jueves, 13 de junio de 2013

EL TILO DE “LOS CALLEJONES”, UN ÁRBOL CENTENARIO EN TORREBAJA.


 A propósito de su floración primaveral, 
en la senectud de su vida.


“El tilo es un árbol de buen porte, con tupido follaje,
que da sombra impenetrable y fresca, deshojado durante el invierno;
tiene hojas grandes […], de figura de corazón,...”.
Pío Font Quer, farmacéutico leridano.


Palabras previas.
 Si bien en la senectud de su vida, el tilo de Los Callejones ha sido uno de los árboles más significativos de Torrebaja, del que escribí hace ya algunos años (1998-2000);[1] digo que ha sido, aunque todavía existe, pero si preguntáramos a los niños de ahora, pocos o ninguno sabría a qué árbol nos estamos refiriendo. Nada tiene ello de extraordinario, pues tampoco sabrían decirnos dónde se halla la partida de Los Callejones... Y es que, indefectiblemente, todo evoluciona y cambia, los lugares y las cosas, incluso nosotros mismos; aunque de esto último no estoy tan seguro. 

    Porque recuerdo haber leído en Alfred Adler (1870-1937), médico y psicoterapeuta austriaco, alumno aventajado de Freud, del que se separó tempranamente, fundador de la sicología individual, y precursor de la moderna psicoterapia,[2] que el carácter y las motivaciones vitales de las personas son siempre las mismas, hasta el punto de poder representarse como la curvatura de un arco, afirmando que lo que nos ha movido de niños nos moverá de mayores y de viejos, con muy poca modulación. Yo no sé si esto será cierto o es sólo una hipótesis; en cualquier caso he aprendido por la experiencia que las personas no mejoran necesariamente con la edad... -quizá se halle todo ello relacionado con lo que decía aquel sabio historiador providencialista y clérigo francés, Jacques Benigne Bossuet (1627-1704), "siempre hay algo en nosotros que no acaba de madurar...-.

Calle del Rosario en Torrebaja (Valencia), 2013.

Pero dejemos los vidriosos temas de la mente y volvamos al tilo... Decía que los niños de la actual Torrebaja es probable que no sepan dónde se halla el tilo de Los Callejones, porque su vida de hoy, juegos, sueños y afanes, son distintos de los de antaño; y también su formación... Para los mayores, sin embargo, tanto el tilo como el lugar donde vegeta constituyen una entidad emblemática. El tilo era y es descomunal, majestuoso, omnipresente en la zona, siendo imposible no advertir su presencia cuando se pasa a su vera. En cuanto al lugar donde se halla, cabe decir que era y es una zona de huertos encarada al poniente, dispuesta cual un mirador sobre el valle del río Ebrón a su paso por el término. La situación de la partida era muy estimada, por ser perfecta para el cultivo de las hortalizas, ya que tenía bastante buen riego mediante la acequia vieja de Castielfabib y se hallaba protegida de los vientos del norte por el propio caserío. Hace unos años fue zona urbanizable, pendiente de reparcelación, pero hoy vuelve a ser rural, aunque muchos de los huertos se hallan baldíos...


Detalle de la fachada modernista de la que fuera casa de doña Visita Navarro Ruescas y don Antonio Hernández Montesinos en Torrebaja (Valencia), 2013.

Detalle de la acequia en el camino de Los Callejones de Torrebaja (Valencia), 2013.

            
Rememorando el tilo de mi infancia.
Decía que la partida de Los Callejones se halla al suroeste del caserío de Torrebaja, encarada al valle del Ebrón... El nombre de “Callejones” le viene de que los huertos que formaban la partida se hallaban protegidos al norte por una pared o murete a modo de tapia, lo que hacía que el camino de acceso fuera estrecho, cual un callizo. Si se accedía a la zona por la calle del Rosario y calle del Sol, al llegar propiamente al camino, éste discurría por una senda, entre una pared que sostenía el abancalamiento por la derecha, por cuya base discurría una acequia y la mencionada tapia, por la izquierda.
         
Antaño, quiero decir antes de la traída de las aguas potables y la colocación del alcantarillado público, lo que tuvo lugar a principios de los años sesenta del pasado siglo, los cursos de agua próximos al pueblo eran muy valorados, pues servían de pilón, esto es, de lavadero, fregadero y desaguadero. En la citada calle del Sol, que va de la calle del Rosario al camino de Los Callejones, hubo una acequia que atravesaba la calle; estaba descubierta y servía de lavadero y fregadero público por ambas márgenes. Al comienzo del camino de Los Callejones había también un lavadero privado, al que solía acudir el vecindario con el permiso de los dueños. Allí fregoteaban y enjuagaban las mujeres, pues entonces era ésta una labor propia de las féminas, amas de casa y mozas. ¡Ver a un hombre fregar o lavar en la acequia hubiera sido un penoso motivo de escándalo! Hacer la colada ha sido una de las faenas más desagradecidas del hogar, hasta el punto de que la lavadora automática fue de los inventos más estimados, después de la rueda, la escalera, la bicicleta y el huevo frito..., por ejemplo.

Detalle de la acequia, en el camino de Los Callejones de Torrebaja (Valencia), 2013.

Detalle de la acequia y restos de las antiguas tapias, en el camino de Los Callejones de Torrebaja (Valencia), 2013.


La colada era especialmente ingrata en invierno, cuando se tenía que lavar en la acequia o el río, sin guantes. En el lavadero que les decía se fregaban los cacharros de cocina y lavaba la ropa, pero en la acequia, dado su estrecho cauce sólo era posible fregar. De ahí la frecuencia en que podía verse a mozas y mujeres con sus gavetas y gamellas, arrodilladas en el margen de la acequia, frotando los pucheros y sartenes con el estropajo y la tierra, o lavando alguna prenda pequeña de ropa; las piezas de tela se colocaban en la propia tapia o sobre la hierba, pues es sabido que el sol se come las manchas, cual la lejía. Claro, en aquel tiempo el agua de las acequias estaba muy limpia, aunque no era bebible, porque todo el mundo era consciente de que no se podía tirar cualquier cosa... Por otra parte, el camino de Los Callejones era muy agradable de transitar por lo tranquilo y sombreado, ya que en ambas márgenes crecían distintas variedades de árboles, cerezos, nogales, higueras, parrales..., incluso arbustos de saúco común (Sambucus nigra), cuyas flores recogían las mujeres por sus benéficas propiedades anticatarrales.[3] Pocos son hoy los que usan de aquellos eficientes remedios caseros, la mayoría prefieren medicamentos específicos de la farmacia...

