jueves, 18 de octubre de 2012

VISITA GUIADA A LAS RUINAS DE MOYA (CUENCA), y II.


 Una ciudad medieval y moderna, 
que me cautivó por su sobriedad y belleza.




Próximas al convento de las Concepcionistas se hallan las ruinas de la iglesia de la Santísima Trinidad (siglo XIV), de la que todavía quedan los muros laterales, además de la cabecera y el testero; posee una entrada en arco apuntado y una soberbia espadaña en estilo herreriano, con dos ojos para los bronces. El interior del templo se halla lleno de escombros, procedentes del derrumbe de la cobertura y sus bóvedas, y su visión produce una extraña sensación de desasosiego, viendo como la hiedra sube por las paredes interiores en busca de la luz del cielo. Según parece, la armadura de su techo era de madera y poseyó un notable retablo barroco -montado en 1730 y dorado en los años setenta del siglo XVIII-.[1] A tenor de los restos de su fábrica, la iglesia de la Trinidad debió ser de las más importantes de Moya, junto con la de Santa María la Mayor y San Bartolomé. Viendo lo perdido de estas notables ruinas no puedo evitar acordarme de ciertas palabras de aquel sabio obispo de Segorbe, que fue don Francisco de Asís Aguilar y Serrat (1881-99), en las que dice:
  • Nuestros padres nos dejaron en los monumentos eclesiásticos y caritativos que todavía se conservan, magníficos ejemplos de celo por el decoro de la Casa de Dios, al mismo tiempo que una prueba de lo que puede la verdadera devoción, puesto que siendo muchas veces más pobres de bienes materiales que nosotros, llevaron a cabo esas obras admirables, cuya conservación se nos hace difícil, porque tenemos menos virtudes y confianza en Dios.[2]

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Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la iglesia de la Santísima Trinidad (centro),
entre el convento de las Concepcionistas (derecha) y la Casa Ayuntamiento (izquierda), 2012.

Por delante de la iglesia de la Trinidad se abre el espacio de la plaza Mayor de Moya, a la que recaen diversas construcciones, como la iglesia de Santa María la Mayor (levante), la casa del Ayuntamiento y la propia iglesia de la Trinidad (norte) y la casa del Corregidor (oeste). Un panel informativo nos dice de la Plaza Mayor y Ayuntamiento:
  • Es el lugar representativo de una villa por excelencia, donde se disponen los espacios públicos y donde la comunidad de vecinos se auto identifica tanto en celebraciones públicas, eventos o reuniones espontáneas diarias. De su origen medieval nos hablan las parroquias de Santa María la Mayor y la de la Santísima Trinidad ocupando cada una uno de los extremos de la plaza. Este último templo data de finales del S. XII o principios del XIII, es de una sola nave con cubierta de madera y presenta una impresionante portada medieval. La espadaña es ya del S. XVI y dos centurias más tarde fue fagocitado para usos también culturales por las monjas del vecino convento de la as Concepcionistas./ Hacia el oeste se puede observar la casa del corregidor con su aljibe que sobresale. Este cargo –el de Corregidor- era elegido entre letrados salidos de las universidades y miembros de la pequeña nobleza urbana. En las tierras de Moya tenían la misión de velar por los intereses y rentas pertenecientes a la corona. En este ámbito su jurisdicción esta incluso por encima de la del propio marqués./ El actual edificio del ayuntamiento era en realidad el antiguo pósito o granero municipal de la villa. En las años de malas cosechas agentes especialmente destacados pagaban el trigo antes de ser recogido. Una vez depositado (en los almacenes del pósito) se redistribuía a un precio razonable entre la población, evitándose de este modo hambrunas y motines.

Si nos situamos junto al aljibe de la casa del Corregidor tendremos una vista estupenda del espacio público de la Plaza Mayor: desde este punto elevado podremos apreciar también la magnificencia de las ruinas de la Trinidad, con su pórtico gotiforme y espectacular espadaña. Asimismo de la restaurada casa del Ayuntamiento, el antiguo almacén de grano municipal, que posee una balconada en madera protegida por un tejadillo saledizo, y de la iglesia de Santa María, ésta al levante (entre la bajada de San Bartolomé y las calles Madre de Dios Arriba y Abajo), que tiene un doble acceso escalonado y una entrada porticada. El porche posee dos columnas de piedra que apoyan sobre un pretil de piedra y un suelo de grandes losas desgastadas. Sobre el capitel de la columna externa hay grabada una fecha -1667-. El pórtico se basa en archivoltas apuntadas y la cubierta es de madera, vertiendo a dos aguas -siglo XIII-. Resulta de interés conocer que esta iglesia de Santa María es la más antigua de Moya, según evidencia una capilla interior con bóveda de crucería -lo que permite datarla en el siglo XII-: justamente en esta centuria se introdujo en Europa el culto a la Virgen María, culto y devoción que fue fomentado por san Bernardo y los nuevos reformadores mendicantes. El resto de la iglesia corresponde al gótico, aunque con reformas y añadidos posteriores. Relacionando estilos arquitectónicos y tiempo histórico, Luis Suárez (2008), dice:
  • El gótico, que sustituye al románico, con su tendencia a la ojiva y al predominio de los vanos sobre los macizos, representaba una valoración de los principios de la femineidad. Si María es la clave no hay más remedio que admitir que la más excelsa de las criaturas es una mujer, ya que Jesús, Dios encarnado, no puede ser considerado como tal. La imagen de la Virgen aparece en el parteluz de las iglesias góticas demostrando así que es la vía segura para la entrada en la espiritualidad.[3]

