martes, 29 de noviembre de 2022

VIII FIESTA DE LA MANZANA ESPERIEGA: VALLANCA 2022

Una fiesta en honor de la manzana esperiega en el Rincón de Ademuz.



«Me gustaría regalarte un ramo de esperiegas».


«[...] en el siglo pasado

nuestras manzanas esperiegas se exportaban al Reino Unido

y según nuestros antepasados

eran muy valoradas por la realeza británica»

-Gómez Villalba, agricultura.




Palabras previas.

Tras dos años de dolorosa ausencia, por causa de la Covid-19, este año ha regresado la añorada Fiesta de la Manzana Esperiega al Rincón de Ademuz, ¡alabado sea Dios! Y lo ha hecho en la villa real de Vallanca, “la que fue de plata y blanca” -al decir de Luis B. Lluch Garín (1907-1986) en aquel entrañable artículo de Las Provincias: Notas de un viaje al Rincón de Ademuz (1956)-.

Había muchas ganas de celebrar de nuevo este particular evento, no en vano constituye uno de los momentos especiales de convivencia (celebración, comercio...) entre los lugareños, y con los amigos y visitantes del entorno más próximo. La última Fiesta tuvo lugar en Ademuz (2019), y las ganas de fiesta estaban a flor de piel, lo que se ha puesto de manifiesto este año en Vallanca, al tiempo que hemos observado una disminución en la oferta del producto rey de la fiesta: la aromática (azucarada, carnosa, deliciosa, olorosa, pintada, sabrosa, sazonada, substanciosa), la enjundiosa manzana esperiega... -que diría Paco Candel (1926-2007).

Mi opinión no cuenta, porque soy pesimista por naturaleza, quiero decir realista; pero muchos son los que coinciden en pensar que nuestra generación -la nuestra, no la de nuestros hijos- verá desaparecer los manzanos y las manzanas de la comarca. Y lo digo con pesar, porque las condiciones climáticas del Rincón de Ademuz, su tierra, el agua... son extraordinariamente favorables para el cultivo de esta singular fruta. Hay procesos históricos, económicos y sociales que no se pueden detener, ni revertir, y este es uno de ellos. ¡Pero cuánto me gustaría equivocarme!

Valga esta crónica en homenaje a todos los que han colaborado para que la Fiesta de la Manzana haya podido celebrarse un año más, en particular a esa entusiasta Asociación Turística ATRA Rincón de Ademuz, a los voluntarios y al Ayuntamiento de la Villa Real de Vallanca.


VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022.
Detalle del adorno de la fuente de la plaza de España.

Detalle de cartel editado con motivo de la VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022.


La tarde del sábado, una primera visita.

Mi primera visita a la Fiesta de la Manzana fue el sábado por la tarde; el cielo estaba relativamente despejado y la temperatura aceptable, aunque conforme el sol bajaba -y en las alturas vallanqueras baja pronto-, el relente del atardecer se hacía notar.

Subí con unos amigos, y lo que más nos llamó la atención fue lo arreglada, limpia y ordenada que estaba la villa. Hay que reconocer que Vallanca es un de los pueblos más aseados de la comarca, y ello no obstante su peculiar urbanismo, sus cuestas, rincones y vericuetos. Casas Altas y Casas Bajas no le andan a la zaga, porque también lucen por lo cuidados y limpios que están. Y lo digo sin ambages, ni con con intención de adularles, pues también diría lo contrario si fuese el caso. Pero Casas Altas, Casas Bajas y Vallanca se llevan la palma en este sentido, y también Puebla de San Miguel, todo habrá que decirlo.