Detalle del camino de Los Callejones en Torrebaja (Valencia), con el tilo al fondo (2013).


Vista general del tilo (Tilia platyphyllos) de Los Callejones en Torrebaja (Valencia), 2013.

          
El tilo de Los Callejones, también conocido como de Doña Visita, pues su dueña era doña Visitación Navarro Ruescas (+1971), hija de don Felipe Navarro Artigot, célebre médico de Ademuz. Doña Visita estaba casada con don Antonio Hernández Montesinos (1882-1945), médico titular de Torrebaja en los años veinte y treinta del pasado siglo. El monumental tilo se halla al final de la partida, en un huerto amplio y bien encarado, circundado en la parte del camino por un muro de piedra y tapia, al que se accedía por una cancela de madera. El lugar era cruce de caminos, allí confluían el de Los Callejones con el de La Hoya y otro que iba hacia Bajo las Nogueras. Desde este punto la vista del valle es magnífica, con la vega a nuestros pies y La Loma y El Montecillo al frente, cerrando el horizonte por el suroeste...
         
Yo conocía muy bien el tilo, hasta haber tenido con él una relación de amistad, en la medida en que los humanos podemos hacer amistad con un árbol o un animal. Quiero decir que le conocía mucho, que me era muy familiar y querido, pues mis padres tenían un huerto próximo al del tilo. Este huerto y otro en la partida de Bajo las Nogueras, lo adquirieron mis padres junto con la casa de la calle del Rosario donde mi hermano y yo crecimos. Se la compraron a don Paco, me refiero a don Íñigo-Francisco García Monferrer (Mosqueruela, 1895), el farmacéutico que hubo en Torrebaja cuando la Guerra Civil (1936-39). Don Paco era torolense, abrió oficina de farmacia en el pueblo y se casó -en 1926- con Antonia Gómez Sánchez, la única hija de Francisco Gómez Muñoz (a) el Pachicho y Virginia Sánchez Esparza. La esposa del boticario murió de tisis -el 24 de septiembre de 1942, a los 37 años-,  y el farmacéutico, viudo y sin hijos, se quedó al cuidado de los suegros; cuando éstos fallecieron -ella en 1945 y él en 1952- traspasó la farmacia, vendió todo lo que tenía aquí y se marchó a Valencia... 

Las historias de este tipo siempre me conmueven; además, creo que el boticario nunca más regresó a Torrebaja, ni siquiera a poner un ramo de flores en la tumba de su esposa y de sus suegros. Desconozco el motivo por el que no volvió más por aquí, pero comprendo que haya gente que se niegue a mirar atrás... ¡En cualquier caso, sus motivos tendría! No, el hombre tampoco volvió a casarse y falleció hace ya muchos años. Yo le conocí en Valencia, en el Centro Aragonés, cuando tenía su local en la calle Barcas. Don Paco era un anciano alto y bien plantado, de rostro amable. De ahí viene mi relación con el tilo, porque como decía se halla junto al huerto de mis padres.


Vista general del tilo de Los Callejones en Torrebaja (Valencia), con detalle de los restos de la tapia que circundaba el huerto (2013).

 
Vista general del tilo de Los Callejones en Torrebaja (Valencia), con detalle de los restos de la tapia que circundaba el huerto (2013).


Vista parcial del tilo de Los Callejones en Torrebaja (Valencia), con detalle de los restos de la tapia que circundaba el huerto (2013).

            
El tilero era enorme -todavía lo es-; monumental, grandioso, señorial... Se hallaba a la izquierda de la entrada, junto a la tapia que cierra el huerto. En la actualidad está en el mismo sitio, pues, naturalmente, no se ha movido; pero la cancela y el muro de tapial prácticamente han desaparecido... Aunque los tilos alcanzan una alta longevidad, el de Los Callejones ha envejecido prematuramente, quizá por la falta de riego, pues tiene muchas ramas secas y muestra amplios clareos en la disposición de su ramaje, por eso lo han desmochado en sus ramas más altas, con el propósito de revitalizarlo; pero en su época de esplendor, allá por los años cincuenta y sesenta, cuando el huerto donde se halla se cultivaba, era esplendoroso. Su oscuro y denso follaje sombreaba la tapia, el camino y gran parte del huerto, siendo en verano fresco cobijo para cientos de pajarillos que anidaban en sus ramas. Al atardecer, cuando el calor del estío menguaba, el alegre piar de las avecillas se hacía ensordecedor, eran cientos o miles las que pernoctaban al amparo del ramaje.

 
Detalle del tronco del tilo de Los Callejones de Torrebaja (Valencia), 2013.


Detalle de hojas, ramas y tronco del tilo de Los Callejones de Torrebaja (Valencia), 2013.

            
Pero el tilo, con ser el mismo, cambiaba de porte con cada estación... En invierno mostraba los brazos poderosos de sus ramas desnudas, desafiando al cierzo, la lluvia y la nieve, impertérrito y distinguido, cual un altivo señorón de antaño. Durante la primavera, conforme le brotaban sus hojillas, flores y frutillos, recobraba la vitalidad de la juventud, siendo visitado en junio y julio por el tropel de abejas que buscan sus aromáticas flores, para fabricar la miel el polen. En verano maduraba, ennegreciendo sus hojas y mostrando todo el vigor, al tiempo que ofrecía generosamente su sombraje, siempre amigable y protector. Pero era sin duda en otoño cuando se mostraba en toda su magnificencia, singularmente al atardecer, cuando los últimos rayos del sol poniente hacían fulgurar sus hojas de oro... ¡Una imagen de inefable belleza que tengo grabada en lo más hondo de mi ser, y que inevitablemente me evoca los orígenes, esto es, los dorados años de mi niñez y primera juventud! No en vano "la primera patria de todo hombre es su infancia" -así entendía la edad de la inocencia el gran poeta austrohúngaro, Rainer María Rilke (1875-1926)-.


Vista general del tilo de Los Callejones en Torrebaja (Valencia), en otoño, con detalle de la cancela y tapias que antiguamente circundaban el huerto donde se halla (1998).

Vista general del tilo de Los Callejones de Torrebaja (Valencia), desde poniente (2013).

            En cualquier caso, se trata de un árbol majestuoso y que he fotografiado muchas veces, pues su imagen en muy atrayente y distinguida.