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Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la fachada lateral y puerta de acceso a la iglesia de la Santísima Trinidad -siglo XIV-, desde la plaza Mayor, con detalle de la espadaña (2012).


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Ruinas de Moya (Cuenca), vista del interior de la iglesia de la Santísima Trinidad -siglo XIV-,
con detalle de la espadaña (2012).

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Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la Casa Ayuntamiento -antiguo Pósito-,
con la espadaña de la Trinidad al fondo,
desde el pórtico de la iglesia de Santa María la Mayor (2012).


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Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la plaza Mayor,
con la iglesia de Santa María la Mayor al fondo y la Casa Ayuntamiento a la izquierda,
desde la casa del Corregidor (2012).


  
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Ruinas de Moya (Cuenca), corrida de toros en la plaza Mayor de Moya (ca.1920),
don detalle de la Casa del Ayuntamiento al fondo
[Foto de J. Turégano, tomada de "Los septenario. Moya por Santa María" (Valencia, 2004), p. 150].


 La iglesia de Santa María está orientada en dirección este (cabecera) oeste (pies) y se halla en una esquina de la plaza, entre la calle Madre de Dios Arriba y la bajada de San Bartolomé, que da a la Puerta de San Diego, y el callejón de Santa María, que discurre por la fachada de la epístola. Sobre el hastial del cuerpo central hay una pequeña espadaña con un campanil, pero el campanario propiamente dicho se halla en el ángulo superior de los pies, esto es, a la epístola y luce una estupenda espadaña herreriana con tres ojos para los bronces, aunque sólo los inferiores se hallan ocupados. En el ángulo opuesto, esto es, al evangelio, se halla la escalonada entrada principal y el pórtico, soportado por dos columnas de piedra. Frente a las gradas de acceso al templo se hay un panel que ilustra acerca de la “Casa de las Rejas”, diciendo:
  • Con el sobrenombre de Casa de las Rejas se conoce a la manzana entera que se sitúa justo al noreste de la iglesia de Santa María. Su denominación viene de las amplias rejas que se disponían en sus ventanales. Ello nos remite a los palacios que comenzaron a construirse en el S. XVII por parte de la nobleza urbana./ No obstante, las excavaciones arqueológicas realizadas en esta parte revelan que la mayoría de las estructuras pertenecen a los S. XIX y XX, lo cual es testimonio de la intensa ocupación que ha tenido la parte más preeminente de la villa. Las primeras viviendas se organizaban en torno a un gran patio central que evolucionó hacia una fragmentación de los espacios, como consecuencia de divisiones en herencias o transacciones comerciales entre vecinos./ Las fotografías de los años 20 y 30 del S. XX muestran viviendas tradicionales con pórticos de hasta dos alturas, que se ven confirmadas por los derrumbes de escaleras hallados. Al exterior predomina la mampostería concertada con morteros rojos y blancos, mientras el interior se divide por tabiques en entramados de yeso e incluso encofrados de tapial. Las cocinas ocupan las plantas bajas con chimeneas voladas y bajos también en yeso. Muchos de los suelos empedrados que miran hacia la iglesia es en realidad antiguo espacio público de la plaza del que los vecinos se adueñaron a mediados del S. XIX. Otros pavimentos se realizan en mortero y losetas cerámicas, sobre los que también se disponen gorrineras construidas en materiales diversos.
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Ruinas de Moya (Cuenca), fotografía de los años 1920-30,
correspondiente a la "Casa de las Rejas",
con detalle de las casas de dos plantas con soportales y
la espadaña de la iglesia de San Bartolomé al fondo

[Tomada de "Guía práctica de Moya (Cuenca)", (Valencia, 2011, p. 77].

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Ruinas de Moya (Cuenca), cuerpo saliente octogonal de la iglesia de Santa María la Mayor,
lado del evangelio -correspondiente a la capilla del Cristo de la Caída-,
con detalle de una estupenda reja en hierro forjado (2012).

