domingo, 25 de diciembre de 2011

JULIÁN MARTÍNEZ VIALANAIT, (a) “EL FRANCÉS”.

Recuerdos -evocaciones y remembranzas- de un octogenario 
afincado en Torrebaja (Valencia).




“No digas que el tiempo pasado fue mejor que el presente; 
las virtudes son las que hacen los buenos tiempos,
 y los vicios los que los vuelven malos”
-Agustín de Hipona (354-430),
padre de la Iglesia latina-.


            
Palabras previas.
         
Conozco a Julián (a) el Francés –me refiero al señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931)- desde hace muchos años, prácticamente desde la infancia... Ya entonces le admiraba, como le admirábamos todos los niños y muchos mayores de entonces por sus cualidades; esto era en los últimos cincuenta y primeros sesenta, cuando venía a Torrebaja para festejar con su novia.

Llegaba desde Francia en una moto "Vespa" y estaba por aquí varias semanas, generalmente para las fiestas patronales de septiembre, en que se celebraba a Santa Marina la Melonera. Se hospedaba en casa de algún familiar o en la fonda de Las Lucías; porque, aunque nacido en Francia, desciende de Torrebaja por vía paterna. Cuando participaba en actividades competitivas, carreras ciclistas y pedestres en especial, causaba asombro y fascinación entre la chiquillería por quedar invariablemente el primero o uno de los primeros en casi todas las competiciones. Cabe decir que la actividad deportiva, excluyendo el juego de pelota, era aquí casi inexistente en aquella época. Sin embargo, lo más notable de él no era la potencia de su pedalada y su resistencia física, sino su ingenuidad, la bondad y simpatía que poseía; porque, contra lo que pueda parecer, el señor Julián era y sigue siendo un hombre bueno, servicial y solidario.

Prácticamente, toda su vida laboral la ha hecho en Francia, donde vivió durante años; sin embargo, su vinculación afectiva con España, con el Rincón de Ademuz y Torrebaja en particular ha sido siempre intensa y continuada. Mucha gente le trata en la comarca y fuera de ella, pero todos le conocen por el Francés –apelativo común para muchos de los emigrados o nacidos en el país galo-. 


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El señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931)
a la puerta de su casa en Torrebaja (Valencia).


Mi relación con él se profundizó a raíz de su venida a Torrebaja a principios de los noventa, pues tras su jubilación se instaló en nuestro pueblo con su esposa: no en vano la ilusión del matrimonio era regresar al pueblo en cuanto pudieran, pues aquí tenían y tienen familiares, amigos y residencia. Por aquella época estaba yo en el Ayuntamiento (1991-95), y el señor Julián se ofrecía de continuo para lo que fuera, pues su capacidad para colaborar en la cosa pública era y es una cualidad esencial en él... Sólo la edad le ha puesto freno, mas sigue teniendo una voluntad de participación admirable.



Contenido de la entrevista.
Cuando le propuse mantener una entrevista -para saber detalles de su existencia y trayectoria- no puso objeción. Quedamos una tarde de mediados de diciembre, siendo este texto una recapitulación de aquella conversación informal.

-- Naturaleza, familia e infancia en Torrebaja.
  • Mi nombre es Julián Martínez Vialanait y nací en Millau (Francia), en 1931, tengo pues ochenta años... Mi padre era Julián Martínez Cañizares, natural de Torrebaja y mi Madre Luciana Vialanait Carriere, francesa... Mi padre había emigrado de joven a Francia para trabajar y estando allí conoció a mi madre, se enamoraron y se casaron... Fuimos seis hermanos, cuatro varones y dos mujeres: el mayor soy yo, después viene Luciano, le siguen Aurora, Teresa, Eduardo y Antonio, que es el menor... Luciano y yo nacimos en Francia y los demás en España, excepto Antonio, que también nació en Francia, cuando mis padres regresaron allá después de la guerra... Sí, vivimos todos, Luciano y yo en Torrebaja, tres en Francia y otro en Alemania; ya ves, cada uno por un lado...