El tilo, en la botánica y la farmacopea.
Dicen los botánicos que los tilos son difíciles de clasificar, pues existen múltiples variedades híbridas, espontáneas y artificiales, lo que entorpece su taxonomía. El de Torrebaja pertenece a las variedades europeas (Tilia platyphyllos), siendo un género de árbol de la familia de las malváceas. En cualquier caso, este tipo de árboles posee buen porte, pudiendo llegar hasta los 40 metros de altura: el fuste de su tronco puede medir un metro de diámetro y lograr una vida pluricentenaria. Pío Font Quer, farmacéutico leridano, en su libro Plantas Medicinales (Barcelona, 1993), subtitulado El Dioscórides renovado, dice:
  • El tilo es un árbol de buen porte, con tupido follaje, que da sombra impenetrable y fresca, deshojado durante el invierno; tiene hojas grandes […], de figura de corazón, con los lados desiguales en la base y el ápice puntiagudo, de bordes irregularmente dentados y festoneados, de un verde oscuro y lampiñas en la haz, más pálidas y menudamente vellosas en la cara inferior… […] tienen sabor herbáceo algo aromático, agradable, y sueltan cierto mucílago parecido al de las malvas;…[4]

Detalle de las hojas del tilo de Los Callejones de Torrebaja (Valencia), 2013.


Además, al caerse al suelo, las hojas lo enriquecen, pues al descomponerse proporcionan un humus de alto contenido en nutrientes, lo que colabora a mejorar las tierras pobres. Respecto de las flores, comenta:
  • […] nacen al lado del pezón de la hoja, sostenidas por un largo cabillo que se dilata y forma a modo de una hoja larga y angosta, de un verde pálido, un poco coriácea, la mitad de la cual queda libre y suelta en la parte superior; en el extremo del prolongado cabillo, nacen de tres a cinco flores sobre cabillejos más cortos… […] despiden suave aroma, y acuden a ellas las abejas.[5]
Detalle de las hojas, florecillas y lengüetas brácteas del tilo de Los Callejones de Torrebaja (Valencia), 2013.
Señala del fruto:
  • […] es también velloso, ovoidal, y muestra cinco costillas longitudinales en resalto; es seco en la madurez, y no se abre jamás.

El tilo de Los Callejones fue plantado como árbol ornamental, bien para aprovechar sus flores o por simple capricho, pero en su medio natural crece en el bosque, junto a otros árboles amantes de la sombra –hayas, arces, serbales…-: así puede verse desde los Pirineos hasta los montes Cantábricos, no siendo infrecuente verlo en la serranía de Cuenca, pero siempre entre los mil y mil quinientos metros de altitud. En cuanto a la recolección de sus flores, el farmacéutico leridano aconseja:
  • Las flores del tilo se recolectan cuando se acaban de abrir […] Hay que subirse al árbol y trepar por sus ramas, o contentarse con las que se pueden coger desde el suelo valiéndose de un cayado que permita arquear y hacer descender las ramas inferiores, que no deben cortarse. Si la recolectáis para utilizar la droga vosotros mismos […], separad las flores una a una y recogedlas sueltas, sin aquella lengüeta o bráctea inútil que trae el ramillete; el cual, siendo la flor para venderla a los droguistas lleva en sí como la señal de garantía del fármaco, y, por otra parte saldréis beneficiados en el precio, porque con menos trabajo obtendréis mayor peso, y os la estimarán en más, porque da mayor satisfacción al público indocto y rutinario./ Sea como fuere, procurad que las flores se sequen rápidamente, colectadas en un día de sol y aire seco.[6]
Ramita de tilo (Tilia Platyphyllos) en flor, y flor suelta [Tomado de FONT QUER (1993)].


Resulta curiosa la advertencia, respecto de la “lengüeta o bráctea inútil que trae el ramillete” de la flor del tilo, pues ésta no aporta ningún beneficio apreciable, razón por la que puede desecharse. De sus virtudes, señala:
  • La más importante se refiere a su facultad de calmar la excitación nerviosa. Todos cuantos se exaltan con una taza de café, y, en consecuencia, no pueden dormir, recobran la calma con una taza de tila, que es sedante y apaciguadora. Probadla, sobre todo, como queda dicho: preparada exclusivamente con flores bien conservadas, al abrigo del polvo y de la luz.[7]

La facultad medicinal más aceptada de la flor del tilo es la nervina, por lo que se sugiere para las personas excitables a las que les cuesta coger el sueño o mantenerlo, ya que la infusión es manifiestamente lenitiva y pacificadora. Finalmente, aconseja sobre su uso y la forma de tomarla:
  • Pesad 1 onza de flores y distribuidla en doce partes; cada parte, envolvedla en un papel blanco, bien limpio, y guardadla así. Con las flores de cada uno de estos paquetitos podréis preparar una taza de tila, echando las flores en el agua hirviendo, tapando el cacharro y retirándolo inmediatamente de la lumbre. La tila se toma endulzada con azúcar o miel. Hay quien, para realzar su acción, añade a esta tisana una cucharadita de agua de azahar.[8]

Detalle del cuerpo central del tilo de Los Callejones de Torrebaja (Valencia), 2013.


No está mal el consejo del papelito y el agua de azahar, obtenido ésta por destilado en corriente de vapor de la infusión de pétalos de naranjo amargo (Citrus auranticum); en realidad basta con guardar las flores en botes de cristal o metal, siempre que estén bien secas y preservadas de la luz, que quita el color y resta propiedades. Asimismo, conviene evitar que la infusión hierva, pues entonces se convertiría en cocción y perdería cualidades. Conviene echar las flores en agua hirviente, retirar del fuego y tapar el receptáculo durante unos minutos. Mi consejo es edulcorarla con azúcar moreno de caña, pero también puede hacerse con miel, singularmente si es de flores de tilo…

Según Font Quer, los antiguos conocieron el tilo, pero ignoraron la principal de las virtudes que hoy le atribuimos, esto es, la nervina, sedativa y tranquilizadora en el estado de nervios. Respecto de otras bondades, dice citando al célebre judío segoviano, que fue médico personal del Papa Julio III, Andrés Laguna (1566):
  • La corteza de la Tilia, maxcada y puesta en forma de emplastro, suelda las frescas heridas. Sus hojas, majadas, resuelven las hinchazones, hazen renacerlos cabellos e impiden que no se caigan. El çumo de sus hojas es dulce, y su fructo no suele ser jamás de ningún animal tocado. Su madera asimesmo no se come jamás de carcoma.[9]

Con todo, desaconsejamos la aplicación de la mencionada cataplasma de corteza de tilo mascada en caso de heridas recientes; mejor acudir al centro de salud más próximo... Asimismo cabría proceder en caso de inflamaciones. Tocante a la calvicie, cabe decir que ésta tiene orígenes distintos, y que resulta dudoso que pueda tratarse con hojas de tilo majadas; de ser cierto habría menos calvos. Pero sí lo es que las hojas masticadas tienen un sabor agradable, lo digo porque las he probado; y que la madera del tilo no es atacada por la carcoma, siendo poco sensible a larvas y termitas. Además, es muy apreciada para la talla, la escultura y el torneado, merced a la homogeneidad de su fino grano.