Nos llamó la atención también la cantidad de vehículos que había, tantos que no se podía aparcar por ningún lado. Tuvimos que atravesar la villa por la parte de abajo (calle Molino y avenida de la Virgen de Santerón) y subir hasta los aparcamiento del Cementerio, pues por ninguna parte encontramos sitio donde dejar el coche. Claro, todos llevamos coche; sin coche no se puede estar en el Rincón de Ademuz. Los aparcamientos son siempre un problema, en particular cuando se reúne tanta gente; no en vano nuestros pueblos tienen un origen rural, y algunos bajo Medieval, y sus calles y plazas fueron concebidas para el tránsito de personas y de caballerías más o menos cargadas, no de vehículos de cuatro ruedas a motor. No obstante, mal que bien se van acondicionando, improvisando, aparcamientos de coches aquí y allá, en el caso de Vallanca en la calle Fuensomera (por el cementerio), en la calle Luna, en la calle Fuente de los Avellanos, en la Era por encima de la calle Molino…

Asimismo, nos dimos cuenta que los organizadores de la Fiesta habían pensando en la gente mayor, particularmente en los varones de cierta edad, que precisan ir con alguna frecuencia al servicio, como las gestantes, pues había WC públicos en la Biblioteca, en el Molino, en las Escuelas. ¡Qué alivio, de lo contrario tiene uno que arrimarse a cualquier esquina oscura o meterse entre dos coches para desaguar! Pero las mujeres lo tienen peor… Es por ello que es de agradecer que los organizadores hayan pensado en estos detalles de intendencia nada nimios.

De la parte de Fuensomera bajamos por la calle Nueva y allí encontramos la primera exposición: “Casa Paquita”, la hija de José y Emilia, donde cogimos fuerzas para comenzar la maratón de visitas. Calle abajo dimos en la calle Vallejo (antigua calle del Caudillo), allí encontramos dos exposiciones: “El Salón del tío Marcos”, un bajo donde parece se celebraban bodas y bailes, al menos había allí dispuestos retratos de bodas y bailes de los años cincuenta, sesenta… todo ello muy bien dispuesto, con multitud de interesantes cachivaches que me llamaron la atención. La misma exposición albergaba “Esculturas de reciclaje” de nuestro estimado Juan Gorro. En la calle Larga dimos con otra exposición: “Turrón artesanal”, allí había también variedad de utensilios usados para la elaboración del dulce, y platos en los que se podía probar, y un vídeo muy didáctico relativo a su fabricación. De la exposición del turrón fuimos a la plaza de España, subiendo por la calle Cuesta la Plaza (antigua calle Calvo Sotelo), pues era la plaza de España el centro neurálgico de la Fiesta, un espacio de reducidas dimensiones frente a la iglesia parroquial de singular encanto. La plaza de España posee en su centro una fuente con brocal y un pilar con farolas que estaba muy adornado, bellamente adornado, originalmente adornado, diría yo. En la Plaza se halla también la Casa Consistorial, y en una esquina la antigua Casa Abadía, que luce un notable escudo labrado en la fachada.

En la plaza de España (una vez más, aprovecho para felicitar a los vallanqueros por tener una plaza dedicada a nuestro país, me refiero a España; en particular en estos tiempos en que parece que muchos españoles se avergüenzan de serlo), había multitud de puestos de todo tipo con miel, mermeladas, quesos, varios puestos de manzanas, nueces, etc. Allí estaba también el estand de ATRA con folletos de información y propaganda. El ambiente creado por los puestos, las banderitas en la parte alta, una música que sonaba (Sarao de bailes tradicionales), la parroquial abierta e iluminada… todo ello contribuía al ambiente amable distendido, festivo...) que se respiraba. Las fachadas de las casas que forman la vertiente septentrional de la plaza de España -frente a la Casa Consistorial- son dignas de verse; no obstante la rehabilitación sufrida, conservan el aire que antaño gobernaba el lugar, con sus balcones de madera torneada y altos solanares…