Respecto a su naturaleza, el señor Julián se reconoce nacido en Millau (en occitano Milhau), ciudad francesa perteneciente al departamento de Aveyron, en la región Mediodía-Pirineos (oficialmente, Midi-Pyrénées). A mediados de los años cincuenta la localidad ya contaba con 19.209 habitantes;[1] en dicho municipio se halla el célebre viaducto de su nombre, el más elevado del mundo, un logro de la arquitectura y la ingeniería diseñado por Norman Foster y su equipo (2001-05).[2]


-- ¿Cómo fue eso de nacer unos hermanos en Francia y otros en España?
  • Bueno, la cosa fue que siendo Luciano y yo pequeños, cuando yo tenía 4 ó 5 años, mis padres vinieron a España para que la familia de Torrebaja nos conociera -a nosotros y a mi madre-; esto sería por el año 1935-36... Y estando aquí estalló la guerra, y ya no pudimos volver hasta muchos años después; claro, hasta que me reclamaron de Francia para hacer el servicio militar. Porque yo tenía el pasaporte francés, y esto de regresar fue ya en 1950... Cuando llegamos a Torrebaja mis abuelos todavía vivían y mi padre tuvo que ayudarles en las cosas de campo, porque ya eran mayores; y en esto que estalla la guerra... A él ya le habían advertido en Francia que la cosa estaba mal en España, pero tenía que venir por la cosa familiar que te cuento...

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El señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931) y su novia Mari
en la fuente de los Pobres de Torrebaja (Valencia), años cincuenta.


-- ¿Qué recuerdas de la Guerra Civil (1936-39) en Torrebaja?
  • Mis recuerdos de la guerra en Torrebaja son muy vagos, recuerdo muchas cosas pero sólo detalles, porque yo era entonces muy pequeño, apenas tenía 5 años cuando comenzó y 8 al terminar... Recuerdo que vivíamos en una bodega de Las Eras... Sí, en el edificio de un cubo de hacer vino que mi padre arregló como vivienda, porque mis padres no tenían posibles... Mi hermano Luciano y yo dormíamos en una habitación que había sido la olla del cubo, mi padre la abrió por un lado y la convirtió en habitación; allí dormíamos los dos hermanos... Cuando nacieron los más pequeños, ellos dormían arriba en una habitación con mis padres. Recuerdo que había muchos soldados por los pajares y cambrillas de Las Eras: cuando venían del frente a descansar muchos iban a los pajares para dormir; claro, otros dormían y comían en casas del pueblo, seguramente no había sitio para todos, porque aquí hubo muchos refugiados... Recuerdo que había unos Guardias de Etapas a la entrada del pueblo -por donde la Cruz Roja-, allí tenían una garita. También me acuerdo de cuando venían los aviones a bombardear, les llamaban “pavas”... Bombardearon varias veces, pero sólo una vez en el pueblo; en esa ocasión hicieron mucho daño, hundieron algunas casas y murieron varias personas... Otras veces dejaron caer alguna bomba por Los Llanos y El Carril o por El Rento..., pero en esas ocasiones no ocasionaron daños. Porque aquí (en Torrebaja) estaba el Estado Mayor del ejército republicano que ocupaba la zona... Pero está claro que si hubieran querido arrasar el pueblo lo hubieran arrasado...

Cuando dice que bombardearon “sólo una vez en el pueblo; en esa ocasión hicieron mucho daño, hundieron algunas casas y murieron varias personas...”, se está refiriendo al bombardeo del 26 de noviembre de 1938, que causó muchas víctimas y gran destrucción material.[3] Como bien dice el señor Julián, en Torrebaja se hallaba el Estado Mayor del XIX Cuerpo del Ejército (Bando republicano), cuyo comandante era el coronel don Joaquín Vidal Munárriz.[4]


-- ¿Qué otros recuerdos tienen de entonces, estando en Torrebaja fuiste a la escuela?
  • Claro que fui a la escuela, pero ya después de la guerra... La escuela estaba en la plaza, donde el Ayuntamiento viejo. ¿Mis maestros?, pues recuerdo a don Carmelo, al que operaron de la garganta y se murió... También fui con don Gregorio y otro que no recuerdo... Sí, me suena don Astrolabio, pero no lo recuerdo. Con ellos aprendí a leer y escribir, lo que se enseñaba entonces; pero aunque era pequeño yo ya tenía mucho interés por la geografía y por la historia... Recuerdo que iba al café de Los Cesáreos a leer Levante y a fonda de la tía Lucía, allí tenían Las Provincias... El tío “retratero” recibía El Heraldo de Aragón... Yo leía las noticias de la prensa sobre Segunda Guerra Mundial, el frente del Este, la batalla de Stalingrado, lo que pasaba con los rusos y los alemanes, veía lo mapas con las ciudades y eso... Bueno, iba, cogía algún periódico atrasado y me lo llevaba, lo leía y al día siguiente lo devolvía y cogía otro... También iba con mi hermano a buscar leña por el monte, aliagas y lo que pillábamos para el fuego de casa. Pero ya te digo, como mis padres no tenían muchos recursos fui poco a la escuela, hasta los diez años o poco mas; enseguida comencé a trabajar... Trabajé en casa del tío Roque el Manzanero, -se refiere al señor Roque Tortajada Martínez (1890-1974)- que era tío nuestro; hacía las faenas del campo, lo que me mandaban... También fui con el tío Vidal, “el padre del piloto” –se refiere al señor Vidal Gimeno Sánchez-, que vivía en la carretera... De mi infancia en Torrebaja guardo buen recuerdo, porque estábamos todos juntos, mis padres y mis hermanos, los abuelos..., pero las condiciones de vida que teníamos no eran buenas; fueron tiempos malos y mis padres -ya te digo- no tenían recursos...

