domingo, 21 de diciembre de 2014

ACERCA DE LOS RESTOS DEL CASTILLO Y MURALLAS DE CASTIELFABIB (VALENCIA), I.



Lectura crítica de las fichas BIC´c –Bienes de Interés Cultural- de la Generalidad Valenciana.


Historia vero testis temporum,
lux veritatis, vita memoriae,
magistra vital, nuntia vetustatis
Marco Tulio Cicieron (106-43 a.JC), en De Oratore-.








Palabras previas, a modo de introducción.
Que estamos en la era de la información nadie osará ponerlo en duda: nunca jamás en la historia de la humanidad ha habido tanta información a disposición de tanta gente... Además de las numerosísimas bibliotecas de todo tipo –municipales, provinciales, autonómicas, estatales...- tenemos la World Wide Web (WWW), red informática mundial que nos permite acceder al instante a casi todo tipo de datos desde un ordenador en cualquier parte del mundo.

Pero la cantidad no siempre es proporcional a la calidad, hasta el punto que muchos contenidos de la Red poseen errores, son imprecisos, cuando no absolutamente falsos. Si buscamos, por ejemplo, “castillo, murallas, Castielfabib”, es muy probable que el navegador nos ofrezca varias entradas, entre las que puede estar una en forma de documento pdf, epigrafiado “Resto del castillo y murallas. Castielfabib”, que no es más que una ficha BIC –Bien de Interés Cultura- de la Dirección General de Patrimonio Artístico de la Generalidad Valenciana. La ficha contiene variedad de datos y un texto descriptivo, así como fotografías y una nota de advertencia que prohíbe su reproducción y divulgación sin autorización. No entiendo la razón por la que no se pueda reproducir dicho texto oficial, siempre que se cite la referencia.

Es por ello que, haciendo caso omiso de la prohibición, copiaré el texto descriptivo y lo traeré a estas páginas, con el único objeto de comentarlo de forma crítica. El mismo texto puede encontrarse buscando una página de la Generalidad Valenciana, “Servicio de Patrimonio Cultural” que nos permitirá obtener datos sobre los Bienes de Interés Cultural (BIC´s) y Bienes de Relevancia Local (BRL´s).[1] Clicando sobre la primera oferta accederemos a otra página donde podremos introducir los criterios de nuestra búsqueda, por Municipio, Comarca y Provincia: Castielfabib/El Rincón de Ademuz/Valencia –en el listado de este municipio se obtienen dos entradas-: Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles y Restos del Castillo y Murallas. Clicando sobre el segundo obtendremos la ficha BIC correspondiente, cuyo contenido es idéntico al del documento en .pdf arriba citado.

El texto viene firmado; cabe, no obstante, agradecer al autor su  esfuerzo de síntesis para compendiar en unas pocas líneas la pródiga y densa historia de Castielfabib.

Vista general del caserío de Castielfabib (Valencia), entre el Torrejón (arriba, izquierda) y el cerro del castillo (abajo, derecha), ca.1965-75 [Fotografía cedida por gentileza de don Ismael Roger de Chelva (Valencia)].

Material, método y marco teórico.
La materia prima objeto de este trabajo es el propio texto descriptivo que aparece en la ficha de referencia; y el método, poner en rojo las frases o afirmaciones del texto original y comentarlo, aportando las referencias bibliográficas o documentales pertinentes. Para no extendernos demasiado, dejaremos sin comentar el texto en negro, limitándonos, pues, a glosar de forma crítica el texto en rojo. Del texto original se elegirán los párrafos a comentar, numerándolos para un mejor cifrado.