Vista de los Puntales del Mediero en Los Molares de Ademuz (Valencia), desde el tilo de Los Callejones (2013).


El tilo, en la mitología.
La historia del tilo nace en la antigua Grecia, de la mano de la mitología. Según esta saga pagana, el centauro Quirón fue concebido por Cronos (el Saturno romano), el cual, previamente convertido en caballo, tuvo una relación con la oceánide Filira (Philyra); ésta al, al ver el monstruo que había parido, suplicó a los dioses que no la dejasen entre los mortales; es por esta razón que fue convertida en un árbol, el tilo.[10] Existen, sin embargo, variantes de esta legendaria y terrible historia, como lo son la mayoría de las mitológicas; pero esencialmente se resume en lo dicho. Cabe decir que al centauro Quirón se le representa como una figura mixta, del ombligo para arriba tiene forma humana, mientras que el resto de su cuerpo es el de un caballo. Quirón es sabio, inteligente y posee buen carácter, siendo padre de Ocírroe, fruto de su relación con Cariclo. Vivía en una cueva del monte Pelión en Tesalia, y era diestro en diversas artes y ciencias (música, caza, moral, medicina y cirugía), además de tutor de varios célebres héroes.[11]


El dios del tiempo, Crono o Cronos (que corresponde al Saturno romano),
armado de la hoz con que castró a Urano, su padre. (Aubin-Louis Millin, Galerie mythologique, 1811)
[Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].

.
Desconozco la enseñanza que pueda sacarse del relato mitológico, si es que tiene alguna; quizá que de las relaciones desiguales y engañosas, aparentemente, no puede salir nada bueno… Pero a veces surge, pues el centauro Quirón, pese a su forma monstruosa, tiene muchas cualidades, “es sabio, inteligente y posee buen carácter”. Para la mentalidad griega debía ser normal el caprichoso proceder de los dioses y semidioses de su panteón, sus gustos y pasiones, por otra parte tan humanos; aunque para la comprensión actual, supuestamente, carece de sentido. Cronos, dios del tiempo, que corresponde al Saturno romano, transformado en caballo para no ser descubierto por su esposa, sedujo a Filira (también llamada Felgre), de cuya relación nació el centauro Quirón, mitad hombre mitad caballo. 

Otra versión afirma que fue ella –Filira- la que se transformó en yegua, para intentar huir del requerimiento del dios. ¡Vaya usted a saber lo que realmente pasó! Todo fue que nació Quirón y ante la vista del monstruo, la madre, triste y desolada, imploró a los dioses que la transformaran en planta; compadecidos por su sufrimiento -cosa rara, pues los inmortales solían ser bastante crueles-, la convirtieron en un tilero.[12] Decía que Filira era una Oceánide, hija de Océano y Tetis: a estas ninfas se las asociaba a las fuentes, estanques o lagos, y eran hermanas de los Oceánidas (o Potamoi), los dioses de los ríos. A Filira se la relaciona con el perfume, la salud y la belleza, cualidades que también vemos en el árbol del tilo, además de ser considerada la deidad de la escritura, pues parece que enseñó a los hombres el arte y la ciencia de la fabricación del papel.[13]

Representación de las Oceánides, hijas de Océano y Tetis, entre las que se hallaba la ninfa Filira: Las Oceánides, Gustavo Doré, 1860 [Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].

 
El centauro Quirón, hijo del dios Crono y la ninfa Filira:
La educación de Aquiles, por Delacroix (fresco de Palacio Borbón de París)
  [Tomado de Wikipedia, La enciclopedia libre].

Palabras finales.
Hace ya unos años, con motivo del cincuentenario de la “Farmacia Villanueva” de Torrebaja (1943-1998), los boticarios ofrecieron a los clientes el detalle de un tarro cuadrangular de cristal, con tapón de corcho, conteniendo flores y brácteas del tilo de Los Callejones, que fue el de doña Visita: doña Visita Navarro Ruescas fue esposa de don Antonio Hernández Montesinos, médico de Torrebaja, de cuyo matrimonio nacieron Isabel y Joaquín. Isabel casó con un hijo de don Casimiro Villanueva Mateo, médico de Casas Bajas -don Antonio Villanueva Garrido (1913-1959)-: que fue quien abrió la oficina de farmacia en esta localidad (1943). Del matrimonio de don Antonio con Isabel nacieron cuatro hijos: Mª Isabel, Mª del Carmen, Antonio y Joaquín Villanueva Hernández. Este último es el actual farmacéutico de Torrebaja, heredero del huerto de Los Callejones y del célebre tilo, al que deseamos larga vida para que pueda seguir cuidando del árbol.

Detalle del frasco con flores y brácteas del tilo de Los Callejones con que la "Farmacia Villanueva" celebró el Cincuentenario (1943-1998) de su existencia al servicio de la salud en Torrebaja (Valencia).
  

Soy consciente de que estas líneas carecen de importancia, pero son mis recuerdos y también los de otros; aunque intrascendentes, las ofrezco a modo de homenaje al secular tilo de Los Callejones, que fue el de mi niñez. Decía el gran escritor británico, Gilbert Keith Chesterton (1874-1936): Lo maravilloso de la infancia es que cualquier cosa es en ella una maravilla... –como asombroso es el árbol y la magia que le rodea-. Vale.