Situados en esta parte de las ruinas, en el ángulo nordeste de la iglesia de Santa María, si miramos hacia el noroeste observaremos la fachada de levante de la estructura, grandiosa y arruinada, del convento de las monjas de la Concepción Franciscana (siglo XVI-XVII), cuya portada principal dijimos mira al norte. Desde este punto continuaremos nuestra visita yendo hacia la Puerta de los Ojos, que se halla en la ladera poniente del cerro. Para dirigirnos a esta parte pasaremos junto a la fachada occidental del templo de Santa María, yendo por la calle de Santa María o Madre de Dios Arriba. Esta vía conduce a la zona meridional del cerro, donde se hallan las ruinas del Hospital de la Madre de Dios, el Hospital de Cautivos santiaguista y el castillo fortaleza de Moya, con su Albacara. Pero a los pocos pasos de iniciada la andadura por la calle de Santa María nos desviaremos a la derecha, bajando por una calleja empedrada que conduce a la mencionada Puerta de los Ojos -de este nombre por el río Ojos de Moya que pasa por La Vega-. Estando junto al aljibe de la casa del Corregidor dijimos que se observa una buena vista de la Plaza Mayor y edificios colindantes. Pero si descendemos desde el aljibe hasta el borde de cantil podremos observar también una estupenda vista de la Puerta de los Ojos desde arriba y de todo el sector occidental del cerro, incluyendo el torreón del Homenaje, que se halla en la zona más meridional, incluyendo los lienzos de muralla del Primer Recinto. Lo más notable del descenso hacia la Puerta de los Ojos es el empedrado, del que se conservan restos del original. Un panel sito junto a la puerta nos dice de Las Calles de Moya:
  • El pavimento urbano de Moya es típico del S. XVIII, y se enmarca dentro de la cultura urbana de la Ilustración que aboga por un mejor saneado y aspecto de las ciudades. La villa del antiguo régimen carece de alcantarillado urbano, por lo que los desperdicios se arrojaban a las calles al grito de ¡Agua va!/ Se precisaban calles bien niveladas a fin de que la inmundicia no se estancase. Como en la mayoría de las ciudades modernas los suelos se cubren de enmorrillados o empedrados organizados en casetones. En los proyectos de los arquitectos municipales, la división de los rectángulos se disponía en piezas bien escuadradas, que casi nunca se hacían realidad. El sistema de contratas y subcontratas constituía una cadena que menguaba los reales destinados a la obra, por lo que el albañil que realizaba los pavimentos no tenía más remedio que sustituirlos muchas veces por cantos más grandes que los destinados al relleno del cajetón./ Característico de las calles de Moya son las rampas empedradas de acceso a las viviendas, que a veces se convertía en un escalón. El bajo de las puertas elevado se interpreta como una solución para evitar que las aguas y heces no se colasen el interior de la vivienda. Sin embargo, el diseño en rampa de guijarros es probable que se dispusiera para facilitar el acceso del ganado y caballerías.
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Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la Puerta de los Ojos,
desde el borde del cantil de la casa del Corregidor (2012).

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Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la vertiente occidental del cerro,
desde la Puerta de los Ojos,
con detalle del Torreón del Homenaje al fondo (2012).

Desde la arcada de la Puerta de los Ojos podremos observar una magnífica vista del cantil occidental del cerro, y los lienzos de muralla más antiguos, correspondientes al Primer Recinto (siglo XII), en cuyo extremo meridional sobresale el orgulloso torreón del Homenaje. Fuera del recinto amurallado, un panel informativo dice de la Puerta de los Ojos:
  • De la antigua Puerta de los Ojos de finales del S. XII, [todavía] subsiste la tranca de la puerta en la parte inferior de la calle. El acceso actual en acodo es parte [...] de las defensas que promovió Don Andrés de Cabrera, primer Marqués de Moya hacia 1480. Las obras también promovieron la reforma del castillo y el cubo semicircular cercano a la Puerta de Carros./ La nueva entrada de los Ojos se diseña como un patinillo sobre el que se abre un arco de medio punto de grandes dovelas, obra del S. XV. A sus flancos se disponen cámaras de tiro para la artillería con troneras de palo y orbe. Si un enemigo inoportuno traspasaba la entrada, la disposición de patio permitiría acosarlo desde arriba por los cuatro flancos que lo cerraba./ El tamaño de las cámaras de tiro indica que no podían contener más que pequeñas piezas como ribadoquines o mosquetes, que por su pequeño tamaño tiene la ventaja de la movilidad. Pensamos que debido al alto coste que supone la artillería, sólo la realeza podía permitirse el lujo de tener un parque de piezas completo. Lo común era que se dispusiera de un número reducido, que era trasladado al punto crítico según las necesidades de un determinado momento, de ahí que se prefieran bocas de fuego ligeras fácilmente transportables.
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Ruinas de Moya (Cuenca), vista exterior del arco de medio punto basado en dovelas, correspondiente a la Puerta de los Ojos, con detalle de las troneras tipo "palo y orbe" (2012).

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Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la espadaña de la iglesia de Santa María la Mayor,
desde la bajada a la Puerta de los Ojos, con detalle del empedrado (2012).