-- ¿El peor recuerdo de entonces...?
  • No sé, quizá lo más penoso fuera lo que le ocurrió a mi padre... Parece que una vez –esto inmediatamente después de la guerra- estando algo bebido gritó vivas a la República y a Stalin o no sé qué, y le tuvieron unos días en el calabozo... Además, mi padre tenía una burra y después de la guerra iba por esos pueblos de la sierra a vender fruta, ciruelas, peras, uvas... -lo que pudiera, que no sería mucho-; una vez iba yo con él a Valdecuenca  por El Carril  y nos pararon dos individuos a la altura de Cuesta del Rato... No recuerdo qué le preguntaron pero él sospechó que eran miembros de la Guardia Civil disfrazados de maquis, para ver cómo respondía... Él nunca me dijo que fuera del maquis ni que hubiera colaborado o tuviera algo que ver con ellos... Pero sabía que la Guardia Civil sospechaba algo, por eso vigilaba nuestra casa... En cierta ocasión aparecieron unos cascotes de pistola en un huerto del tío Roque el Pito –se refiere al vecino Roque Gómez Gómez (1868-1963)-; sí, los encontraron por esa zona de La Cruz arriba... Alguien debió denunciar el hecho y la Guardia Civil enseguida detuvo a mi padre y a otro que llamaban el Alpargatero, uno medio delincuente... El caso es que a mi padre le llevaron al cuartel y le arrearon una paliza de miedo..., desde los huertos que hay detrás del cuartel se oían los gritos que daba...; le rompieron varias costillas. En cuanto lo detuvieron fuimos a buscar al Alcalde, que era tu padre –se refiere al señor Alfredo Sánchez Esparza (1943-56)-, pero estaba de viaje y no le encontraron... De haber estado seguramente hubiera evitado la paliza, pues él sabía que era inocente y que los cascotes de bala eran de ciertas personas de aquí con licencia de armas... Sí, son cosas que le marcan a uno, de las que no se olvidan...

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El señor Julián Martínez Vialanait  (Millau-Francia, 1931),
durante una carrera ciclista en Torrebaja (Valencia), años sesenta.



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El señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931),
recogiendo un premio en Torrebaja (Valencia), años sesenta.


-- ¿Cómo fue lo de regresar a Francia la familia después de tantos años?
  • Lo de regresar a Francia fue por varios motivos... Principalmente, porque a mí me reclamaron para hacer la mili, ya que yo había nacido allí y mis padres querían que tuviera esa nacionalidad; pero también porque aquí no teníamos medios para salir adelante; puedes imaginar, un matrimonio y cinco hijos, el mayor yo con 20 años y Luciano con 18, pero los demás todos pequeños... Por eso fue de volver a Francia... Pero el viaje no fue fácil, tuvimos muchos percances... Como mi padre no podía salir legalmente, se marchó por otro camino, pero lo detuvieron y fue a parar a la cárcel de Lérida... Allí lo retuvieron hasta que mi familia de Tarragona -el tío Silvestre y el tío Luciano, hermanos de mi padre- pagaron la fianza y lo dejaron libre; entonces fue a Tarragona y allí estuvo trabajando un tiempo, hasta que pudo salir legalmente del país con su pasaporte... Sí, nosotros entramos en Francia sin problema porque mi madre, Luciano y yo teníamos pasaporte francés... Pero las pasamos mal, porque a mi madre le retuvieron el dinero que llevaba, parece que entonces no se podía sacar dinero de España... No, no era mucho, unas tres mil pesetas que mis padres habían obtenido vendiendo una tierra en Torrebaja... Nos requisaron el dinero y se lo enviaron a mi familia de Tarragona...