[1] La presente entrada constituye la revisión y ampliación de un artículo previo del mismo título, publicado primero en el Diario de Teruel, del jueves 13 de agosto de 1998, y después en mi primer libro Desde el Rincón de Ademuz, Valencia, 2000, pp. 226-228.
[2] Cf. Wikipedia, voz Alfred Adler.
[3] Cf. Wikipedia, voz Sambucus.
[4] FONT QUER, Pío. Plantas medicinales. El Dioscórides renovado, Editorial Labor, S.A., Barcelona, 1993, tomo II, p. 408.
[5] Ibídem, p. 409.
[6] Ibídem.
[7] Ibídem, p. 410.
[8] Ibídem.
[9] Cf. PEDACIO DIOSCORIDES ANAZARBEO, Acerca de la Materia Medicinal, y de los Venenos Mortiferos, Traduzido de lengua Griega, en la vulgar Castellana&illustrado con claras y substantiales Annotaciones, y con las figuras de innumerables plantas exquisitas y raras, por el Doctor Andres de Laguna, Medico de Iulio III., Pont. Maxi./ En Salamanca Por Mathias Gast. Año 1566/ Barcelona, 1994, tomo I, p.87.
[10] FONT QUER (1993), p. 410.
[11] Cf. Wikipedia, voz Quirón.
[12] Cf. Wikipedia, voz Filira (oceánide)
[13] Cf. Wikipedia, voz Oceánide

miércoles, 5 de junio de 2013

CASAS BAJAS, EN EL RINCÓN DE ADEMUZ (y II).

A propósito del CLXXV aniversario
de su emancipación de Ademuz (Valencia)

                                                                                                                                                                                        




“Tiene [Casas Bajas] unas 200 casas de mala construcción y pocas comodidades,
con una casa abadía toda de piedra sillera para el vicario,
una plaza en el centro del pueblo,
donde estuvo el cementerio antiguamente hasta el año 1834,...”
Pascual Madoz (1847).






Las siguientes segregaciones del término de Ademuz se produjeron ya en el segundo cuarto del siglo XIX, cuando Fernando VII (1784-1833), el último monarca del Antiguo Régimen ya había fallecido. Sin embargo, la idea de establecer una administración municipal uniforme ya viene de las Cortes de Cádiz (1812), en cuyo artículo 310, dice:
  • Se pondrá Ayuntamiento en los pueblos que no lo tengan, y en que convenga le haya, no pudiendo dejar de haberlo en los que por sí o con su comarca lleguen a mil almas, y también se les señalará término correspondiente.
La Reina Gobernadora, doña María Cristina de Borbón-Dos Sicilias (1806-1878), cuarta esposa de Fernando VII, que desempeñó la Regencia durante una parte de la minoría de edad de su hija, la reina Isabel II (1833-1840).

El mismo año de la muerte del rey Felón [Fernando VII], al comienzo de la Regencia de su viuda, la reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias,[1] tuvo lugar la división territorial de España en 49 Provincias y 14 regiones, lo cual se realizó mediante una simple circular, siendo secretario de Estado de Fomento Francisco Javier de Burgos, y Ministro Ceán Bermúdez (noviembre de 1833).[2]

Siendo secretario de Estado don Francisco Javier de Burgos (1778-1848), mediante una simple circular,  el territorio español se dividió en 49 provincias y 14 regiones (1833).

La conformación de los nuevos municipios del Rincón de Ademuz –Casas Altas, Casas Bajas, Torrealta y Torrebaja- se produjo al amparo del Real Decreto de 23 de julio de 1835, privilegio concedido a todos los Ayuntamientos peninsulares e isleños que poseyeran más de cien almas y se hallaran bajo la cabecera de otro pueblo o incluidos en él (y estuvieran dentro del decreto de Subdivisión del año 1834) –se refiere a la Subdivisión en partidos judiciales de la nueva división territorial de la Península e islas adyacentes, aprobada por S.M., la Reina Gobernadora en el Real Decreto de 21 de abril de 1834.

Según el citado Decreto de Subdivisión (1834), de los 15 partidos de la provincia de VALENCIA uno es el de Alpuente, formado por 23 pueblos [3.500 vecinos, 20.571 almas], entre los que se hallan 15 localidades del Rincón de Ademuz: Ademuz, Casas altas, Casas bajas, Castielfavit (sic), Negrón, (Mas del) Olmo, Puebla de San Miguel, (El) Rato o Cuesta del Rato, Royo Cerezo (sic), (Los) Santos, Sesga, Torrealta, Torrebaja, Val (de la Sabina) y Vallanca. No se nombra aquí la aldea de Mas de Jacinto, ni al lugarcillo de Mas de los Mudos, ambos en término de Castielfabib.

La primera segregación de este siglo fue la de Casas Bajas, que se constituyó en municipio independiente por Decreto de 5 de junio de 1838, esto es, al final de la Regencia de María Cristina (1833-40), aunque su término no se amojonó hasta años después (1841). Como se dice arriba, la base legal inicial para aquella disposición estuvo en el Real Decreto de 23 de julio de 1835,  dictada "para el arreglo provisional de los Ayuntamientos del Reino"; la emancipación se produjo, pues, en el contexto de la primera guerra carlista (1833-40), tras la revolución liberal (1835-37), hecho que puso fin al Antiguo Régimen y a la Monarquía Absoluta.

Vista general de Casas Bajas (Valencia), desde el cerro frontero (2011).

Doña Isabel II (1830-1904), reina de España (1833-68) [Retrato de 1846, cuando contrajo matrimonio con su primo don Francisco de Asís de Borbón, duque de Cádiz].