Entramos en la iglesia parroquial, espacio religioso y lugar de culto siempre digno de visitar, por la belleza de sus esgrafiados y la particular atmósfera que allí se respira. Había unos grandes paneles apoyados sobre los primeros bancos, con adornos florales y de otro tipo en los que el colorido y las formas llamaban la atención. Dimos una vuelta por el interior del templo, ya digo que muy iluminado, y que lucía espléndido. En la plaza continuaba el jolgorio, aunque la música había cesado. En la antigua Casa Abadía había una exposición dedicada a la “Virgen de Santerón”, con multitud de objetos religiosos, entre los que destacaban los mantos. La imagen de esta Virgen es “de las de vestir”, y posee muchos mantos, al menos uno para cada día del septenario. Calle arriba llegamos al espacio abierto de El Castillo (antigua calle General Mola), todo él lleno de puestos con variados productos. El Castillo es otro espacio singular, situado al sur del caserío, lugar donde antiguamente pudo haber una fortaleza o torreón defensivo situado sobre la Cueva del Hocino. El paraje, que pudo albergar cambrillas y eras de pan trillar, constituye un amplio mirador sobre la vega del Bohílgues, desde donde puede verse la Ermita de San Roque, que queda sobre un cerro al poniente de la villa.

Desde el lugar del Castillo nos dirigimos al bar atravesando la plaza de España y subiendo por la calle Cruces; nuestra intención era tomar algo caliente, para templar el cuerpo, pues empezaba a refrescar. Encontramos el bar cerrado, ¡una lástima!, pero pudimos ver una “Exposición de pintura vallanquense”, y más adelante otra exposición con “Oficios en miniatura” de Mila Cortés (de Puebla de San Miguel): el lugar que albergaba esta exposición era una casa antigua, muestra de cómo se vivía en otro tiempo no tan lejano, verdadero museo etnográfico.

Nuestros amigos, personas de edad, estaban cansados, razón por la que decidimos finalizar la visita a la Fiesta. A esa hora comenzaba en el salón de plenos del Ayuntamiento una conferencia del presidente del Instituto Cultural y de Estudios del Rincón de Ademuz (ICERA), don José Enrique Gargallo Gil (El paisaje lingüístico de mi Rincón), a la que me hubiera gustado asistir. Algunos de los asistentes me dijeron después que mereció la pena. Espero que la disertación se repita en otro lugar, y poder asistir…

Calle Cruces adelante salimos a la calle Fuensomera por el Cementerio, donde teníamos aparcado el vehículo. De regreso a casa comentamos con nuestros amigos las impresiones causadas por la Fiesta, y todo fueron parabienes. Por la belleza y sencillez de los adornos, generalmente basados en hojas secas y manzanas, por la organización del evento y lo bien dispuesto que estaba todo. También es cierto que de noche las cosas se ven diferentes. Y de esta forma dejamos Vallanca, saliendo por la calle Virgen de Santerón y Molino, con la intención de subir de nuevo el domingo y ver más cosas…


Portada del desplegable editado con motivo de la VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022.


VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022.
Detalle de los adornos en la fachada de una exposición.


VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022.
Detalle de frutero de cristal con esperiegas en una exposición.


VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022.
Detalle de adorno de calle con manzanas y hojas secas ensartadas.


VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022.
Detalle de manzanas esperiegas en el mercadillo de la plaza de España.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022.
Detalle de adornos en la fuente de la plaza de España.


VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022.
Detalle de presentación de manzanas para el concurso:
Me gustaría regalarte un ramillete de esperiegas.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022.
Detalle de figura: El rompedor de nueces.


VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022.
Detalle de adornos en la exposición de la iglesia Parroquial.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022.
Detalle de adornos en la exposición de la iglesia Parroquial.


VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022.
Detalle de puesto en el mercadillo de la plaza de España.

La mañana del domingo, una segunda visita.

La mañana del domingo subí de nuevo a Vallanca, en esta ocasión iba solo, mis acompañantes de la tarde del sábado no pudieron. Ya conocen el dicho: El hombre propone y Dios dispone… Tuve suerte, porque la mañana lucía espléndida y la temperatura era muy agradable. Camino de Vallanca me preguntaba dónde aparcaría, con la esperanza de encontrar algún lugar próximo a la entrada del pueblo; pero al llegar observé que todo estaba tan lleno como el día anterior. Así que como el hombre es animal de costumbres, me dirigí al lugar donde había aparcado el sábado, esto es, a los aparcamientos dela calle Fuensomera.