-- ¿Una vez  en Francia, cómo fueron los primeros momentos?
  • Pues malos, muy malos... El primer lugar donde estuvimos fue en Béziers; allí las autoridades nos proporcionaron una habitación en un hotel. Al principio mi madre estaba sola con los cinco hijos: Luciano y yo éramos ya mayores, pero los demás eran todavía muy pequeños... Mi madre tuvo que trabajar para sacarnos adelante, pero con tanto crío no lo tenía fácil... Como allí no había buenas perspectivas, nos fuimos a Decaseville: una ciudad minera, donde vivían mis abuelos maternos. Sí, mi abuelo era un dirigente sindical muy conocido en la localidad; también había allí muchos españoles trabajando... Pero nada más llegar mi hermano Luciano enfermó, tuvo una peritonitis y se puso a morir... Gracias a la amistad que mis abuelos tenían con un médico joven que había, Luciano se salvó; como le vio tan mal, enseguida avisó a otro compañero, que era médico-cirujano y director del hospital de allí y aquella misma noche le operaron a vida o muerte... Después le pusieron unos tubos en el vientre y por allí le salía un líquido oscuro y venga líquido...; los tubos los llevó mucho tiempo, pero se salvó. No murió de milagro, y cuando el cirujano iba a ver a mi hermano convaleciente, le llamaba “mon petit mort”, mi pequeño muerto... Una cosa curiosa es que el médico joven, que era del Partido Comunista, llegó a ser Alcalde de Decaseville. El cirujano que le operó, sin embargo, era conservador; sí, eran oponentes políticos, pero en el momento de la enfermedad de mi hermano los dos se portaron como profesionales, dejando aparte la cosa política...

Tras su entrada en Francia, el primer lugar donde se afincaron fue en Béziers (Besièrs en occitano) una ciudad que a mediados de los años cincuenta ya tenía 64.929 habitantes. Se encuentra en el departamento francés de Hérault (región de Languedoc-Rosellón). La ciudad es el chef-lieu de cuatro cantones -cantón de Béziers-1, -2, -3 y -4- y la subprefectura del distrito de su nombre.[5] De Béziers marcharon a Decazeville (en occitano La Sala), población y comuna francesa, situada en la región de Mediodía-Pirineos, departamento de Aveyron, en el distrito de Villefranche-de-Rouergue y cantón de Decazeville, que a principios de los sesenta ya contaba con 11.855 habitantes.[6]


-- ¿Cómo fueron sucediendo las cosas después, qué hiciste al terminar el servicio militar?
  • Algún tiempo después ya vino mi padre y las cosas se arreglaron, pues le dieron trabajo en el Ayuntamiento; allí hacía cosa de jardinería... De Decaseville era un famoso político -Paul Ramadier, que fue presidente del Gobierno francés durante los años cuarenta-; en cierta ocasión el político vino a la ciudad y le presentaron a mi padre, diciéndole: “Este señor es yerno de Henri Verdier...” –que era mi abuelo y conocía al presidente por la cosa sindical-. El servicio militar lo hice en Briançon, un pueblo de alta montaña en Los Alpes franceses: allí estuve en un batallón de infantería alpina durante dieciocho meses, una experiencia muy positiva, además hice buenos compañeros; pero imagínate el cambio, de Torrebaja a Los Alpes en poco tiempo... Al terminar la mili volví a Decaseville y enseguida encontré trabajo como peón de albañil. De allí pasé a Oriac, en una zona limítrofe que llaman “el país verde”, porque todo está muy verde, con montañas redondeadas; claro, llueve mucho, por eso está todo tan verde... Allí estuve unos cinco años, trabajando también en la construcción, haciendo restauraciones y demás. Y de allí ya me trasladé a la zona de París... Por aquella época yo ya festejaba con Mari –se refiere a la señora Mª Rosa Manzano Gimeno (1939-2005)-, iba a verla a Torrebaja con una moto-vespa que me compré; desde Francia, me costaba un día y medio llegar... El año 1959, con 28 años me casé con la Mari en la iglesia de Torrebaja; sí, ya en la iglesia nueva de Santa Marina... Nos fuimos a vivir a Francia, a Gagny, un municipio en los alrededores de París, donde yo ya tenía preparado un piso... Más adelante compramos un chalet en las afueras y allí vivimos durante treinta y tantos años; allí nacieron nuestros hijos, Roberto y Javier... Claro, mis padres llegaron a estar con nosotros, viviendo en nuestra casa; fallecieron en Gagny y allí están enterrados.