Otra segregación del término de Ademuz en el siglo XIX fue la de Casas Altas, que se constituyó en municipio independiente por Decreto de 5 de octubre de 1845, aunque su término no se deslindó hasta años después –en 1847 todavía no lo tenía amojonado-.[3] De este momento histórico, ya en la etapa isabelina, al comienzo de la "década moderada" (1844-54) y con el general Narváez en la Presidencia de Gobierno, se ha conservado un documento denominado “Deslinde del término de Casas-altas, con la Villa de Ademuz” (1845), donde se refleja el acuerdo tomado en Vallanca el día 22 de noviembre de 1844 por los jueces árbitros nombrados para dicho fin por Ademuz y Casas Altas, ante el Juez Comisionado para los autos:
  • El señor Juez Comisionado, según los antecedentes que obraban en su poder “relativos al expediente de emancipación de Casas-altas de la villa de Ademuz, y del deslinde del término que debe darse al nuevo municipio” refiere que el jefe superior político –don José Soler- en oficio de 2 de abril de 1844 le comisionó para que “procurara conciliar los intereses encontrados de los vecinos de Ademuz y de la/ Aldea de Casas-altas, é inducirles á que se aviniesen en el/ señalamien.to del término á esta última”, “por la paz y unión de los pueblos...”. Para ello le insta que se valga de cuantos medios le dictara su prudencia y celo, pues, como puede verse, los intereses de ambas localidades se hallaban enfrentados. Entre otras cosas, “para conciliar las partes” se le ocurrió al Juez Comisionado celebrar una entrevista entre representantes de la villa y el nuevo municipio, encuentro que tuvo lugar el día 4 de junio de 1844, “en el/ Morrón sobre la peña roya, por ser este el punto que/ domina la mayor parte del terreno que ha de atravesar/ la línea divisoria...”. A dicha reunión asistieron dos ciudadanos: Juan Valentín y Joaquín Fortea, como apoderados de Casas-altas. Y don Antonio González, don Vicente González, don Juan Manzano, don Vicente Pérez y don Francisco Esparza, todos ellos comisionados nombrados por el Ayuntamiento de Ademuz./ La entrevista no fue concluyente, ya que aunque “cedieron ambas partes algunas de sus respectivas pretensiones, no se conformaron enteram.te”. Sin embargo, conociendo el Juez “que los resentimien.tos consiguien-/ (fol. 1v) tes á la emancipación no lo eran tan encarnizados que/ cerrasen la puerta á las esperanzas de una transac-/ ción amistosa”, mediante un oficio que les dirigió el día 5 de junio les propuso a ambos municipios que si les parecía bien designasen unos jueces árbitros para llevar a cabo el deslinde. A los efectos, el medio para llegar a un acuerdo pareció bien a las partes, porque los apoderados de Casas Altas, en oficio del día 6 de junio, aceptaron la solución y nombraron como juez mediador a don Joaquín Pérez, cura párroco de la villa de Vallanca. El ayuntamiento de Ademuz hizo lo propio y el 24 de mismo mes nombró como intermediario a don Baltasar Adalid, asimismo vecino de Vallanca. Aceptados y firmados los encargos, dichos jueces árbitros comenzaron a realizar el deslinde, que tuvo lugar en Vallanca “á los veinte y dos días del mes de noviem-/ bre del año mil ochocientos cuarenta y cuatro”.[4]

Vista general de Casas Altas (Valencia), desde levante.

Vista parcial de Torrealta-Torrebaja (Valencia),
desde los pretiles del puente sobre el río Turia (2013).

La emancipación de Torrealta como municipio independiente de Ademuz debió producirse al amparo de las mismas disposiciones legales, aunque se desconoce la fecha exacta –aunque antes de 1845-. Asimismo podríamos decir de Torrebaja, cuya independencia de Castielfabib tuvo lugar en fecha ignorada. Sabemos, no obstante, que Torrebaja ya tenía ayuntamiento propio en 1849, y que por esa fecha ya se le había agregado el de la vecina Torrealta, que, según dice Madoz, perdió su competencia municipal “por no reunir los 30 vecinos de la ley”[5] -se refiere a la Ley de organización y atribuciones de los Ayuntamientos de 8 de enero de 1845, y a la Real Orden de 25 de enero de 1845, que establecía la supresión de todos aquellos ayuntamientos que no superasen los 30 vecinos, esto es, unos 150 habitantes-.

Vista de Torrebaja (Valencia), desde La Palanca.

Municipios matriciales y emancipados del Rincón de Ademuz.
Municipios Matriciales
Municipios emancipados
Fecha


ADEMUZ



Vallanca

1695, abril 14
Puebla de San Miguel
1765, febrero 2
Casas Bajas
1838, junio 5
Casas Altas
1845, octubre 5
Torrealta
antes de 1849

CASTIELFABIB

Torrebaja
antes de 1849
Nota: Torrealta se adscribió al municipio de Torrebaja, por no reunir los 30 vecinos que marcaba la Ley para continuar siendo municipio (antes de 1849).

Observando el mapa del Rincón de Ademuz -desde 1261 hasta 1695- vemos que el término de Castielfabib ocupa la mitad noroccidental de la comarca, mientras que el de Ademuz se distribuye por el resto del territorio, de este a oeste y por el sur. Tras las segregaciones ocurridas en el siglo XVII, XVIII y XIX, vemos que Castielfabib sólo ha sufrido la segregación de Torrebaja, pequeño término que ocupa aproximadamente el centro geométrico de la comarca, mientras que la constitución de los demás municipios fue a costa del de Ademuz: a la izquierda de éste queda Vallanca (oeste), a la derecha Puebla de San Miguel (este), mientras que Casas Altas y Casas Bajas lo hacen en posición meridional. Torrealta, que se hallaba al norte de Torrebaja y provenía del termino de Ademuz, se agregó al de Torrebaja, formando un sólo municipio (antes de 1849).

Mapa del Rincón de Ademuz (Valencia), con detalle de los municipios que lo integran 
[Tomado de RODRIGO ALFONSO (1998), p. 50].

Mapa del Rincón de Ademuz (Valencia),
con detalle de los municipios que lo integran y de los de Teruel y Cuenca que le circundan
[Tomado de RODRIGO ALFONSO (1998), p. 39].

Según la hipótesis más admitida, la peculiaridad  de Torrebaja y Torrebaja está en que probablemente fueron pequeños territorios señoriales donados a particulares tras la conquista cristiana. Estos territorios -Torrealta en el término de Ademuz y Torrebaja en el de Castielfabib- se constituyeron en mayorazgos en el siglo XVI-XVII, circunstancia que propició el mantenimiento de su unidad territorial, hasta el punto que las lindes del mayorazgo de los Ruiz de Castellblanque fueron posteriormente las del municipio de Torrebaja. Otro tanto podría decirse del de los Garcés de Marcilla respecto de Torrealta.

Gráfico en el que se representan las Etapas Económicas del Rincón de Ademuz, desde el siglo XVII hasta la actualidad, donde se demuestra el crecimiento poblacional de la zona, base para la creación de los nuevos ayuntamientos aparecidos en el segundo cuarto del siglo XIX
[Tomado de RODRIGO ALFONSO (1998), p. 53].

Don Pascual Madoz (1806-70), político y estadista español, Ministro de Hacienda durante el bienio Progresista (1854-56), autor de una nueva Ley General Desamortizadora, civil y eclesiástica (1855), autor de un célebre Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar (Madrid, 1845-50), magna obra en 16 volúmenes editada por el propio autor, cuya importancia en la modernización de la España del siglo XIX nadie discute.