El muro frontal sobre el que se abre la puerta, que muestra un arco de medio punto con grandes dovelas, es del siglo XV, mientras que el muro lateral de la derecha data del siglo XII, formando parte del Primer Recinto. A ambos lados del vano de la puerta pueden verse las típicas troneras “de palo y orbe”, la de la derecha es original, habiendo restaurado la de la izquierda, debajo de la cual hay una salida de agua, también repuesta. Regresamos hacia el cerro, ascendiendo por la pina calleja empedrada que descendimos y vamos a dar de nuevo a la calle Madre de Dios Arriba, un poco por encima de la Santa María la Mayor. Madre de Dios Arriba es una típica calle de Moya, que todavía conserva parte del enmorrillado original. La vía conduce al Hospital de la Madre de Dios, del que un panel indicador dice:
  • Fue fundado por los hermanos Zapata en 1512 instaurándose en solares ocupados por casas de su propiedad. Atendió a pobres y mendigos, y realizó labores sanitarias y de beneficencia. En 1527, la institución se sufragaba con las rentas de las torres de Don Alonso y de Abengamar (en Fuentelespino de Moya), de Ranera (en Casillas de Ranera) de Mijares (en Landete) y de Barrachina (en Villar del Humo), y era gobernada por una Cofradía o hermandad a la Gloriosa Madre de Dios. Por las fotos históricas conservadas sabemos que su fachada renacentista era albergada por pilastras de orden jónico que sostenía un frontón triangular.
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Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la entrada al antiguo Hospital de la Madre de Dios -siglo XVI-,
con detalle de la espadaña de la iglesia de Santa María la Mayor al fondo (2012).

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Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la calle Madre de Dios Arriba, desde el Hospital de Pobres,
con detalle de la iglesia de Santa María la Mayor y la Casa Ayuntamiento, al fondo (2012).


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Ruinas de Moya (Cuenca), calle Madre de Dios Arriba (ca.1927-1934),
con detalle de la espadaña de la iglesia de Santa María la Mayor, al fondo
[Foto de J. Turégano, tomada de "Los septenarios. Moya por Santa María" (Valencia, 2004), p.168].

El Hospital de pobres y mendigos de la Madre de Dios, fundado en 1512 por los hermanos Gonzalo y Pedro Zapata –ambos clérigos, el primero deán de Palencia y el segundo beneficiado de la iglesia de la Trinidad de Moya- refleja la puesta en práctica de los principios caritativos cristianos. El Hospital se instaló en unas casas propiedad de los fundadores, sitas en una zona próxima al castillo, denominada de la “Trinidad Vieja”: el dispensario incluía una capilla, con altar y campana. Se sufragaba con dineros procedentes de distintas rentas –casas, huertos, molinos...-; aunque con reparos, el Concejo de Moya colaboraba también en su mantenimiento. Para garantizar su funcionamiento y el control de sus rentas, la institución se hallaba asociada a una cofradía, que se gobernaba mediante unos estatutos y ordenanzas. Según sabemos, a principios de los años sesenta –en 1962- todavía se conservaba intacta la fachada, una obra en sillería con el escudo de la familia de los promotores en el frontis.[4] Hoy es una ruina completa, apenas queda parte del muro que linda con la calle Madre de Dios Arriba y fragmentos del pórtico... Por eso nos preguntamos, ¿cómo es posible que en poco más de medio siglo haya desaparecido todo, el edificio, la fachada renacentista, el escudo y el frontón triangular?

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Ruinas de Moya (Cuenca), vista del castillo y Torreón del Homenaje,
desde el pórtico del Hospital de Pobres (2012).

Desde el punto donde nos hallamos, en la calle Madre de Dios Arriba, junto al pórtico del desaparecido Hospital de Pobres, mirando hacia el sur podremos ver una magnífica vista del castillo de Moya, con sus barreras artilleras anteriores –también denominadas “falsasbragas”- y su magnífica torre del Homenaje detrás, hacia la derecha. Se trata de una de las más bellas vistas del conjunto arquitectónico, de las muchas que podremos observar, a lo que colabora un panorama esplendente, sea cualquiera la dirección en la que orientemos nuestra mirada. A pocos pasos del lugar donde estamos hay otro panel, cuyo texto ilustra la existencia de un Hospital de Cautivos:
  • La orden de Santiago se interesó por Moya desde los principios del S. XIII, dado el carácter de plaza avanzada. Así se puso de manifiesto en el papel que jugó en la conquista de Requena del año 1238. Los caballeros santiaguistas disponían en la villa del castillo –llamado alcázar en la documentación- y de una casa de Merced que en realidad era un hospital de cautivos. La finalidad del mismo era canalizar lo que hoy llamaríamos “intercambio de prisioneros” cristianos por otros capturados moros; aparte de la atención a los rescatados. También consta la realización de otros actos de beneficencia./ Las excavaciones arqueológicas han identificado éste, con las cuatro habitaciones rectangulares que pueden verse aquí, pues en las sepulturas en rocas cercanas, estudios antropológicos relacionan los restos humanos hallados con tipos del norte de África. Las grandes estancias en principio se construyeron con muros dobles de piedra en seco, y constituyen el sistema constructivo doméstico empleado por los primeros pobladores de principios del S. XIII./ En la baja edad media, los muros no se tiraron sino siguieron en uso, reforzados por piares con mortero, a la vez que se construían otros en encofrado de yeso. Posiblemente de esta época date el silo para cereales con paredes forradas de argamasa blanco. Más interés reviste los restos de las tenerías con una pileta grande en yeso rojo, y otra más pequeña inferior en cal conectadas por un desagüe. La industria tenía la función de colorear telas ya usadas, o de lino blanco recién tejido, en baños de pigmentos naturales. La cerámica de paterna encontrada la datan en el S. XV.