El señor Julián hizo su servicio militar en Briançon, localidad francesa situada en el departamento de los Altos Alpes, en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul. Se trata de la segunda ciudad más alta de Europa, situada a 1.350 metros sobre el nivel del mar.[7] Finalmente, ya casado, se instaló con su esposa en Gagny, comuna (municipio) de Francia, en la región de Isla de Francia, departamento de Sena-San Denis, en el distrito de Le Raincy y cantón de Chambon-sur-Voueize. La comuna forma por sí sola el cantón homónimo; a principios de los sesenta contaba con 29.004 habitantes.[8]


-- ¿Cómo surgió en ti la afición deportiva, parece que siempre has estado vinculado al deporte?
  • Yo he sido siempre amante del ejercicio físico y del deporte, de la bicicleta y de los maratones... Lo que tú recuerdas de cuando competía durante las fiestas en Torrebaja y otros pueblos del Rincón de Ademuz era por esa época, antes y después de casarme... Cuando cumplí los cuarenta años entré en la categoría de “veteranos” y entonces lo tenía todavía más fácil, porque como siempre había hecho mucho deporte y estaba muy entrenado, lo ganaba todo... Yo pertenecía al Club de Atletismo de Gagny y estando en esta asociación fui con un grupo a participar en el Maratón de Nueva York -se refiere al New York City Marathon-, con un recorrido de 26 millas y 385 yardas [42 km] -eso fue el 21 octubre de 1979-; no gané, claro, porque había mucha gente buena. Hice un tiempo de 3:30:40, logrando el puesto 3.039 de mi categoría, aunque este tipo de maratón lo solía hacer en 2 h 50; claro, tengo del certificado de participación -se refiere al The New York Road Runners Club Certifies that-. Aquí me afectó mucho el calor y el cambio horario, pero lo pasamos estupendamente, conocimos la ciudad y muchas cosas más... Porque, además de los que competíamos, venían familiares y acompañantes para hacer algo de turismo cultural.

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Certificado de participación del señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931),
en el New York City Marathon (1979).

El señor Julián alude a otras muchas competiciones en las que ha participado, entre las que destacan dos por su singularidad, pues ha estado en China, corriendo sobre la muralla y subido al Kilimanjaro, montaña situada entre Kenia y Tanzania conocida como “el techo de África".

-- ¿Cómo fue lo de correr sobre la gran muralla china?
  • Lo de correr sobre la muralla china fue otra cosa, aquello tuvo lugar a finales de la primavera de 1991; lo organizó un tal Michel van Welden para una asociación llamada Deporte, ciencia y aventura, que tenía una finalidad económica y de difusión cultural y deportiva, pues venía con nosotros un equipo de cine que filmaba todo lo que hacíamos... A China fuimos un grupo de 22 participantes de distintos países y categorías. Seleccionaban un competidor de más de cincuenta años y otro de más de sesenta, ése fui yo... Claro, cuando buscaron a alguien para esta competición en el Club de Gagny enseguida dijeron: Martínez, que vaya Martínez –porque yo era el más preparado-. Sí, allí era conocido como Martínez... Había que recorrer unos 176 km sobre la muralla china en 9 etapas -desde Bodaling hasta Shanhaiguan-, y terminé el 8º de mi categoría en un tiempo de 18:03:25. También tengo el certificado de la Agencia de Turismo Internacional de China. Dormíamos en hoteles o en centros públicos, como residencias universitarias y eso... Nos llevaban de un lugar a otro en autobuses que proporcionaba la Federación China de Atletismo, y también lo pasamos muy bien. Nos llevaban al punto de salida y después nos esperaban en la meta, para trasladarnos al lugar de descanso. Había dos equipos de filmación, uno francés y otro chino, cada uno rodaba por su cuenta; fue una experiencia muy agradable... Durante la estancia en Pekín estuvimos alojados en uno de los mejores hoteles de la capital, vimos la famosa plaza de Tian´anmen, impresionante, donde tuvieron lugar unas importantes manifestaciones años antes; también está allí el mausoleo de Mao Tse-Tung; intenté verlo, pero no puede por las colas tan grandes que había, pero sí estuve en la ciudad prohibida... En el grupo europeo de competición había gente de diversos países; pero no, no había chinos: aunque con los chinos hicimos una competición antes de terminar, pero sin valor para la clasificación...

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El señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931),
corriendo sobre la muralla china (primavera, 1991).