Texto descriptivo original.
El texto viene todo seguido, quiero decir sin puntos y aparte, del tenor siguiente:
  • <Castielfabib pertenece a la comarca del Rincón de Ademuz, con sus cinco aldeas, Los Santos, Arroyo Cerezo, Cuesta del Rato, Mas de los Mudos y Mas de Jacinto. El lugar fue poblado desde tiempos de los íberos como lo atestiguan los yacimientos arqueológicos de La Villa Vieja (junto a la iglesia fortaleza) y la necrópolis La Nava, que datan de los siglos VII-IV a de JC. En los siglos I y II, los romanos escogieron este municipio como sede, teniendo en cuenta las condiciones de seguridad que aportaba la enorme roca en la que (se) asentaron su fortaleza. La cima del monte Fabio todavía conserva los basamentos del gran baluarte de la época y unas lápidas de la primitiva fábrica del castillo. De la época romana se mantiene también el topónimo, derivado de “Castellum Fabio”, Castillo de Fabio. Los árabes conquistaron estas tierras hacia los años 714-716 por el estratégico emplazamiento del lugar, que denominaron “Qastyl-Al-Habib”. Permaneció bajo su dominio 495 años. Los cristianos llamaban a estas tierras “in extremo sarracenom” y estuvieron bajo la influencia de la taifa de Alpuente, más tarde dependieron de Albarracín y finalmente de los almohades de Valencia. En 1179 Castielfabib es unido a Valencia por el tratado de Cazorla. La reconquista cristiana del antiguo reino de Valencia comenzó precisamente por esta parte del Rincón de Ademuz, concretamente en el año 1210. Castielfabib fue conquistada por Pedro II de Aragón tras un largo asedio del castillo, quien terminada la conquista de la comarca del Pre-Rincón y una vez expugnado éste, presidió en él durante tres días las Cortes Generales de Aragón. Recuperado por los musulmanes Castielfabib fue conquistado definitivamente por Jaime I el Conquistador que fundó el Reino de Valencia (1238) y pocos años más tarde en 1273 confirmó la presencia de Castielfabib en el Reino de Valencia por el tratado de Almizra, quedando como lugar de la corona con los derechos de los diezmos cedidos a la Orden del Temple y que pasarían en 1319 a la Orden de Montesa. Esta Orden conquistaría la baronía de Castielfabib que abarca el territorio del Rincón de Ademuz. A pesar de esto Castielfabib es anexionado dos veces a Teruel, pero finalmente pasa a formar parte de Valencia. Tras la construcción de la iglesia fortaleza de Nuestra Sra. de los Ángeles en 1358, la Villa fue sede del Sínodo que para los clérigos de su diócesis convocara el Obispo Don Elías (1363). A partir del siglo XIV los datos que conocemos sobre Castielfabib no hacen sino aludir a los continuos conflictos bélicos que desde 1364 con la guerra de Castilla, no dejaron de sucederse, causando continuas devastaciones en el conjunto de la Villa y su castillo, desde la guerra de la Independencia, las guerras carlistas y la última guerra civil. Son muchas las guerras en la que se ha visto involucrada Castielfabib: la del rey de Castilla, Alfonso XI y el monarca aragonés Don Pedro, que más tarde aunarían esfuerzos para hacer frente a las invasiones de los benimerines. Por dicho motivo se fortificaron diversas plazas, siendo una de ellas Castielfabib. La guerra de los Pedros entre los años 1356 y 1367, la fortaleza destacó por su ubicación e inexpugnabilidad. Otra de las muchas batallas es la llamada de las Huesas entre Castielfabib y Cañete para conseguir la imagen de la Virgen de la Zarza. A principios del siglo XIX, Torrebaja y Torrealta se segregaron de Castielfabib. Durante la 3º guerra Carlista (1872-1876) los carlistas procedieron a la reconstrucción del castillo para la guerra. Pero ocupados posteriormente estos fuertes por las tropas nacionales, lo minaron arruinando las nuevas obras. Se encuentra situado sobre un cerro que domina la población y que conforma un meandro del río Ebrón, en el casco urbano de Castielfabib. El relieve circundante es una prolongación de los Montes Universales del Sistema Ibérico, correspondiente a sus estribaciones de la parte sudeste, que consiste en pequeñas elevaciones montañosas cortadas por cauces de agua. La vegetación es pobre en los cerros circundantes, predominando un bosque bajo, de tipo arbustivo, muy degradado, así como grandes concentraciones de vegetación en el cauce del río, con diversos árboles caducifolios, además de grandes concentraciones de pequeñas parcelas de cultivo. La tipología del castillo corresponde a la denominada por Guitart como castillo-convento, ya que el lugar fue reconquistado y repoblado por órdenes religiosas, en este caso el Temple, más tarde sustituido por la Orden de Montesa. El castillo se protege hacia el sentido contrario al de la población por un meandro del río Ebrón, cauce caudaloso en épocas de lluvia que rodea la población por el lado del propio castillo. El castillo forma un mismo conjunto arquitectónico con la iglesia parroquial, consta de tres recintos amurallados en tres alturas diferentes. Predominan los muros de mampuesto aunque también los hay de sillería. El castillo se encuentra en ruina, habiendo sido desescombrado descubriéndose el aljibe y la sala principal en las últimas excavaciones arqueológicas realizadas. Se conservan también varias torres del recinto amurallado, formando parte los lienzos de éste de las edificaciones actuales, confundiéndose en la actualidad con éstas, precisándose un estudio arqueológico que confirme el trazado supuesto del recinto. (C.Pérez-Olagüe)>.[2]

Tras la lectura, pongo en rojo las frases o datos del texto que a mi entender resultan dudosas, interpretables o francamente erradas, pasando seguidamente al comentario.

Vista parcial del caserío de Castielfabib (Valencia), con detalle de la iglesia-fortaleza y ruinas del castillo (ca.1965-75) [Fotografía cedida por gentileza de don Ismael Roger de Chelva (Valencia)].
           


Comentario al texto descriptivo.
Para la lectura crítica del texto descriptivo propuesto, utilizaremos la información contenida en los párrafos que se anotan, poniendo en rojo las afirmaciones más embarazosas o comprometidas, y separándolas por párrafos numerados:

         1] “El lugar fue poblado desde tiempos de los íberos como lo atestiguan los yacimientos arqueológicos de La Villa Vieja (junto a la iglesia fortaleza) y la necrópolis La Nava, que datan de los siglos VII-IV a de JC”.