Desde la calle Fuensomera, situada por debajo del cerro de la Ermita hay una buena perspectiva del caserío; de las chimeneas de algunas casas salían columnas de humo blanco, las estufas debían estar ya encendidas. Por la calle Fuente de los Avellanos bajé no sé cómo hasta la calle Virgen de Santerón y sobrepasando la Fuente de los Caños llegué a la calle del Molino. A la mano izquierda queda la Cueva del Hocino, “una cueva de tosca natural […] que sirve de abrigo á los pobres mendigantes” -al decir de Madoz (1849)-; y poco más abajo el Molino de La Tosca y el Lavadero: en ambos lugares había exposición, me llamó la atención la del lavadero, por el muñeco, ¡muy realista!, que representaba una “mujer lavando” la ropa. Tan bien paraba que parecía de verdad… En la calle del Rosario estaba la exposición de la “Antigua casa del barbero-practicante”, con los instrumentos del oficio, y en la calle la Carda la “Casa Guarcho”, con una exposición de artesanía. Más arriba estaba “Bodega Politín”; en la calle de El Empedrado, de este nombre por el notable empedrado que tuvo la vía -una lástima que no lo conservaran-, se hallaba la exposición de la Fuente; calle abajo di de nuevo en la calle Molino y vía adelante llegué a la entrada del pueblo, para subir a la plaza de España por la avenida del Cid -un nombre de resonancias épicas.

Pasear por las pinas calles de Vallanca constituye una experiencia en sí misma, y para este recorrido no se precisa de ningún evento concreto que los justifique. Basta subir a la villa y perderse por el vericueto de calles, placetas y rincones. Durante el trayecto podremos ver también casas notables, muchas de ellas rehabilitadas con gusto; otras no tanto. Pero ya digo que predomina lo bueno, lo limpio y ordenado: al menos tal cual yo lo entiendo. Vale la pena fijarse también en el nombre de las calles, ya que algunas llaman la atención por su sencillez y frescura, como la calle Luna, la calle Parra, la calle Carda, la calle Fuente el Ponce, calle Fuensomera, calle Fuente de los Avellanos, calle Vallejo… Decía que la calle Vallejo corresponde a la antigua calle Caudillo, la calle Regajo a la antigua Calvo Sotelo y El Castillo a la calle General Mola. Me quedo con los nuevos nombres, pero para eso no hacía falta reescribir la Historia, ni leyes como la de Memoria Histórica.1 En la parte alta del caserío hay una calle de nombre “Rey Carlos II”, imagino que de reciente alumbramiento. El rey Carlos II de España (1665-1700), alias el Hechizado (apodo puesto por los historiadores Borbones -digamos los afrancesados-, para denigrar al último rey de la dinastía austriaca), fue el monarca que concedió el título de villa real a Vallanca, y su independencia de Ademuz. Fue persona de poca salud, pero nada tonto ni hechizado, pues supo rodearse de gente competente -como el conde de Oropesa: Manuel Joaquín Álvarez de Toledo y Portugal (1641-1707)- que resolvió los importantes problemas económicos que presentaba España a finales del Seiscientos. Bien se merece el último de los reyes españoles de la casa de Austria que le hayan dedicado una calle, pues como dice el refrán: Es cosa de bien nacidos ser agradecidos... El refrán no debe confundirse con este otro que dice: Es de bien nacido zamparse cada semana un cocido…

Subiendo por la avenida del Cid, a la mano izquierda de la vía había otra exposición: “Fotografías y Septenarios”, muy interesante para los devotos de este arte. Poco más arriba, en el entorno de la calle Luna encontré tres exposiciones más: “Casa Julieta”, donde podía verse un hogar antiguo y otra intitulada “Reflejos de lo invisible”, en la que Isabel López Valero, geóloga y “crecedora de cristales”, mostraba sus maravillosos cristales. Los cristales de Isabel no se pueden describir, hay que verlos… Poco más abajo, antes de llegar a la Casa del Pósito, antigua escuela pública, había otra exposición entrañable: “Taberna Pepajillo”, con una puesta en escena de los años setenta...