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 Certificado de la Agencia de Turismo Internación de China,
expedido a favor del señor Julián Martínez Vialanait (1991).

 
            
El señor Julián se refiere a la célebre plaza de Pekín, también conocida como plaza de la Puerta de la Paz Celestial, símbolo de la nueva China;[9] y a las protestas prodemocráticas que tuvieron lugar en dicho lugar en 1989 -donde murieron masacrados cientos de manifestantes-.[10]

-- ¿Y lo de subir al Kilimanjaro?

  • Lo del Kilimanjaro -se refiere a The Kilimandjaro Run- tuvo lugar en enero de 1992 y fue algo parecido a lo de China, pero en África... El Kilimanjaro es una enorme montaña volcánica cubierta de nieve, situada entre Kenia y Tanzania... Fuimos con la misma empresa que cuando estuvimos en China... Claro, tuve que sufrir un reconocimiento médico muy estricto, porque allí no podía ir cualquiera... A Nairobi, que es la capital de Kenia llegamos en avión, y desde allí al lugar de la ascensión fuimos en autobús; cien kilómetros antes de llegar ya se divisa el monte, con la cima cubierta de nieve; porque todo el monte está rodeado de una planicie inmensa... En esta competición fuimos unos 27-28 participantes, además de los acompañantes. Cada competidor tenía un porteador que llevaba las cosas de cada uno, venían también los cámaras y sus ayudantes, el director... Claro, un equipo grande, porque todo lo iban grabando para hacer una película y comercializarla después por las televisiones y en vídeos... Aquí había también etapas, no recuerdo si eran seis u ocho, pero subimos casi seis mil metros [5.896 m]. Las primeras fueron en la selva ecuatorial, como de calentamiento; poco a poco fuimos ascendiendo por el sendero, hasta la zona más elevada, aunque por allí ya no se puede correr por la altura... Para la última etapa recuerdo que salimos de noche -sobre las dos de la madrugada- llevando una linterna en la cabeza para ver el sendero... El piso era de cenizas volcánicas, muy resbaladizas... Yo me guiaba por los que iban delante... Con nosotros venía un médico belga, que también competía, y cada tarde nos controlaba el pulso, la tensión y eso... En cada fin de etapa había unas barracas o casetas de madera donde nos aseábamos y descansábamos: en una barraca más grande se hacía la cena... Allí se guisaba, pero las comidas iban muy mal, por eso llevábamos cosa de comer en las mochillas, para el trayecto... La competición la ganó un suizo, yo llegué el número 12º de la clasificación general y el 1º de los tres que había en mi categoría, con una marca de 14:02:21. Sí, también tengo el certificado de participación firmado por el organizador -se refiere a Michel van Welden-. Allí estuvimos unos 15 días, hicimos algo de turismo, y un safari para ver los animales salvajes, porque allí hay grandes parques y mucho turismo...
"El Kilimanjaro es una montaña situada en el noreste de Tanzania, formada por tres volcanes inactivos: el Shira, en el oeste, de 3962 m de altitud; el Mawenzi, en el este, de 5149 m y el Kibo, entre ambos, el más reciente desde el punto de vista geológico y cuyo pico, el Uhuru, se eleva hasta los 5891,8 m".[11]

-- ¿Parece que te ha gustado viajar?
  • Sí, viajar ha sido una de mis pasiones... Mucho antes de estos viajes de deporte y aventura que te cuento hice un crucero a Israel y Palestina, lo que llaman Tierra Santa –recorriendo muchos puertos del Mediterráneo, porque el barco navegaba de noche de forma que el día lo teníamos para visitar las ciudades por donde pasábamos-; he estado también en Cuba y en Egipto; el último viaje lo hice con Mari, mi difunta mujer...
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El señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931),
durante la ascensión al Kilimanjaro (otoño, 1992).

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El señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931),
con unos compañeros, durante la ascensión al Kilimanjaro (otoño, 1992).

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El señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931),
con un compañero, durante la ascensión al Kilimanjaro (otoño, 1992).

El señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931),
con unos compañeros, durante la ascensión al Kilimanjaro (otoño, 1992).



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El señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931),
en la cima del Kilimanjaro (otoño, 1992).



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Certificado de participación del señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931),
 en The Kilimandjaro Run (1992).