Ciertamente, al noroeste del emplazamiento de la iglesia-fortaleza Nuestra Señora de los Ángeles en Castielfabib hay una zona peñascosa y en declive, justo por encima del túnel de la Umbría, conocido como “Villa Vieja”. Dada su estratégica situación, el lugar resulta propicio para que en su solar hubiera habido un castro ibero/celtíbero de la época del bronce valenciano, cuando esta cultura comenzó a encastillarse.[3] Respecto de esta afirmación, relativa a “los yacimientos arqueológicos (iberos) de La Villa Vieja”, la he leído en distintos medios, aunque nunca cifrada documental o bibliográficamente; es por ello que aunque la idea sea razonable, cabe ponerla en entredicho. Respecto a la “necrópolis de La Nava”, sí se halla cifrada en la bibliografía, pues en los años ochenta del pasado siglo se descubrió un poblado y dos necrópolis en la partida de La Nava, sita en la zona más noroccidental del término (Aparicio Pérez, 1990).[4]

        2] “En los siglos I y II, los romanos escogieron este municipio como sede, teniendo en cuenta las condiciones de seguridad que aportaba la enorme roca en la que (se) asentaron su fortaleza. La cima del monte Fabio todavía conserva los basamentos del gran baluarte de la época y unas lápidas de la primitiva fábrica del castillo. De la época romana se mantiene también el topónimo, derivado de “Castellum Fabio”, Castillo de Fabio”.

La frase conforme “los romanos escogieron este municipio como sede, teniendo en cuenta las condiciones de seguridad que aportaba la enorme roca en la que (se) asentaron su fortaleza” es muy sugerente, pues la zona reúne todas las condiciones de un baluarte natural. Pero lo cierto es que del pre-Rincón de Ademuz en los siglos I y II de la era cristiana no sabemos absolutamente nada. Es cierto, sin embargo que en los años setenta del pasado siglo XX, en las inmediaciones del Castillejo en Los Santos (Castielfabib), se halló un ara votiva romana, datada en el siglo I d. J.C., la cual se conserva en el Servicio de Investigación Prehistórica (SIP) de Valencia (Corell Vicent, 1971).[5] Pero deducir de ahí que hubo un asentamiento romano parece muy arriesgado. Asimismo, se dice que “La cima del monte Fabio todavía conserva los basamentos del gran baluarte de la época y unas lápidas de la primitiva fábrica del castillo”. Esta es otra de las afirmaciones que podemos encontrar en folletos de propaganda del lugar y escritos varios, pero lo cierto es que desconocemos los estudios realizados al respecto en que sustentar semejante afirmación. En cualquier caso, desconozco la existencia de estos estudios; pero sería estupendo que existieran... En el mismo sentido se afirma que “De la época romana se mantiene también el topónimo, derivado de Castellum Fabio, Castillo de Fabio”. Hacer derivar “Castillo de Fabio” de Castellum Fabii es también muy tentador, porque de “Castillo de Fabio” vendría fácilmente Castielfabib. Sucede, sin embargo, que es muy improbable que el lugar hubiera conservado su nombre desde la época romana hasta la conquista musulmana (ca.714-717). Ya que cuando los moros conquistaron la zona el asentamiento de Castiel, de estar habitado sería un oscuro e insignificante lugarejo perdido entre montañas; eso sí, muy bien situado:
  • El propio Escolano anota, sin embargo, que “en tienpo de los moros [...] le llamaban Castiel Fabib, ó Habib: que como ellos mesmos confiesa, es palabra arábiga”, lo que parece acordar más con la realidad del topónimo, pues el vocablo Qala en árabe quiere decir “castillo” o “más que castillo”, y de Qala (=castillo), bien podría haber derivado Castiel, siendo Fabib un apelativo personal o de familia –de la misma forma que por ejemplo el castillo de Ajlun (Jordania), o Qala`at Ajlun (anteriormente Qala`at ar-Rabad, debido a que la familia Rabadi tuvo una importante presencia en la ciudad de Ajlun)-. Asimismo, siguiendo la cronología de la invasión musulmana de la Península Ibérica, entre los emires dependientes de los Califas de Damasco hallamos a Ayyb ibn Habib al-Lajmi, que lo fue en el 717.[6]

Cabe también descomponer la palabra Castielfabib en Castiel y fabib: la grafía latina correspondiente a Castiel aparece con numerosas variantes en las fuentes historiográficas: Castrum, Castri, Castello, Castell, Castiel... -quedando la última por influencia del romance castellano-. La segunda voz, Fabib, también aparece con distintas grafías: Habib, Phabit, Favit, Fabib... -procedentes del árabe Habib, que significa “amigo”, nombre de varón muy común entre los musulmanes-.[7] De donde Castiel-fabib podría significar “castillo amigo”. Con todo, la última palabra la tienen los lingüistas, filólogos y académicos de la lengua. Entre tanto, que cada cual opine lo que desee, siempre que se atenga a lo sensato; pues en estos casos tan peliagudos de dilucidar, lo más acertado suele ser lo más sencillo.

Expansión del imperio almorávide hacia el siglo XII (1040-1147) por el noroeste de África y el sureste de la península Ibérica [Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].
          3] “Los cristianos llamaban a estas tierras “in extremo sarracenom” y estuvieron bajo la influencia de la taifa de Alpuente, más tarde dependieron de Albarracín y finalmente de los almohades de Valencia”.

A principios del siglo XI la zona del pre-Rincón de Ademuz se hallaba incluida en lo que la historiografía conoce como “taifa de Alpuente”, creada a raíz de la desintegración del Califato de Córdoba en la península Ibérica (1010): los fundadores de la taifa fueron los Banu Qasim, de origen bereber, que gobernaron la zona hasta la conquista almorávide (1106). El imperio almorávide se extiende en el tiempo entre el siglo XI-XII (1040-1147) y en el espacio por Mauritania, Argelia, Marruecos y el sur de la península Ibérica (España y Portugal), llegando incluso hasta Zaragoza.