El domingo había comenzado con la apertura del mercadillo y las exposiciones; a continuación tuvo lugar en la Plaza un singular concurso: “El rompedor de nueces”, en el que varios concursantes, atendiendo a unas normas básicas, debían cascar nueces sobre un tronco de madera; el ganador sería el que más nueces rompiera en un tiempo cronometrado, y el que mejor presentara los gajos… Las nueces en Vallanca han sido siempre un producto selecto, por su abundancia y calidad. ¡Lástima que no se haya podido o sabido explotar mejor tan extraordinario producto! Su sabor es inigualable, nada que ver con el de otros lugares, y menos con las importadas. Cuando el ilustrado botánico Cavanilles estuvo en la zona -esto fue a comienzos de septiembre de 1792- le llamaron la atención los “monstruosos” nogales de Castielfabib;2 seguramente no se fijó en los de Vallanca, que nada tienen que envidiar a los de Castiel… Sobrepasado el medio día tuvo lugar en la plaza Luis Corominas una singular representación: “La novia de Vallanca” -había tal aglomeración de gente que solo los de las primeras filas pudieron disfrutarla. De la “novia de Vallanca” se dice que llegó tarde a su boda, y tal debía ser su “falaguera” en aquel día que se presentó sin bragas… otros dicen que con las medias del revés -vaya usted a saber.


VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle del mercadillo en El Castillo.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle del concurso "El rompedor de nueces" en la plaza de España.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle del mercadillo en la plaza de España.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle manzanas en un puesto del mercadillo de El Castillo.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle del mercadillo de El Castillo.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle del adorno floral en El Castillo.


VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle del adorno de la fuente en la plaza de España.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle de adorno en un ventana rejada.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle de adorno en la fachada de la parroquial.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle del mercadillo en la plaza de España.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle de puesto en el mercadillo de la plaza de España.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle de puestos en el mercadillo de El Castillo.

Ruta de la tapa.

Dice el refrán: Sin condumio no hay fiesta que valga -una vez más el dicho acierta. La Fiesta de la Manzana Esperiega se viene acompañando de una “Ruta de la tapa”, en la que colaboran distintas empresas comarcales de restauración. La manzana esperiega debe ser uno de los ingredientes en estas tapas, siempre con nombres sugerentes:

Bar La Cabaña (Ademuz): Solomillo en salsa con compota de manzana.

Bar Pitoches (Ademuz): Trufa de morcilla con compota de manzana esperiega.

Casa Emilio (Torrebaja): Sorpresa.

Bar San Miguel (Puebla de San Miguel): La Miguelina.

Rincón de Francho (Torrebaja): Tosta de revuelto de manzana y roquefort.

Chiringuito Castielfabib (Castielfabib): Caloyo de manzana.

Centro Cultura Los Santos (Los Santos): Tosta de setas con Delicia de Esperiega.

Centro BTT Santerón (Vallanca): Pintxo de compota de manzana con morcilla de arroz y piñones.


Estas delicias de boca (a 3,50 € la tapa, bebida incluida: cerveza, vino, refresco) verdaderos “boccato di cardinale”, como los cristales de Isabel la Jacinta, no se pueden describir: los cristales hay que verlos y las tapas hay que comerlas. Como en ediciones anteriores, a los degustadores de estas deliciosas tapas se les ofrecía la posibilidad de valorarlas, y de participar en el sorteo de un fin de semana en uno de los alojamientos de ATRA.


VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Tapas de la ruta y dónde tomarlas.


VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle de objetos en "El salón del tío Marcos. Bodas y bailes.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle de objetos en "El salón del tío Marcos. Bodas y bailes.


Murales y casilicios.