-- ¿Cómo fue regresar a Torrebaja al jubilarte, siempre habíais tenido esa idea?
  • Sí, nosotros, mi mujer y yo, siempre pensamos en regresar a Torrebaja cuando yo me jubilara... Vendimos nuestra casa en Gagny y nos vinimos; claro, vinimos muy ilusionados, porque siempre habíamos soñado con vivir nuestros últimos años aquí, donde Mari y yo habíamos pasado la infancia... Aquí conocíamos a todo el mundo y sentíamos que todos nos apreciaban... Además, nos gustaba la vida tranquila del pueblo, la naturaleza y el deporte al aire libre; yo todavía salgo a correr muchas mañana, aunque no es como antes, porque ya tengo 80 años cumplidos... Regresar a Torrebaja fue algo muy hermoso para nosotros, como ver cumplido un sueño, pero mi mujer enfermó y falleció hace algunos años... Ahora vivo con el recuerdo de mi esposa, a la que añoro mucho; mi hijo pequeño está también en Torrebaja, pero el mayor se casó y vive en Francia con su mujer y sus hijos...

-- ¿A qué te has dedicado estos últimos años, qué has hecho...?
  • Bueno, pues he hecho muchas cosas, porque yo no puedo estar parado... Al principio hacía pequeños trabajos de albañilería para la gente que me lo pedía, casi por compromiso... Además, me he preocupado por las cosas del pueblo, como restaurar los casilicios de san Antonio y la Virgen del Pilar, que están en el camino de La Venta; también restauré la fuente de los Pobres y la de La Estrella, y construí varios bancos de asiento: frente a la Ermita de San José (en Los Villares), en el frontón (donde el Polideportivo), en la calle Fuentecillas (frente al Consultorio Municipal), y junto a la fuente de los Pobres... En Torrealta construí los pilones de san Antón y san José (a la entrada de la aldea), y restauré el de la Virgen del Carmen (a la salida, camino de la rambla de Riodeva); hice también varios bancos de asiento... Lo he hecho por gusto, porque disfruto colaborando y creando cosas; algunas de estas restauraciones han corrido por mi cuenta, pero otras el Ayuntamiento ha pagado los materiales... En los últimos años he restaurado varias cuevas de las que hay en el barrio de Las Minas de Libros (Teruel); sí, lo que llaman viviendas trogloditas, donde vivieron muchos mineros en tiempos de la explotación del azufre... Algunas de estas cuevas son preciosas y muy prácticas, porque mantienen una temperatura constante y se vivía allí muy bien, pese a la precariedad y las circunstancias de entonces... Estas viviendas pueden visitarse, de hecho son muy visitadas y en las libretas de visita que he dejado en ellas pueden verse notas de gente de todas las provincias de España, visitantes y descendientes de mineros, incluso de varios países americanos... He sido feliz haciendo estas restauraciones y me llena de satisfacción ver que a la gente le gusta y las valora.

El señor Julián alude a la restauración de varios casilicios o pilones de santos en el municipio,[12] así como a la construcción de varios bancos, y reconstrucción de fuentes, en su particular estilo neomodernista, basado en adornos con ladrillos cerámicos troceados, tipo trencadís.[13]

¿Siempre has sido tan colaborador en las cosas públicas?
  • Sí, siempre me ha gustado colaborar y participar en las cosas públicas... Aquí en Torrebaja me he presentado en las municipales con el partido socialista, aunque soy de Izquierda Unida; pero no, no salí de concejal... No, no soy creyente, pero sí lo era mi mujer... La ideología no me viene de familia, más bien del ambiente laboral; aunque, como te decía, mi abuelo Verdier era sindicalista... Leo los periódicos provinciales –Las Provincias y Levante-El Mercantil Valenciano- y también nacionales –El País, El Mundo...-; y me gusta leer libros de viajes, de historia y geografía... Porque, aunque de joven no pude estudiar, siempre me ha gustado aprender...
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El señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931).
sentado en uno de sus bancos en Torrebaja (Valencia).


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El señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931),
sentado en uno de sus bancos en Torrebaja (Valencia).

Palabras finales.

La conversación mantenida con el señor Julián Martínez Vialanait nos ha proporcionado una somera perspectiva de lo que ha sido su vida personal y familiar, desde su venida a España siendo muy niño, de su estancia en Torrebaja durante la guerra y en los años posteriores, hasta su regreso a Francia, ya con veinte años cumplidos. Sus recuerdos de esta época son agridulces por las circunstancias que le tocó vivir a su familia, sirviendo a la composición del panorama social y político de los años treinta y cuarenta en la zona.
         