Coetánea de la “taifa de Alpuente” fue la creación de la “taifa de Albarracín” (o de Sahla), establecida en la zona que ocupa hoy el municipio de Albarracín y su sierra. El pequeño señorío fue fundado por la dinastía bereber de los Banu Razín, que llegaron a la península con Tariq. Como la de Alpuente, la de Albarracín se constituyó en taifa independiente tras la descomposición del califato de Córdoba (1110). La taifa se extendía por la parte sur y occidental de la actual provincia de Teruel: por el norte limitaba con Calamocha y Pancrudo, por el este con Gúdar y Jarque, por el sudeste con Camarena de la Sierra y Teruel, llegando por el sur hasta Castielfabib, aunque sin incluir esta población.

A los almorávides sucedieron los almohades: éstos surgieron en el norte de África (Magreb), actual territorio de Marruecos, como reacción a la relajación religiosa y de costumbres de los almorávides, los cuales habían fracasado en su doble intento: revigorizar los estados musulmanes y detener el avance cristiano en la península Ibérica. En el tiempo, su expansión alcanzó del siglo XII al XIII (1147 a 1269)

Cabría preguntarse, ¿qué era de nuestra zona en aquella época de mediados del siglo XII, existían ya entonces lo que después serían las villas cristianas de Ademuz y Castielfabib? Ledesma Rubio (1988:6-7) dice de este momento histórico, relativo al declive de los almorávides (la negrita es mía):
  • […] el declive definitivo de las Taifas almorávides en la Península determinó que la actividad de las huestes cristianas cobrara nuevo pulso. Daroca, situada en los confines de los sarracenos -in extremo sarracenorum-, volvió a repoblarse hacia 1141-42, recibiendo de Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y príncipe de Aragón, un fuero de frontera y un amplísimo término. Por el norte limitaba con términos de Calatayud y de Zaragoza, por el oeste con tierras de Castilla, por el sudeste con Albarracín, por el sur se hallaban las tierras del reino moro de Valencia (Castielfabib, Ademuz, Alpuente, Jérica, Cirat) y por el este las de Montalbán todavía musulmanas.[8]

Según sabemos, en el fuero de Daroca, otorgado por Ramón Berenguer IV (1113-1162) en noviembre de 1142 ya se dibuja el territorio de lo que se pretendía fuera conquista aragonesa. Al definir sus límites meridionales se nombra a nuestras villas señeras: “... a Sancta Maria (Albarracín), Castil Sabib, a Demuz, a Sarriella, a D` Alpuent, a la Cirab, a Torralba, a Montan, a Linares...”.[9] Sin embargo, el extenso territorio delimitado por el fuero de Daroca se hallaba todavía en manos de los musulmanes, y no debe entenderse de forma jurisdiccional real, sino “d`expansió, pasturatge i saqueig front a altres árees de consells fronterers veïns, de forma que el control cristià sobre aquets pobles esmentats o la idea d`un repoblament efectiu seria inexistent en aquell moment”.[10]

Mapa con la delimitación del alfoz de Daroca, según el otorgamiento del fuero a la villa por Ramón Berenguer IV en noviembre de 1142: la circunscripción no debe entenderse de forma territorial real y efectiva, sino de zonas de expansión, pasto y saqueo frente a áreas vecinas, pues el control cristiano sobre la zona era entonces todavía inexistente [Tomado de GUINOT RODRÍGUEZ (1995), p. 14].

Imperio almohade en su máxima extensión
(1121-1269), por el notre de África y sureste de la península Ibérica (al-Andalus)

[Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].

Ya en la segunda mitad del siglo XII, en Valencia y Murcia Muhammad ibn Mardanis (1147-1172), alias Lobo, se hizo con el poder y consiguió resistir el avance de los almohades hasta un año antes de su muerte (1171). Por razones todavía no completamente esclarecidas, aunque probablemente en relación con los servicios prestados, hacia 1170, el rey Lobo traspasó o cedió su señorío a don Pedro Ruiz de Azagra (+1186), señor de Estella -feudatario del reino de Navarra-: así se estableció el señorío cristiano de Albarracín -Santa María de Aben Razín-, semi-independiente de Castilla y Aragón. Coetáneo del rey Lobo es el geógrafo y viajero hispanomusulmán Abū Abd Allāh Muhammad al-Idrīsī (1100–ca.1165-66), en su Geografía de España nombra también los castillos de Ademuz y Castielfabib.[11]


Cenotafio de don Rodrigo Ximénez de Rada (1170-1247), arzobispo de Toledo (1209–1247) y primado de España  en el monasterio de Santa María de Huerta (actualmente vacío) [Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].
 