Ante la imposibilidad de presenciar la representación de “La novia de Vallanca”, y para aprovechar mejor mi estancia en Vallanca, pues ya digo que la mañana lucía espléndida, se me ocurrió acercarme hasta la Ermita de San Roque, para disfrutar del panorama. En el entorno de la ermita se halla el Mirador de San Roque, desde el que puede disfrutarse de una espléndida vista en cualquier momento del año; en el Mirador se dan cita naturaleza, tradición e historia.3 Camino de la ermita me llevé una gran alegría al ver que en el trayecto habían colocado los tres pilones del Calvario local que faltaban: Estación VIII (Jesús consuela a las hijas de Jerusalén), IX (Jesús cae por tercera vez) y X (Jesús es despojado de sus vestiduras). Los pilones se basan en una estructura de obra de mampostería de piedra encarada como basa, y un alto casilicio de travertino, con techo plano, en cuyo fondo se halla el plafón correspondiente, basado en doce ladrillos de cerámica coloreada en un marco de hierro encristalado. ¡Bien por los de Vallanca, que han sabido recuperar esta forma de patrimonio religioso, sencillo y hermoso a la vez! En el camino de subida observé también que de trecho en trecho habían dispuesto varios bancos de hierro colado, orientados hacia el sureste, esto es, mirando hacia la villa. Se trata de bancos con estilo (neomodernistas), muy bellos. Asimismo, habían recuperado el entorno de la ermita y las antiguas eras de pan trillar, y puesto aquellas grandes calderas para la destilación de la esencia del espliego a modo de museo al aire libre, con paneles informativos relativos a aquella actividad: El espliego más allá del aroma. En uno de los depósitos del abastecimiento de agua potable habían pintado también un mural (junto a la estación XI del Calvario); en la pintura figuraba un simpático pájaro, tal vez una alondra (Alauda arvensis) embelleciendo el entorno. El mural continuaba por la zona lateral y posterior, donde había otra de estas avecillas de aguda mirada, recio pico y cola corta, y lo firmaba “XOLACA de tripas aerosol”.

Contemplando el panorama que se observa desde el Mirador me apercibí de otra novedad, que en el frontal del nuevo depósito del agua potable que hay en el cerro sobre el que asienta la villa habían pintado otro gran mural en el que figura con grandes letras: VALLANCA. Con la intención de tomar una fotografía de cerca me encaminé hacia el cerro, subiendo por un camino de tierra que corre por la ladera. Una vez en el lugar hice las fotos que pretendía, pensando que el mural será una buena propaganda para ubicar la villa: aunque no se vea desde la carretera lo verán los que pasen volando, en avión o helicóptero, se entiende. Desde el lugar del depósito la mirada abarca un amplio panorama: desde la Sierra de Santerón (poniente) hasta las estribaciones de Javalambre (levante), pasando por el Pinar Llano y las Cuestas de Moya, que quedan al sur. Fue por estas cuestas por donde Cavanilles descendió a la villa de Vallanca, procedente de Santa Cruz de Moya...


VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle de Mural en el depósito del agua potable.


VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Detalle de Mural en un depósito del agua potable del cerro de la Ermita.

VIII Fiesta de la Manzana Esperiega: Vallanca 2022. 
Vista parcial de Vallanca desde el cerro de la Ermita.


Palabras finales.

Tras dos años de ausencia, el Rincón de Ademuz ha celebrado la VIII Fiesta de la Manzana Esperiega, y ha sido en Vallanca. El acontecimiento se esperaba con ilusión, y también con incertidumbre, porque nunca se sabe lo que puede ocurrir -no en vano el esfuerzo y la ilusión han sido formidables.

El número de visitantes ha sido también importante; un buen medidor podría ser la enorme cantidad de vehículos que en distintos momentos iban ocupando los espacios destinados para el aparcamiento: calle Fuensomera (cementerio), calle Luna, calle Fuente de los Avellanos, calle Molino: Ni en los septenarios de Santerón acude tanta gente, que ya es decir... -me comentaba un lugareño.

Los organizadores del evento han estado a la altura, con 21 exposiciones, además de los talleres infantiles. La ubicación de los servicios públicos (WC), ha sido también acertada (Biblioteca, Molino, Escuelas), y es de agradecer.

La parroquia ha contribuido abriendo las puertas de la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, que lucía espléndida, mostrando los extraordinarios esgrafiados que cubren sus muros interiores. Estos días de puertas abiertas se han hecho extensivos también al Molino de La Tosca.