Asimismo, son de reseñar las peripecias familiares durante su paso a Francia, la detención de su padre, las angustias de su madre y la enfermedad de su hermano Luciano, que casi le arrebata la vida. El servicio militar en un puerto de alta montaña, la vida laboral en distintos lugares, su casamiento y residencia en la zona de París -donde vivió la mayor parte de su vida conyugal-, y el nacimiento de sus hijos.


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El señor Julián Martínez Vialanait (Millau-Francia, 1931),
 en Torrebaja (Valencia).
         

En sumallama la atención en el personaje su afición por los viajes y el deporte, que le llevaron a participar en singulares competiciones en tres continentes: América (Estados Unidos), Asia (China) y África (Kenia). Con todo, lo más reseñable es su carácter abierto, su permanente buen humor y el talante positivo con que ha afrontado siempre los infortunios y dificultades de su vida.  Pero lo que más subyuga de su personalidad es la capacidad de asombro que todavía demuestra, su inagotable capacidad para la colaboración social y una perenne disposición personal para darse a los demás -hasta el punto de ser referente para muchos de sus convecinos-. Y el hambre de saber que tiene; porque como bien decía el sabio aragonés Baltasar Gracián (1601-1658), precursor del existencialismo y de la postmodernidad: "hay mucho que saber y la vida es corta, y no se vive si no se sabe". ¡Gracias, amigo Julián, por tu amistad y por ser como eres! Vale.


© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN.





[1] Cf. Wikipedia, voz Millau.
[2] Cf. Wikipedia, voz Viaducto de Millau
[4] ID. Don Joaquín Vidal Munárriz, un coronel republicano en Torrebaja (Valencia), en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del miércoles 14 de diciembre de 2011. ID (2022). Don Joaquín Vidal Munárriz (1882-1939), un coronel republicano en Torrebaja (I y II), en Desde el Rincón de Ademuz (II), autopublicación Kindle Direct Publishing (Amazon), primera edición, pp. 433-442.
[5] Cf. Wikipedia, voz Béziers.
[6] Cf. Wikipedia, voz Decazeville.
[7] Cf. Wikipedia, voz Briançon.
[8] Cf. Wikipedia, voz Gagny.
[9] Cf. Wikipedia, voz Plaza de Tian'anmen.
[10] Cf. Wikipedia, voz Protestas de la Plaza de Tian'anmen de 1989.
[11] Cf. Wikipedia, voz Kilimanjaro.
[12] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Patrimonio cultural y religioso en Torrebaja: los pilones o casilicios del Camino Real, en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del sábado 12 de noviembre de 2011.
[13] ID. La fuente de los Pobres en Torrebaja, un receso en el Camino Real, en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del sábado 19 de noviembre de 2011.

4 comentarios:

Óscar Pardo de la Salud. dijo...

Hola Alfredo me ha encantado e incluso emocionado este post.
Julián me parece una persona fantástica siempre me lo ha parecido, igual que su mujer Mari.
Personas alegres, entusiasmadas con la vida, opitimistas, inteligentes y de gran corazón.
Me gusta mucho esta dedicatoria que has hecho a nuestro querido amigo Julián.
Un abrazo y como siempre felicidades por este genial blog, y el trabajo que desempeñas en el mismo.

ALFREDO SÁNCHEZ GARZÓN dijo...

Gracias Oscar por tus halagadores comentarios, aunque creo que te ciega el afecto... Comparto los calificativos con que defines a nuestro común amigo, el señor Julián Martínez Vialanait; sin lugar a dudas que se merece este humilde homenaje y muchos más, porque es un hombre admirable en muchos sentidos... Un cordial saludo y gracias de nuevo.

Enrique Gil Bazán dijo...

Sin prisas pero sin pausas vas completando el puzzle de torrebajeros con piezas como la del señor Julián, persona entrañable y muy respetable de Torrebaja.Como conocedor del esfuerzo que hay que hacer para poder escribir estos documentos valoro enormemente tu dedicación. Pero merece la pena.Con el tiempo tu blog será imprescindible para conocer y obtener datos de la reciente historia del pueblo. Ánimo para seguir y gracias por darnos tanta y tan buena información.

ALFREDO SÁNCHEZ GARZÓN dijo...

Hola Enrique, gracias por tus palabras de ánimo, que valoro enormemente. Lo que dices me recuerda a la parábola de los talentos [Mateo 25,14-30] donde se nos invita a dar lo mejor de nosotros mismos... No importa que lo que se nos ha dado sea mucho o poco, lo importante es hacerlo fructificar y compartirlo..., como por otra parte haces tú también... Un abrazo y gracias.-