Tras la conquista cristiana de la zona del pre-Rincón de Ademuz por Pedro II de Aragón, alias el Católico, en 1210, las iglesias de Ademuz y Castielfabib, y otras de la zona fueron cedidas por el monarca al arzobispo de Toledo, don Rodrigo Ximénez de Rada (1170-1247), para que éste las cediera al obispo de Albarracín. En este sentido existe un documento datado en Ágreda (Soria), de fecha 11 de abril de 1211, por el que el monarca aragonés dona las "ecclesias de Serreilla et de lo Corvo et de Pinna de Jahya cum mezchitis et Xecimis et primitiis et oblationibus...", conquistadas el año anterior, al venerable don Rodrigo, arzobispo de Toledo, para que éste las entregue al obispo de Albarracín.[12] Asimismo, existe otro documento datado en Bhihuega (Guadalajara), de fecha 30 de octubre de 1232, por el que el citado arzobispo de Toledo [Ximénez de Rada], en relación con el conflicto surgido entre el obispo de Albarracín y su cabildo, dictamina que de las iglesias adquiridas con posterioridad a las primeras constituciones del obispo don Martín (1200), “videlicet de Formón, Corvo, Castiel, Ademuz, Vallanca et Sancta Cruz, et de ecclesiis in posterum, dante domino acquirendis”, el cabildo percibiría sólo el tercio de los diezmos, no la mitad como se hacía hasta ese momento.[13] El dictamen no satisfizo a las partes y el asunto continuó en litigio, pero lo que importa es que a la fecha de 1232 las iglesias de nuestra zona, conquistadas por don Pedro II de Aragón en 1210, ya se hallaban bajo la jurisdicción del obispo de Albarracín, cuya diócesis era sufragánea de Toledo. El predominio de Albarracín sobre las poblaciones y castillos de nuestra zona debe verse como algo puntual, en virtud de los pactos establecidos entre el destronado rey de Valencia, Ceit Abuceit y Jaime el Conquistador, y entre éste y el IV señor de Albarracín, don Pedro Fernández de Azagra (1196-1246):[14]

* Mediante el tercer acuerdo establecido entre el destronado rey moro de Valencia y don Jaime, datado éste en Teruel el 28 de mayo de 1236, se produce la confirmación de los tratados anteriores y se establecen otros nuevos.[15]
* Los castillos puestos en garantía por don Jaime –Ademuz y Castielfabib- debieron quedar en manos del señor de Albarracín, pues hay un documento, de fecha de 13 de febrero de 1241, por el que el III señor de Albarracín -don Pedro Fernández de Azagra-, vasallo de Santa María, se compromete devolver a don Jaime los castillos y villas de Ademuz y Castielfabib en el plazo de dos años, contados a partir de la próxima fiesta de san Juan.[16]
* Asimismo, existen varios documentos que vinculan a don Jaime con el IV señor de Albarracín -don Álvaro Pérez de Azagra (1246-1260)-, a través de Ademuz y Castielfabib: mediante el último registro, datado éste en Calatayud, a 7 de febrero de 1256, el rey don Jaime confirma al señor de Albarracín los feudos que en ese momento le concede y los que ya poseía –Calatayud, Híjar, Daroca, Teruel y Ademuz-, prometiéndole además su ayuda caso de guerra con Castilla o contra quien le hiciese daño, a cambio de su lealtad y apoyo contra el mismo rey castellano, poniéndole en fianza el castillo de Albarracín.[17]
* Según el pacto, con fecha de 1256 el "honor" de Ademuz y demás lugares citados (Calatayud, Híjar, Daroca y Teruel), pasaron a manos del señor de Albarracín.[18]

            
Álvaro Pérez de Azagra, IV señor de Albarracín, fallece en 1260: al año siguiente Jaime I jura los fueros romanceados (1261), en los que vemos que el territorio de Ademuz y Castielfabib ya se hallan incluidos en el recién creado reino cristiano de Valencia, pasando sus villas al patrimonio real y cesando así la influencia política de Albarracín sobre las tierras de Ademuz. La influencia eclesiástica duró hasta la segregación de las iglesias de Albarracín y Segorbe –unidas en 1259, mediante bula emitida por el Papa Alejandro IV (1254 a 1261)-: la bula de separación fue dada por el Papa Gregorio XIII (1572-1585), a instancias de Felipe II, mediante bula de 21 de julio de 1577 –año en que los franciscanos observantes de Valencia se posesionaron del convento de san Guillermo en Castielfabib-: tras la segregación de ambas iglesias, la de Albarracín quedó sufragánea de la metropolitana de Zaragoza y la de Segorbe de la de Valencia.[19]

Vista de la torre-campanario de la parroquial de Castielfabib (Valencia), desde la calle de la Reja, con detalle de unos lienzos de muralla (2011).

            4] “En 1179 Castielfabib es unido a Valencia por el tratado de Cazorla”.
            El tratado de Cazorla (también llamado de Cazola), fue suscrito en Soria el 20 de marzo de 1179, entre el rey de Aragón –Alfonso II el Casto (1164-1196)– y el rey de Castilla –Alfonso VIII el Noble (1158-1214)-: en dicho tratado se acordaba que las plazas y términos de Játiva, Denia y Biar (desde el castillo de Biar hasta Calpe y en dirección Valencia), serían derecho de conquista para la Corona de Aragón. Mientras que las tierras situadas al otro lado del castillo de Biar lo serían de Castilla. El tratado incluye también el reparto del reino de Navarra, pero nada se dice de Castielfabib ni de la zona del pre-Rincón de Ademuz. Mediante dicho pacto, Aragón y Castilla, los dos grandes reinos cristianos peninsulares de entonces, trataban de repartirse amistosamente el territorio levantino, todavía en manos de los moros y por conquistar. El pacto actual estuvo precedido de otros –Tratado de Carrión (1140), Tratado de Tudilén (1151), Tratado de Lérida (1157), Tratado de Cuenca (1174 y 1177)-, y seguido de otros -Tratado de Almizra (1244)-: éste último acordado entre Jaime el Conquistador (1214-76) por Aragón y el infante Alfonso -su futuro yerno, Alfonso el Sabio (1252-84) por Castilla-: en dicho pacto se acordó que las tierras al sur de la línea Biar-Busot-Villajoyosa serían derecho de conquista castellana. El motivo de tantos pactos no fue otro que el continuo incumplimiento de los acuerdos por ambas partes.