Casas Bajas, en el Rincón de Ademuz.
Para conocer las características del nuevo municipio, la mejor fuente de que disponemos es el Diccionario... de Pascual Madoz (1802-70) -ministro de Hacienda en 1855 y autor de una célebre Ley de Desamortización general, que completaba la de Mendizabal (1836-37): el tomo VI de la obra donde dice de Casas Bajas data de 1847, esto es, nueve años después de haberse constituido en municipio autónomo de Ademuz [la negrita es mía, se han completado las abreviaturas].

CASAS BAJAS: Lugar con ayuntamiento de la provincia, audiencia territorial y capitanía general de Valencia (23 horas), partido judicial de Chelva (12), diócesis de Segorbe (22). SITUACIÓN: en los confines de la provincia de Cuenca, y estremo meridional del terreno conocido con el nombre de Rincón de Ademuz, al pie de un monte llamado el Pinar llano, en la ribera derecha del río Turia ó Guadalaviar, resguardado de los vientos del Norte, con CLIMA templado y sano, padeciéndose comúnmente tercianas catarrales y algunas herpes. Tiene unas 200 CASAS de mala construcción y pocas comodidades, con una casa abadía toda de piedra sillera para el vicario, una plaza en el centro del pueblo, donde estuvo el cementerio antiguamente hasta el año 1834, que se construyó otro en sus afueras, una escuela de niños dotada con 1.100 reales, casa franca y leña que llevan aquellos, y una iglesia vicaría, fundada en 1745, bajo la advocación de la Transfiguración del Señor, la cual es aneja de la parroquia de Ademuz, y se halla servida por un vicario de patronato real y un sacristán que nombra el ayuntamiento. El templo es un edificio sólido, de orden moderno, compuesto de una sola nave de 69 pies de largo, 36 de alto y 35 de ancho, con 8 altares y el mayor que fue del convento de San Francisco de Castielfabib: el tabernáculo dorado, y el coro se halla sobre el umbral de la puerta, terminando la fachada en una torre á propósito para dos campanas, aunque solo hay una mediana. En las inmediaciones del pueblo se encuentran unas 30 eras de trillar con sus correspondientes pajares, y unas 5 fuentes de agua dulce, que sirven para el consumo de los habitantes. El TÉRMINO confina por N y E con Ademuz y sus aldeas; S y O Moya y Sta. Cruz de Moya (provincia de Cuenca, partido judicial de Cañete), estendiéndose sobre una hora de N á S, y ½ de E á O. En su radio se encuentran algunos montes todos pelados, con solo alguna mata baja; y á 100 pasos del pueblo pasa de N á S el río Turia ó Guadalaviar que algunos llaman Río Blanco, el cual se cruza por un puente de 57 pies de largo y 12 de ancho, cuyo piso es de tablas. El TERRENO es la mayor parte barrancoso y pedregoso, de difícil cultivo, cuyas tierras no dan de sí ni aun para los trabajos, exceptuando los trozos que están plantados de viñedo. Solo la quinta parte está llano, y la centésima parte de su extensión es huerta, que se halla á una y otra parte del r. referido, con cuyas aguas se fertiliza. Los CAMINOS son locales, de herradura y en mal estado. La CORRESPONDENCIA se recibe dos veces á la semana por el mismo conductor que la lleva á Ademuz, y pasa por este pueblo. PRODUCCIÓN: por un quinquenio aproximadamente 2.000 fanegas de centeno, 100 de cebada, 300 de avena, 500 de maíz, 80 de judías, 1.200 arrobas de vino, 140 de cáñamo, algunas patatas, varias frutas y hortalizas; sostienen unas 600 cabezas de ganado lanar,100 de cabrio y 1.300 colmenas; hay caza de conejos, perdices y liebres. INDUSTRIA: la agrícola, 8 telares de lienzo, otros tantos de lana para ropa del uso común del pueblo, un molino harinero, y 4 ollas para hacer aguardiente. COMERCIO: tiene una tienda de abacería, de cuyos géneros se abastece en lo general el vecindario á cambio de huevos. POBLACIÓN: 170 vecinos, 730 almas. CAPACIDAD PRODUCTIVA, IMPUESTOS y CONTRIBUCIÓN: se incluyen en Alpuente. El PRESUPUESTO MUNICIPAL asciende á 2,447 reales que se cubre con los productos de una dehesa de propios llamada del Romeroso, que suben 200 reales con algunos arbitrios impuestos sobre una tienda de abacería y puesto de carne, cubriendo el déficit por parte vecinal. Esta población fue una aldea dependiente de la jurisdicción de la villa de Ademuz; pero en 5 de junio de 1838, obtuvo la gracia de S.M., para constituir ayuntamiento propio, habiéndose hecho el señalamiento de su término en 1841.[6]




Antiguos corrales, pajares y descubiertos en Casas Bajas (Valencia).


Resulta difícil sustraerse al encanto de la descripción que hace Madoz de nuestra población, por eso he mantenido el texto literal, añadiendo sólo unos breves comentarios, pues entiendo que para comprender lo que fue la vida y forma de ser de los casasbajenses en aquel momento histórico, lo que procede es examinar su realidad e interpretarla; para ello debemos comenzar por la información básica, esto es, por los datos... Comienza por definir el municipio administrativamente, esto es, con respecto a la provincia, audiencia y capitanía general, partido judicial y diócesis, estableciendo su distancia en horas de marcha. El espíritu que rigió la distribución del Estado en Provincias (1833) establece que desde el lugar más alejado de ésta a la capital no debería haber más de 24 horas de camino, lo cual vemos que se cumple en el caso de Casas Bajas, pues la distancia a Valencia es de 23 horas.  En el momento de la creación de los Partidos Judiciales, los pueblos del Rincón de Ademuz fueron adscritos a Alpuente (1834), pero a la fecha (1847) ya habían pasado a Chelva.

Cabe decir que la recogida de datos acerca de los municipios para el Diccionario concebido por Madoz se hace de forma sistemática, distribuyéndolos en distintos apartados: Situación geográfica, Clima, Casas, Término, Terreno, Caminos, Correspondencia, Producción, Industria, Comercio, Población, Capacidad Productiva, Impuestos, Contribución y Presupuesto Municipal. El método empleado refleja la influencia de una mentalidad científica e ilustrada, para intentar definir cada municipio con la máxima precisión, esto es, ordenadamente y con los mismos parámetros.