El Hospital de Cautivos o "Casa de la Merced" fue fundado por los caballeros de la orden de Santiago –en 1211-, con el propósito de servir para el intercambio de prisioneros moros por cristianos, pues la frontera con los musulmanes se hallaba próxima: Requena no se conquistaría hasta 1238. Dicha actitud de respeto hacia los vencidos y la valoración de la vida humana como tal, ya viene recogida en el IV Concilio de Letrán (1215), junto con la confirmación de las obligaciones de la Paz y Tregua de Dios, introduciéndose desde entonces la obligatoriedad de la práctica del rescate de prisioneros.[5] Obviamente, el rescate implicaba también un beneficio económico, que debía pagar el rescatador. Inicialmente, el Hospital obtuvo concesiones reales y gozó de diversas heredades –casas, molinos, huertos y viñas- cuyas rentas servían al fin encomendado. Posteriormente, conforme se repoblaba y organizaba el territorio, disfrutó de otras explotaciones agropecuarias y privilegios, y sus rentas crecieron, gracias a donaciones y subvenciones del Concejo.[6]

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Ruinas de Moya (Cuenca), vista de las barreras artilleras o "falsasbragas" del castillo,
con detalle del Torreón del Homenaje, desde el panel informativo (2012).

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Ruinas de Moya (Cuenca), vista general del castillo-fortaleza,
detalle de las torres que salvaguardan la entrada, con el Torreón del Homenaje detrás (2012).

Desde este punto del Hospital de Cautivos nos dirigiremos hacia el castillo, pasando junto al pilón que señala el vértice geodésico (1.155 m). Arribaremos así hasta la cresta misma del cerro, y nos dedicaremos a disfrutar del amplio panorama de La Vega moyana que desde allí se contempla, y a observar con detenimiento la fortaleza. Un panel informativo dice del Castillo de los primeros marqueses:
  • Edificio símbolo por excelencia de la Edad Media, el castillo es medio de dominio con que la nobleza feudal se asegura la posesión de una villa. En caso de disturbios o revueltas, la guarnición se encastillaba a la espera de refuerzos. En realidad este edificio no asegura la posesión de la villa, sino (que) protege a los que aseguran esa propiedad./ Su origen seguramente debemos remontarlo a 1215 cuando Enrique –se refiere a Enrique I de Castilla (1214-17)- le entregó diversas propiedades y el mismo Alcázar de Moya a la Orden de Santiago. Sus caballeros construyeron un primer castillo en el extremo (meridional) del recinto con el fin de crear la albacara (para la protección y resguardo de personas y ganados) aprovechando parte de la muralla del S. XII. La función de esta se comprende como lugar protegido en el que acantonar hueste antes de una expedición. El último cuarto del S. XV marcó la gran transformación cuando el primer Marqués de Moya, D. Andrés Cabrera promovió la construcción de la Torre del Homenaje y las barreras artilleras o “falsasbragas”. El carácter simbólico de la primera se manifiesta en la celebración del acto del homenaje, donde el alcalde de la fortaleza –nunca el vasallo del pueblo llano- rendía pleitesía al señor de la misma. Estratégicamente era también una unidad independiente de los recintos exteriores para aislarse en caso de crisis. A este respecto, al cuerpo superior de esta torre se accedía mediante un puente levadizo de contrapeso. Por dentro se conservan unos lujosos espacios dotados de cortejadores y chimeneas. Originalmente tenía por lo menos una altura más que fue desmontada en época carlista.
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Ruinas de Moya (Cuenca), entrada al castillo,
con detalle del matacán sobre el arco (2012).