Pedro II de Aragón el Católico (1196-1213) en un acto feudal en febrero de 1198. Es la única imagen contemporánea al rey de Aragón que se conoce. Aparece sentado en el trono y coronado. Liber feudorum Ceritaniae (1200-1209) [Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].

      5] “Castielfabib fue conquistada por Pedro II de Aragón tras un largo asedio del castillo, quien terminada la conquista de la comarca del Pre-Rincón y una vez expugnado éste, presidió en él durante tres días las Cortes Generales de Aragón. Recuperado por los musulmanes Castielfabib fue conquistado definitivamente por Jaime I el Conquistador que fundó el Reino de Valencia (1238) y pocos años más tarde en 1273 confirmó la presencia de Castielfabib en el Reino de Valencia por el tratado de Almizra, quedando como lugar de la corona con los derechos de los diezmos cedidos a la Orden del Temple y que pasarían en 1319 a la Orden de Montesa. Esta Orden conquistaría la baronía de Castielfabib que abarca el territorio del Rincón de Ademuz”.

Ciertamente, el territorio del pre-Rincón de Ademuz fue conquistado por el rey aragonés, Pedro II el Católico (1196-1213) en agosto de 1210: hubo un asedio de los castillos principales, Ademuz y Castielfabib, en cuya zona se hallaba don Pedro y el grueso de su ejército y el resto del territorio se le rindió. La conquista fue en agosto de dicho año, así lo atestiguan los documentos firmados por el monarca: Datus in captione Castelli fabib, VII kalendas septembris..., Era millesima, Ducentécima, Quadragesima octava-, esto es, datado en la conquista o captura de Castielfabib, 26 de agosto de 1210. Y Datum in exercitu iuxta Castellum Habib, ipso iam capto, esto es, “en el ejército o con las tropas junto a Castielfabib”, ya tomada la localidad.[20]

Dice el texto que tras la conquista, el monarca “presidió en él durante tres días las Cortes Generales de Aragón”. La expresión resulta un tanto exagerada, pues la convocatoria de unas Cortes Generales no era cosa sencilla, ya que en ellas debían estar representados los distintos brazos del reino –nobleza, iglesia, villas- y difícilmente podían estar todos allí en un momento de guerra o inmediatamente tras la conquista. En cualquier caso, debieron ser unas mini-Cortes Generales o Asamblea General con los representantes de los tres brazos que allí hubiera.

Afirma el escrito que “Recuperado por los musulmanes Castielfabib fue conquistado definitivamente por Jaime I el Conquistador...”. Lo cierto es que no está documentado que Castiel fuera reconquistado por los almohades de Valencia, ni tampoco Ademuz. Asimismo, surge una pregunta, ¿cuándo fue conquistado (Castiel) definitivamente por Jaime I? En mi opinión, nunca; pero si alguien puede demostrar lo contrario, estaría encantado de escucharle. En aquella acción de guerra fue conquistado Ademuz, Castielfabib, El Cuervo, Serrella... Todos estos lugares permanecieron bajo dominio aragonés, “con excepción de Serrella, que volvió a manos musulmanas en una reacción valenciana hasta ahora no documentada pero deducible del hecho de que (el arzobispo Ximénez de) de Rada la arrancó del poder de los sarracenos, en 1219”.[21]


Retrato de Jaime I el Conquistador (1208-1276), por el pintor valenciano Jaume Mateu (1382-1452). Museo de Arte de Cataluña [Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].
            
Asimismo, se dice “Jaime I el Conquistador que fundó el Reino de Valencia (1238) y pocos años más tarde en 1273 confirmó la presencia de Castielfabib en el Reino de Valencia por el tratado de Almizra,...”. Ciertamente, la gestación del reino cristiano de Valencia se hace realidad tras la conquista de la capital, en 1238. Pero entre esta fecha y la de 1273 pasaron muchos años y muchas cosas... Por ejemplo, la elaboración del Costum de la ciudad que fue el germen de los fueros latinos (1240), que a su vez lo fueron de los fueros romanceados (1261), siendo a partir de éstos cuando el territorio del pre-Rincón de Ademuz (Ademuz y Castielfabib) pasan a formar parte definitivamente del reino de Valencia. Pocos años después, el 17 de junio de 1269, se produjo un hecho trascendental, cual fue la cesión por parte de Jaime I de Archos (de las Salinas) a Teruel, para que formara parte de su Comunidad de Aldeas, siendo esta la razón de que las “tierras de Ademuz” quedaran fuera del territorio valenciano, entre Cuenca y Teruel como se hallan en la actualidad.[22] Tres años antes de su fallecimiento, con fecha 23 de junio de 1373, Jaime I, en un breve privilegio declara que Castielfabib pertenece al reino de Valencia, mandándole a su universidad (conjunto de la ciudadanía) y a cada uno de los vecinos en particular, regirse por su fuero y prohibiéndole el uso del fuero de Aragón o de Teruel (Guinot Rodríguez, 1995:93).[23] Nada tiene que ver aquí el tratado de Almizra (1244), referido a que las tierras al sur de la línea Biar-Busot-Villajoyosa serían derecho de conquista castellana.

