desarrollo de los capítulos centrales es denso y complejo, basado en el estudio documental y la deducción histórica, apoyado en planos, cuadros y gráficos, aunque fácil de leer y asimilar si se hace con detenimiento e interés. Obviamente, hay que estimar este tipo de literatura y la materia objeto de estudio, además de tener unos conocimientos historiográficos mínimos para adentrarse en los vericuetos de la saga que se expone. 

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Ermita de Nuestra Señora del Remedio, en Alcalá de la Vega (Cuenca) -de la que destaca su cúpula octogonal-, vista de la fachada noroccidental (2007).

            La edición se ha hecho en rústica y con tapa blanda, pero está bastante cuidada, lo que hace al ejemplar agradable al tacto y muy manejable. La narración utiliza una prosa ágil, natural y bien puntuada –en ocasiones de regusto épico, muy agradable-, adornada al inicio de cada capítulo por una letra capital y con las palabras que el autor considera esenciales remarcadas en negrita. Los números de páginas están en la parte inferior de cada página, centrados, luciendo un dibujo de fondo en cada capítulo. Asimismo, las notas al pie de página son abundantes, con citas documentales y bibliográficas frecuentes.
Dos fallos –leves- le encuentro a la edición: uno, que no posea una semblanza biográfica del autor, fotografía incluida, pues el lector desea conocer datos del escritor, además de su fisonomía, mirarle a los ojos; y dos, que el contenido e Índice se hallen al final del libro, cuando su manejabilidad exige que estén al comienzo. Pero esto es un detalle sin importancia –en todo caso, cuestión de agrado-; aunque contraste con el esmero que se ha concebido la publicación. Muy de mi gusto es, sin embargo, el detalle final ya mencionado, conforme la tirada se ha compuesto “En memoria del 800 Aniversario de la Batalla de las Navas de Tolosa” (1212-2012), un momento crucial en el devenir histórico de España –lo dice Julián Marías en "España inteligible. Razón histórica de las Españas" (1967)-:
  • <Es el primer acto importante en que la profunda unidad de los reinos españoles se manifiesta más allá de los nombres o del reconocimiento de la primacía de los reyes de León o de Castilla, representantes de la tradición gótica y de la pretensión recuperadora de la España perdida>.[4]
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Detalle del acceso a la ermita de Nuestra Señora del Remedio, en Alcalá de la Vega (Cuenca), abierto en la fachada suroriental (2007).
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Ermita de Nuestra Señora del Remedio, en Alcalá de la Vega (Cuenca), vista de la fachada suroriental, con los restos del castillo detrás (2007).


Palabras finales.
Don Niceto no es un historiador al uso, de los que enseñan un título de licenciatura para demostrarlo; don Niceto es historiador porque ama la Historia, la ha estudiado en su materia primera y la entiende como algo vivo, hasta el punto de intentar desentrañarla en sus secretos con atrevimiento, sabiduría y método, sin más afán que darla a conocer a los demás. En cualquier caso, entiende la Historia como un camino que nace en el pasado y se dirige hacia el futuro, iluminando el presente a su paso. Camino no siempre recto, con vericuetos, sin atajos y que también puede torcerse...
Desconocemos lo que el futuro tiene reservado a nuestro autor –y a nosotros mismos-; pero, a tenor de lo que conocemos, esta última obra suya debe considerarse como su testamento historiográfico, su gran legado al conocimiento de la Historia local, de una y otra parte de esta zona fronteriza, donde confluyeron los reinos medievales de Aragón, Castilla y Valencia.
Ciertamente, “Nadie tiene la obligación de creer en el futuro de la historia ni en el futuro de la sociedad” –lo decía el académico de la Historia Romero Saiz en su prólogo-; pues siempre cabe la posibilidad que la “historia vuelva a caer en la teología –es decir, en el estudio, no de los logros humanos, sino del designio divino-, o en la literatura –es decir, en la narración de cuentos o en leyendas sin propósito ni significado”. Entre tanto llega ese futuro –esperemos no llegue nunca-, debemos creer en la Historia, en que ésta tiene su utilidad y sentido, aunque sólo fuera para saber de donde provenimos y explicar los sucesos que propiciaron nuestra situación actual sobre este paisaje, sus causas y consecuencias.
En suma: sólo nos resta felicitar al señor Niceto Hinarejos Ruiz por su espléndida obra, cuyo contenido nos ayuda a progresar en el sendero del conocimiento, a la par que colabora a alumbrar la vaguedad del momento histórico. Porque progresar no es acumular, sino ir hacia delante... Enhorabuena que le hacemos llegar también por su octogésimo aniversario, pues –para admiración de muchos- ha tenido una jubilación fecunda y provechosa. Vale.




[1] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Niceto Hinarejos Ruiz, paleógrafo y latinista, en: Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, 2007, pp. 436-441.
[2] ID. De Ademuz y Castielfabib a la Navas de Tolosa, del lunes 16 de julio de 2012.
[3] Ibídem.
[4] MARÍAS, Julián. España inteligible. Razón histórica de las Españas, Edita Círculo de Lectores, con licencia de Alianza Editorial, S.A., Barcelona, 1996, p. 136.

6 comentarios:

mariano dijo...

Gracias Alfredo por compartir conmigo este interesantísimo trabajo de nuestro común amigo NICETO HINAREJOS RUIZ. No tengo el libro todavía pero espero tenerlo pronto. Darte mi enhorabuena por el artículo y pos supuesto a Niceto por este nuevo libro importantísimo para la historiografía de las Tierras de Moya.Es un lujo tener historiadores de la talla de Niceto Hinarejos Ruiz tan entregados a su tierra y a sus gentes.
Un abrazo.
Mariano

ALFREDO SÁNCHEZ GARZÓN dijo...

Hola, amigo Mariano: gracias por tu comentario, siempre tan sincero y ajustado... Es un verdadero lujo contar con un personaje como don Niceto, su saber histórico es apabullante, singularmente en el plano documental: su conocimiento del latín y saber paleográfico ha sido fundamental en este proceso... Será difícil que aparezca otro como él, pero no hay que desesperar: él lo sabe y por eso ha sembrado su conocimiento para que otros recojan el fruto y se vean estimulados a seguir su camino. Equivocado o acertado en su hipótesis, el tiempo lo dirá, lo que no podemos negar es su dominio del conocimiento historiográfico y su saber... Don Niceto vendrá seguramente en primavera, le pediré un ejemplar dedicado para tí. Un abrazo y gracias.

Anónimo dijo...

Leo con asombro estos elogios sobre una persona de la catadura moral del Sr hinarejos. Sus teorías sobre Alcalá de la Vega han sido desmontadas por estudiosos de la historia .el mismo ha cerrado su Facebook por las mentiras reiteradas que ha vertido sobre echos históricos y contemporaneos . Que una persona de la talla del Sr. Romero realizará el prólogo no le le confiere veracidad a todo su trabajo, porque conocida es la generosidad con la que el Sr Romero trata a todos los autores que se lo solicitan especialmente a los de los pueblos cercanos al suyo. De haberse conocido con anterioridad sus falsedades probablemente hoy no tendría ni publicado su libro.Afortunadamente son muchas las personas que han desmontado sus hazañas y el se ha apresurado a desaparecer hasta de las redes sociales. Tal vez le queda algo de vergüenza.

Niceto Hinarejos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

No es de Régulo sino de Almonacid

Niceto Hinarejos dijo...

https://lalibreriadecuenca.blogspot.com/2019/07/buscando-el-castillo-de-serreilla.html