Resulta difícil sustraerse ante el espectáculo de la señorial fortaleza, con las barreras artilleras en primer lugar y el redondeado torreón del Homenaje detrás... Para acceder al castillo descenderemos unos metros en dirección a la entrada, que se halla protegida por un foso excavado en la misma piedra del cerro y por un puente, otrora levadizo: la entrada posee un arco de medio punto sobre el que se advierte la existencia del matacán, y se halla franqueada por dos bellas torres adornadas en su parte alta con arquitos ciegos. En las torres y paneles de muralla anteriores se observan varias troneras “de palo y orbe”, del mismo estilo que las vistas en la Puerta de los Ojos. Antes de entrar en el castillo, otro panel nos advierte de la finalidad defensiva de las Barreras Artilleras:
  • Las barreras o falsasbragas que comienzan a proliferar en la segunda mitad del S. XV, son la consecuencia directa de adaptar la tradicional poliorcética medieval –se refiere a la estrategia militar para atacar o defender ciudades fortificadas o castillos- a los nuevos medios artilleros de expugnación. Al ser complicado izar piezas de fuego a las altas torres y recintos de los castillos, se optó por la construcción de esos antemurales perimetrales donde se alojarían las cámaras de tiro, y a los que se les protegería de un foso seco normalmente excavado en la roca natural./ El castillo de Moya dispone de dos barreras, una cubierta mirando al interior de la albacara y la que aloja la entrada principal. Más que para protegerse de amenazas exteriores, estas barreras se concibieron como respuesta a la violencia antiseñorial que proliferó en esta época. Una revuelta armada por parte de la población de la villa podía de un plumazo privar a los marqueses de su más preciada posesión, por lo que se concibió que esta pudiera ser reducida por la artillería del castillo que les mantendría a raya, mientras se tomaban medidas para restablecer el orden./ La entrada a la barrera se protegía por matacanes y un puente levadizo, las torres se adornaban con arquillos ciegos, y aparte de las troneras son destacables la existencia de espingardas para arma de fuego portátil. En la barrera que mira la albacara se aprecian sistemas de tiro que denotan la influencia del sistema poliorcético que por entonces se estaba construyendo en el castillo real de Medina del Campo (Valladolid).
Ruinas de Moya (Cuenca), antigua fotografía del castillo,
con detalle de las barreras artilleras y del Torreón del Homenaje (2012).

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Ruinas de Moya (Cuenca), detalle de una tronera de tipo "palo y orbe"
en las barreras artilleras del castillo (2012).

El texto describe la existencia de dos sistemas de barrera artillera, uno a la entrada, el que estamos contemplando, basado en torres y lienzos de muralla con troneras y espingarderas, y otro interior, que mira a La Albacara. Para ver La Albacara debemos atravesar el puente sobre el foso y el arco bajo los matacanes que defienden la entrada. A las barreras se asciende por unas escaleritas que hay a la derecha, pero para llegar a al Alcázar hay que pasar por la base del torreón del Homenaje. A la planta baja de la atalaya se accede por un portal con arco recto, el cual da a una gran sala totalmente desmantelada.

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Ruinas de Moya (Cuenca), vista de La Albacara de la Orden de Santiago,
correspondiente al Primer Recinto, del siglo XII (2012).

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Ruinas de Moya (Cuenca), vista de La Vega y choperas de Los Huertos,
desde el extremo meridional de
La Albacara santiaguista (2012).

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Ruinas de Moya (Cuenca), vista de La Vega y choperas de Los Huertos,
desde el extremo meridional de
La Albacara santiaguista,
con el caserío de Landete al fondo (2012).

Conviene continuar con cuidado entre los escombros, pues esta parte del castillo, correspondiente a estancias señoriales construidas en tiempos del primer marqués, se halla absolutamente derrumbada. La Albacara es un espacio triangular y amurallado, correspondiente al Primer Recinto, construido por los caballeros de la Orden de Santiago (siglo XII). Está relleno de tierra y escombros procedentes del derrumbe de las estancias superiores, y su misión era servir de resguardo para personas y ganados, y para alojar la tropa antes de una cabalgada. En un lateral por encima de la puerta hay restos de un horno de ladrillo, probablemente una tejería. Lo más notable del lugar, sin embargo, es la vista que ofrece. Desde el extremo meridional, el panorama de la vega resulta admirablemente hermoso, con las cuadrículas de las fincas recién labradas coloreadas en distintos tonos de ocre, en contraste con las frondosas choperas de Los Huertos, ya tocadas por el dorado del otoño, y más allá el caserío de Landete, en posición meridional; el horizonte lejano lo cierran los montes de la sierra de Mira, donde destaca el Pico Ranera (1.430 m). Hacia el sureste surgen los cerros alomados de la Serrezuela de Campalbo, por encima de Santa Cruz de Moya, y las poblaciones de Manzaneruela y Campalbo en las vertientes occidentales. Si giramos la vista hacia atrás, esto es, al norte, el espectáculo natural se torna arquitectónico, con la espléndida Torre del Homenaje a la izquierda -que en esta orientación muestra una fachada plana- y las ruinas de las otrora estancias señoriales a la derecha, recortándose contra el cielo azul pálido de la tarde otoñal.

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Ruinas de Moya (Cuenca), desde el extremo meridional de La Albacara,
con detalle del Torreón del Homenaje (2012).