Continúa diciendo que tras la incorporación de Castielfabib al reino de Valencia, la villa quedó “como lugar de la corona con los derechos de los diezmos cedidos a la Orden del Temple y que (estos) pasarían en 1319 a la Orden de Montesa”. Cierto que la villa quedó como villa real, pero los derechos de los diezmos no fueron concedidos a la Orden del Temple, sino a la de San Juan de Jerusalén, esto es, a los hospitalarios, cuyos derechos nacían de la concesión de Pedro II de Aragón a dicha orden monástico-militar por su colaboración en la conquista (1210):
  •  Nos, Pedro, por la gracia de Dios Rey de Aragón y Conde de Barcelona, [...] por esta presente escritura valedera para siempre concedemos a San Juan y a la Casa del Hospital de Jerusalén y a sus pobres para siempre, y a vos, Martín de Andos, castellano de Amposta que a Nos en la adquisición del nombrado castillo Fabib con un laudable cuerpo de tropas de los Hermanos desde el principio hasta el final virilmente estuvisteis presente, damos la iglesia de este castillo de Fabio con todos los diezmos y primicias de este castillo y de sus términos, y para construir la iglesia os damos y asignamos para siempre aquel lugar que vulgarmente se llama “Las Eras”, donde antes había una mezquita de los sarracenos...[24]

Detalle de un lienzo de muralla correspondiente al castillo de Castielfabib (Valencia), 2011.
La Orden del Hospital estableció en Castiel un Priorato, el cual se hallaba bajo la autoridad del Castellán de Amposta. Lo cierto es que los templarios nada tuvieron en Castiel, sino en Ademuz, como bien dice Zurita:
  • En la lucha (conquista) de Ademuz se distinguió don Atorella, señor de Quinto, hijo de Pedro Ortiz, y aquel día en presencia del rey, del obispo de Zaragoza se ofreció y entregó (Ademuz) a don Pedro de Monteagudo maestre del Temple y a su orden...[25]
Vista del complejo monumental de la iglesia-fortaleza de Castielfabib (Valencia), desde la carretera que conduce a El Cuervo (Teruel), 2013.

 Fue posteriormente, tras la desaparición de la Orden del Temple a principios del siglo XIV (1312), tras la creación de la Orden de Montesa por Jaime II de Aragón (1319), cuando los bienes de los templarios (de Ademuz) y de los hospitalarios (de Castiel) en nuestra zona, pasaron a los montesianos: pues la nueva orden se creó en exclusiva par el reino de Valencia y fue dotada patrimonialmente con los bienes de los hospitalarios más lo de los templarios en el reino de Valencia, a cambio de lo que aquellos tenían en Aragón.

Sigue diciendo, “Esta Orden (la de Montesa) conquistaría la baronía de Castielfabib que abarca el territorio del Rincón de Ademuz”. La Orden de Montesa no formó en el Rincón de Ademuz una baronía, sino una Encomienda bajo la autoridad de un caballero Comendador, la cual incluía Ademuz y Castielfabib y dos aldeas, Puebla de San Miguel y Vallanca: el último de los comendadores, conde de Castellflorido, aún tuvo un pleito con el clero diocesano local (curas de Puebla de San Miguel, Torrebaja y Vallanca) por el reparto de los diezmos primiciales a principios del siglo XIX (1815).[26]