Y qué les voy a decir de la Comida Popular, que tuvo lugar en la nave de las antiguas Escuelas (Jaime I el Conquistador), con un menú a base de potaje, y ello por el módico precio de 16 €. No estuve en la comida -porque uno no puede estar en todo-, pero según me dijeron fue un potaje en condiciones, y se podía repetir.

Los visitantes tampoco han podido quejarse de falta de información, pues no se han escatimado medios en este capítulo: basta ver el desplegable editado al efecto, con publicidad en página web,4 medios sociales, códigos QR, un apretado programa, y un estupendo plano de la villa real de Vallanca, con la correspondiente leyenda relativa a la ubicación de las exposiciones, monumentos, aseos, aparcamientos… aunque siempre habrá quien ponga alguna pega.

En suma: demos gracias por haber podido celebrar un año más esta particular Fiesta comarcal en la que se homenajea a la Manzana Esperiega, una fruta excepcional que corre el peligro de desaparecer del Rincón de Ademuz en las próximas décadas. Mientras tanto, disfrutemos y comamos, que mañana ya veremos. Vale.

© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN.

De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).


__________________________________________________

1. SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. La Ley de Memoria Histórica en el Rincón de Ademuz, en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del lunes 30 de enero de 2012.

2. SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. El Rincón de Ademuz visto por el botánico Cavanilles (I y II), en la web Desde el Rincón de Ademuz, del jueves, 15 de marzo de 2012. ID (2022). Antonio José de Cavanilles Palop (1845-1804, un hombre de la ilustración valenciana en el Rincón de Ademuz, en Desde el Rincón de Ademuz (I), autopublicación Kindle Direct Publishing (Amazon), segunda edición, pp. 149-158.

3. ID. Desde el Mirador de San Roque en Vallanca (I y II), en la web Desde el Rincón de Ademuz, del jueves, 8 de mayo de 2014. ID (2022). Desde el Mirador de San Roque en Vallanca (I y II), en Desde el Rincón de Ademuz (III), autopublicación Kindle Direct Publishing (Amazon), primera edición, pp. 341-353.

4Asociación Turística ATRA-Rincón de Ademuz: VIII Fiesta de la Manzana Esperiega 2022

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Fantástica la feria. Enhorabuena a los organizadores 🍏 una observación, demasiado texto en Internet no se lee tanto. Mejor 1 resumen.

ALFREDO SÁNCHEZ GARZÓN dijo...

Estimado Anónimo, no tengo costumbre de responder a los lectores anónimos, pero haré una excepción para explicar algo. Los artículos de este blog (de crónica, investigación, opinión...) están destinados a un libro. De hecho, hasta ahora han salido tres libros (de 500 páginas) bajo el mismo título del blog -DESDE EL RINCÓN DE ADEMUZ-: puedes encontrarlos tecleando mi nombre en el casillero de búsqueda de "Amazon".
Respecto a la extensión del texto, todo el relativo; sucede lo que con los lectores de periódicos: unos leen los artículos de fondo y otros se limitan a leer los titulares de las noticias; hay de todo... En el caso del blog, unos leen todo el texto y otros se conforman con leer los pies de foto o mirar las imágenes. En cualquier caso, basta un clic de ratón para que la página desaparezca de la pantalla, porque nadie está obligado a leer más de lo que le apetece. Un cordial saludo, y gracias por tu comentario.

Anónimo dijo...

Respecto a la manzana espdriega que pueda desaparecer creo que pueda ser por las nuevas variedades
Q

ALFREDO SÁNCHEZ GARZÓN dijo...

Personalmente creo que desaparecerá la manzana esperiega y por supuesto todas las demás variedades, por la sencilla razón de que no hay relevo generacional de agricultores en la comarca. Producir manzanas y frutales en general es muy caro, y si no cambian las circunstancias -y no hay indicios de que vayan a cambiar-, las manzanas del Rincón de Ademuz desaparecerán... sin la menor duda, lector anónimo. Pero como digo en el texto, ¡cuánto me gustaría equivocarme! Saludo.