Dejamos la fortificación y  nos encaminamos a la salida por la Puerta de San Juan, siguiendo la calle del Arcipreste, que discurre entre el Castillo y dicha Puerta. Junto a la de San Juan hubo una iglesia de este nombre, adosada a la muralla del Segundo Recinto. Dicha entrada posee un arco de medio punto a cada lado de la muralla, con el intradós de mampostería. Si en vez de salir por la Puerta de San Juan continuáramos por la calle del Horno adelante -que discurre entre la muralla del Segundo Recinto (derecha y abajo) y la calle Madre de Dios Abajo o de Olivares (izquierda y arriba)-, iríamos a parar a la Bajada de San Bartolomé y Puerta de San Diego, pero detendremos nuestro recorrido en este punto.


Palabras finales.
Las ruinas de Moya, y el cerro sobre el que asientan, constituyen un lugar admirable, donde  pródigamente concurren naturaleza, paisaje e historia... Asombra y sorprende contemplar tanta belleza arruinada por el paso del tiempo, y la molicie de los que debieron proteger el lugar; pero no pudieron, no supieron o no quisieron.

Caminando por las callejas de Moya -Madre de Dios Arriba, Madre de Dios Abajo, calle del Horno, de la Botica, bajada de San Bartolomé, de los Ojos...-, otrora bien empedradas y hoy estropeadas, pienso en sus antiguos moradores, en el esfuerzo de subir a la ciudad y de bajar cada día para los trabajos que demandaba la estación: arar, sembrar, cosechar, los ganados, ir por agua a La Coracha... Son calles estrechas, medievales, sin alcantarillado, a las que se arrojaba agua e inmundicias desde las casas... Ello supone que en algunos puntos la pestilencia sería considerable. Imagino también a los vecinos en sus momentos festivos y devociones, siendo uno de los más significativos la “subida” de la Virgen de Tejeda desde su santuario en Garaballa en el primer Septenario (1639) y los que le siguieron. Cabe destacar la plaza Mayor y sus iglesias –Santa María la Mayor y la Santísima Trinidad-, y también San Bartolomé, San Miguel, San Juan, San Pedro... De Santa María apenas hemos dichos en este artículo, pues desearía dedicarle una entrada en exclusiva. Y otra a la singular estructura de La Coracha y torre de San Roque. Merece la pena detenerse en las magníficas puertas de sus murallas, incluyendo la postergada y humilde “Puerta Falsa” o de San Francisco -abierta en la ladera norte-, por donde parece ascendían a la villa los frailes del convento de este nombre, sito en el poniente del cerro, al otro lado del río Ojos de Moya.

La labor reconstructora llevada a cabo en puertas y murallas por las entidades patrocinadoras y la Escuela Taller de Empleo ha sido notable; pero dada la magnitud del recinto, apenas se percibe en el conjunto. Con todo, convendría no olvidar el solitario solar moyano y asegurar al menos las principales ruinas. Pues sus posibilidades de explotación turística y como centro de interpretación cultural e histórico son extraordinarias.

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Ruinas de Moya (Cuenca), vista interior de la Puerta de San Juan, antes de la restauración
[Foto de T.S.F., tomada de "Los septenarios. Moya por Santa María" (Valencia, 2004), p.182].


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Ruinas de Moya (Cuenca), vista interior de la Puerta de San Juan -siglo XIII-,
sita en el Segundo Recinto (2012).

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Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la vertiente occidental del cerro moyano,
con detalle de algunos de sus  principales elementos arquitectónicos, desde el río Ojos de Moya (2012).


En suma: cada vez que visito las ruinas de Moya –ciudad amurallada, medieval y moderna- regreso con una sensación de desazón en el espíritu: pienso en la fragilidad de las obras humanas y en que sólo Dios y su amor son eternos. Y para subirme el ánimo, en tono de humor me pregunto: ¿Qué dirían los marqueses, si levantaran la cabeza? Vale.





[1] LÓPEZ DE ATALAYA ALBADALEJO, Ana. Un acercamiento a la problemática del patrimonio artístico conquense a partir del retablo de la Trinidad de Moya, en: Moya, su historia, sus tierras, sus hombre, sus tradiciones, obra coordinada por Eusebio Gómez y Teodoro Sáez, Editada por la Asociación Amigos de Moya, Valencia, 2000, pp. 113-117.
[2] CÁRCEL ORTÍ, Mª Milagros. Relaciones sobre el estado de las diócesis valencianas, Valencia, 1989, vol. III [Segorbe], pp. 1.740-1.741.
[3] SUÁREZ, Luis. La construcción de la cristiandad europea, Biblioteca HomoLegens 39, Barcelona, 2008, p. 203.
[4] SÁEZ FERNÁNDEZ, Teodoro. El Hospital de Santiago de Moya, en: Moya, su historia, sus tierras, sus hombre, sus tradiciones, obra coordinada por Eusebio Gómez y Teodoro Sáez, Editada por la Asociación Amigos de Moya, Valencia, 2000, pp. 36-42.
[5] SUÁREZ (2008), p. 203.
[6] SÁEZ FERNÁNDEZ (2011), p. 36-42.


BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA:
* GÓMEZ, Eusebio y SÁEZ, Teodoro (2001). Moya, su historia, sus hombres, sus tradiciones, Edita "Asociación Amigos de Moya (Cuenca)", Valencia.
* ID (2004). Los septenarios. Moya por Santa María, Edita "Asociación Amigos de Moya (Cuenca)", Valencia.
* PITARQUE, Juan, HINAREJOS, Niceto y GÓMEZ, Eusebio (2007). Moya (Cuenca), tierras de frontera (1269-1375), Historia y Documentos (a la luz del Archivo de la Corona de Aragón). Coordinador: Teodoro SÁEZ. Edita "Asociación Amigo de Moya (Cuenca)", Valencia.
* SÁEZ FERNÁNDEZ, Teodoro (2011). Guía práctica de Moya (Cuenca), Edita "Asociación Amigos de Moya (Cuenca)", Segunda edición, Valencia, 2011 [Cuenta con la colaboración especial de Eusebio Gómez García y de Niceto Hinarejos Ruiz e incluye un plano general desplegable de las ruinas de Moya].

10 comentarios:

Ismael Roger Martínez dijo...

Ha sido grato leer tu artículo sobre las ruinas de Moya. Realice una visita hace muchos años, cuando era pequeño, en un viaje con el colegio del que tengo pocos recuerdos. Leer tu artículo me ha venido bien para conocer y saber más sobre Moya. Una pena que no se haya podido conservar mejor el recinto.

Comentar que los Marqueses de Moya, Don Andrés de Cabrera y Doña Beatriz de Bobadilla, están de actualidad ahora en la serie de televisión "Isabel" de TVE:

http://lab.rtve.es/isabel/arbol/personajes/andres_cabrera.html

http://lab.rtve.es/isabel/arbol/personajes/beatriz_bobadilla.html

Un abrazo.

mariano dijo...

Enhorabuena Alfredo por los los dos reportajes sobre Moya.Son una maravilla.Ya le he adjuntado a Teodoro Sáez, Cronista Oficial de MOya, ambos enlaces para que los vea .
Sigo con asiduidad tu blog
Saludos cordiales
Mariano López Marín
Cronista Oficial de Salvacañete (Cuenca)

ALFREDO SÁNCHEZ GARZÓN dijo...

Hola, Ismael: gracias por tus palabras, siempre es agradable el halago, pero el mejor es que le lean a uno. Sigo con atención la serie "Isabel" que están poniendo estas semanas en televisión -donde se dice de los primeros marqueses de Moya-; me parece estupendo que se hangan este tipo de series, para ilustrarnos y educarnos a los españoles en el conocimiento de nuestra extraordinaria historia. Gracias también por los enlaces. Saludos y un abrazo.

ALFREDO SÁNCHEZ GARZÓN dijo...

Estimado compañero Mariano, un placer saludarte y gracias por los elogios. Me alegra le hayas mandado los enlaces al señor Sáez, al que admiro por su labor: yo también se los hubiera enviado, pero desconocía su dirección... Gracias también por seguir mi blog, pues siempre es agradable que alguien se interese por nuestro trabajo, especialmente los que compartimos esta pasión por la historia y el devenir local. Espero y deseo que sigamos en contacto. Un abrazo.

Unknown dijo...

Muchas gracias D.Alfredo por este magnífico reportaje al tiempo que lección de historia. Ha sido un placer recorrer de nuevo estos parajes tan especiales.

Javi dijo...

Sigue siendo visitable?.

Por donde para, ya que con el google maps., no lo encuentro.

Gracias

ALFREDO SÁNCHEZ GARZÓN dijo...

Hola, Javi: las poblaciones cercanas a las ruinas de Moya más importantes son Landete, Cañete y Salvacañete (Cuenca), en las proximidades del Rincón de Ademuz (Valencia), un saludo.

Javi dijo...

desde ayer, sigo buscándolo por medio del google y sinceramente, no lo pillo.- Sería tan amable de darme la ubicación.- Gracias

ALFREDO SÁNCHEZ GARZÓN dijo...

Busque en Google "moya, ruinas", y a continuación en Maps, se dará de bruces con las ruinas de Moya, que quedan en un cerro, entre Landete y Santo Domingo de Moya, yendo por la CUV-5003. No puedo ser más preciso... Que disfrute de la excursión. Un saludo.

Napoleón Catarineu Nieto dijo...

Querido amigo Alfredo: enhorabuena por el resultado de esas ilusiones que, como decía D. Camilo,no serian nada sin un poco de inspiración y un mucho de trasudación. Coincido tb contigo en ser médico jubilado; mi nombre es Napoleón Catarineu. Gracias a tí sé algo de la pobre y desmoronada villa de Moya. ¿Se podría acceder a alguna información de esos hospitales derruidos en algún archivo municipal, o en el archivo histórico de Cuenca? Si alguna vez vienes por Valencia tendría mucho gusto en invitarte a una paella, y charlamos. Mi tº 659514812. Abrazos.