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[1] Generalidad Valenciana: Dirección General de Patrimonio Artístico.
[2] Biblioteca, Dirección General de Patrimonio Artístico: Restos del castillo y murallas. Castielfabib.
[3] HERNÁNDEZ PÉREZ, Mauro S. Espacio y tiempo en la Edad del Bronce Valenciano, Serie I, Prehistoria y Arqueología, t. 10, 1997, pp. 279-315. ID. La Edad del Bronce en el País Valenciano. Panorama y perspectivas, Edita Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Alicante, Alicante 1985. Milagros Gil Mascarell. Algunas reflexiones sobre el bronce valenciano.
[4] APARICIO PÉREZ, José. La Nava (Castielfabib. Rincón de Ademuz. Valencia): Poblado Ibérico, en Verdolay 2 (1990) 179-184. Vid SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. La Nava de Castielfabib (Valencia): lugar de interés arqueológico y paisajístico, en Desde el Rincón de Ademuz, del miércoles 1 de octubre de 2014.
[5] CORELL i VICENT, Josep (1996): Inscripcions romanes d`Edeta i elseu territori, Valencia, Nau Llibres.
[6] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Desde el Mirador delCastillo de Castielfabib (Valencia), I en Desde el Rincón de Ademuz, del jueves 4 de diciembre de 2014.
[7] IRANZO, Eduardo. Topónimos árabes en el Rincón de Ademuz, en Scripta Manent, Ababol 36 (2003), 27-30. SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Castielfabib en la primera mitad del Ochocientos, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, 2008, vol. II, p. 264, nota 105.
[8] LEDESMA RUBIO, María Luisa. Cartas de población y fueros turolenses, Cartillas turolenses, Zaragoza, 1988, pp. 6-7.
[9] MUÑOZ ROMERO, Tomás. Colección de Fueros municipales y cartas pueblas de los reinos de Castilla, León, Corona de Aragón y Navarra, Madrid, 1847, tomo I, p. 543. CORRAL LAFUENTE, José Luis. La comunidad de aldeas de Daroca en los siglos XIII y XIV: origen y proceso de consolidación, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1987.
[10] GUINOT RODRÍGUEZ, Enric. Els límits del Regne. El procés de formació territorial del País Valencià medieval (1238-1500), Edicions Alfons el Magnánim, Institució Valenciana D`Estudis i Investigació, Generalidad Valenciana, Diputación Provincial de Valencia, Valencia, 1995, p. 15.
[11] Al-IDRISI, Geografía de España, “Textos Medievales”, 37, Valencia 1974, 10-11. Citado por LÓPEZ ELUM, Pedro. “Los castillos valencianos en el siglo XIII. Del hisn musulmán al castrum cristiano”, Saitabi 54 (2004), 115.
[12] Archivo Catedral de Albarracín, Leg. 1, fol. 1486. ALMAGRO GORBEA, Martín. Historia de Albarracín y su sierra, Teruel, 1959, III, documento 21.
[13] VILLANUEVA, Joaquín Lorenzo. Viage literario a las iglesias de España, Madrid, 1804, III, Ap. III, pp. 225-227; TOMÁS LAGUIA, César. Catálogo de la Sección de Pergaminos de la S.I. Catedral de Albarracín, Teruel, 1955, pp. 225-226; ALMAGRO BASCH, Martín. Historia de Albarracín y su sierra, III, Ap. 23, pp. 130-131.
[14] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Desde el Mirador del castillo de Ademuz (Valencia), en Desde el Rincón de Ademuz, del sábado 8 de noviembre de 2014.
[15] ACA, Perg. Jaime I, nº 678. Vid MARTÍNEZ ORTÍZ, José. Referencias a Teruel y su provincia en los documentos de Jaime I el Conquistador, Colección Catálogos Documentales, Instituto de Estudios Turolenses, Teruel, 1960, p. 39, doc. 33.
[16] ACA, Perg. Jaime I, nº 831. Vid MARTÍNEZ ORTÍZ (1960), p. 54, doc. 82.
[17] ACA, Perg. Jaime I, nº 1.440. Vid MARTÍNEZ ORTIZ (1960), p. 74, doc. 149.
[18] ALMAGRO BASCH, Martín. Historia de Albarracín y su sierra, II: El señorío soberano de Albarracín bajo los Azagra, Teruel: Instituto de Estudios Turolenses, 1959, pp. 343-343.
[19] TOMÁS LAGUIA, César. La desmembración de las iglesias de Albarracín y Segorbe, Teruel, 1965, pp. 11-20.
[20] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Desde el Mirador delCastillo de Castielfabib (Valencia), en Desde el Rincón de Ademuz,  del jueves 4 de diciembre de 2014.
[21] Citado por Guillermo de León y Luis Mombiedro en Unacruzada, un noble y un castillo (1996), actualizado a marzo de 2001.
[22] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Castielfabib, en el Rincón de Ademuz, en Desde el Rincón de Ademuz, del domingo 25 de agosto de 2014.
[23] <Noverint universi quod nos, Iacobus, etc., per nos et nostros damus et concedimus vobis universis et singulis hominibus de Casteyll Havib, presentibus et futuris et successoribus vestris imperpetuum quod sitis de termino Regni Valentie et quod in omnibus causis civilibus et criminalis ac etiam in peytis, cenis, exercitibus, cavalcatis et eorum redemptionibus, caloniis, iusticiis et omnibus aliis exactionibus regalibus, utamini et teneamini uti secundum forum Valentie et non secundum forum Aragonie vel Turolii, set in omnibus et per omnia exerceamini ad forum Valentie ut superius continetur. Mandantes etc., Data Valentie, novem kalendas iulii anno Domini Mº CCº [LXX] tertio>. A.C.A., Cancillería, registre n. 19, fol. 24r. Vid GUINOT RODRÍGUEZ, Enric. Els límits del Regne. El procés de formació territorial del País Valencià medieval (1238-1500), Edicions Alfons el Magnánim, Institució Valenciana D`Estudis i Investigació, Generalidad Valenciana, Diputación Provincial de Valencia, Valencia, 1995, p. 93.
[24] Archivo Histórico Nacional, OO.MM., Montesa, Pergaminos eclesiásticos, de 16 de abril de 1327. GUAL CAMARENA, M., Precedentes de la Reconquista valenciana, en: Estudios Medievales, Instituto valenciano de Estudios Históricos, Institución Alfonso el Magnánimo, Diputación Provincial, 1952, I, fascículo 5º, pp. 208-237. JAVIERRE MUR, A., Privilegios Reales de la Orden de Montesa en la Edad Media: catálogo de las series existentes en el Archivo Histórico Nacional, Junta técnica de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid, (s/f), p. 119. SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Acerca de la conquista de Castielfabib: instrumento capital para la historiografía del Rincón de Ademuz, en: Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, 2007, vol. I, pp. 285-289.
[25] ZURITA, Jerónimo. Gestas de los Reyes de Aragón. Índice de las Gestas de los Reyes de Aragón desde comienzos del reinado al año 1410, Edición preparada por Ángel Canellas López, Cronista Oficial de la Exma. Diputación Provincial de Zaragoza, Zaragoza, 1984, vol. I, [Era 1248, Año 1210], p. 143.
[26] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Aportaciones al conocimiento de la Encomienda de Montesa en el Rincón de Ademuz, Valencia, 2002.

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