Respecto a la Situación geográfica del término, lo ubica en el Rincón de Ademuz y con respecto a Cuenca, nombrando topónimos locales, como el “Pinar llano” y el río que le atraviesa, Turia o Guadalaviar. Comenta el Clima, “templado y sano” que le afecta y las enfermedades endémicas de entonces: fiebres tercianas y herpes, pudiendo tratarse de las típicas fiebres pútridas (tifoideas) producidas en todo el mediterráneo, o por el paludismo (que curaba con quinina).

Antigua "Casa Abadía" de Casas Bajas (Valencia), actualmente deshabitada (2011).

Respecto a las casas y edificaciones en general, las define como “de mala construcción y pocas comodidades”, incluyendo entre ellas “una casa abadía toda de piedra sillera para el vicario”. Dice de la plaza mayor, a la que sitúa en el “centro del pueblo, donde estuvo el cementerio” hasta 1834, en “que se construyó otro en las afueras” -el que todavía utilizamos-. Nada dice el estadista de la Casa Consistorial, pero de esa época o inmediatamente posterior debía datar un edificio de planta cuadrangular y cobertura a dos aguas que hubo en el centro de plaza, el cual albergaba las dependencias municipales: secretaría, calabozo, salón de plenos, archivo y demás -demolido por iniciativa popular hacia 1976-: su demolición fue un acierto, pues la plaza quedó despejada, permitiendo una singular perspectiva del templo: propiamente la plaza de Casas Bajas se halla entre las más hermosas de la comarca. Al fin la plaza de un  pueblo es el punto de reunión social por excelencia, abierto a todos y donde se celebran los principales eventos de la comunidad. El dato resulta de gran interés para comprender la evolución urbanística de la localidad. Asimismo, dice de “una escuela de niños”, “casa franca” para el maestro “y leña que llevan aquellos” esto es, los alumnos asistentes para calentarse en invierno, como se vino haciendo hasta el comienzo de la segunda mitad del siglo XX. 

Nombra “una iglesia vicaría”, fundada en 1745, bajo la advocación de la Transfiguración del Señor”, aneja de Ademuz, estando “servida por un vicario de patronato real y un sacristán que nombra el ayuntamiento”. Tradicionalmente, el templo se conoce como "San Salvador" o "Señor San Salvador"; pero cabe saber que se trata de una simplificación de la expresión "Transfiguración del Señor, San Salvador", que no es más que otra forma de titular el nombre de Jesús de Nazaret: en esta fiesta de la Transfiguración, los cristianos celebran "la carne humana de Jesús", por eso la imagen de San Salvador se representa como un varón semidesnudo, apenas cubierto por una túnica. Corresponde a la fiesta de las Tiendas, en que los judíos conmemoran la cohabitación de Dios con el hombre. La vicaría perpetua de Casas Bajas fue fundada durante el pontificado segobricense de don Francisco de Cepeda y Guerrero (1731-48),[7] aunque el expediente no debió llegar a completarse, pues su tramitación continúa en tiempo de don Alonso Cano (1770-80).[8] De hecho, su consolidación tuvo lugar años después, siendo obispo de Segorbe don Lorenzo Gómez de Haedo (1783-1809).[9]

Vista posterior de la antigua "Casa del Lugar" de Casas Bajas (Valencia), sita en el centro de la plaza Mayor, frente a la parroquial de San Salvador, que albergaba las oficinas municipales y el calabozo: el edificio fue demolido por iniciativa popular (ca.1976)
[Tomada de Facebook: Casas Bajas (La página del pueblo)].

Detalle de la torre-campanario de la parroquial -San Salvador- de Casas Bajas (Valencia).

Detalle de una lápida del cementerio de Casas Bajas (Valencia),
correspondiente a Joaquina Gómez Lozano, de 19 años de edad,
fallecida "de resultas de una caída de un árbol", el 16 de agosto de 1877.

Detalle de una lápida del cementerio de Casas Bajas (Valencia),
correspondiente a Joaquín Andrés Pérez,
fallecido a los 75 años de edad, el 17 de mayo de 1925.

Tras el Concordado de 1851, los vicarios perpetuos pasaron a denominarse curas propios o párrocos. Define el templo como “un edificio sólido, de orden moderno, compuesto de una sola nave [...], con 8 altares y el mayor que fue del convento de San Francisco de Castielfabib: el tabernáculo dorado, y el coro se halla sobre el umbral de la puerta, terminando la fachada en una torre á propósito para dos campanas, aunque solo hay una mediana”. Ciertamente, el templo es magnífico, de orden moderno, esto es, neoclásico, basado en planta de cruz latina y volúmenes rectos y proporcionados. El templo comenzó a construirse a comienzo de los años setenta del siglo XVIII, sobre el solar que ocupaba una pequeña ermita. Consta documentalmente que un matrimonio, vecino de la Villa de Ademuz y residente en Casas del Río Vaxas -Simón Antón y Thomasa Aguilar-, donó de limosna al común de los moradores una porción de heredad, que lindaba con la ermita de San Salvador, para la fundación y construcción de un nuevo templo en el Lugar [1773, mayo 16].[10] Referente a la torre-campanario, se construyó sobrepasado el ecuador del mismo siglo XIX, merced a la solicitud de los vecinos, que suscribieron un documento dirigido al alcalde y por su intermedio al Gobernador Civil de Valencia, solicitando se dignase conceder permiso para su construcción, con el objeto de embellecer la iglesia parroquial y colocar un reloj, para comodidad del vecindario”, obligándose a todos los gastos que dicha obra ocasionase, incluidos los materiales y mano de obra [1857, octubre 21].[11] El altar mayor perteneció al convento franciscano de San Guillermo de Castielfabib, y fue adquirido mediante limosnas por el común de los vecinos, tasándose en 200 pesos (1825).[12]

Detalle del recibo de compraventa por la adquisición del Retablo de la iglesia conventual de San Guillermo de Castielfabib (Valencia), datado 17 de abril de 1826
[Tomado de SÁNCHEZ GARZÓN (2001), p. 164].

Detalle de una columna barroca, perteneciente al antiguo retablo que fue del convento de San Guillermo de Castielfabib (Valencia), adquirido para la iglesia de Casas Bajas (Valencia) y destruido durante la revolución (1936-39).

Respecto a las monedas empleadas en los recibos de la transacción del retablo, figuran la Libra, el peso y el real de vellón. No obstante, la Libra era una antigua moneda imaginaria, no existía materialmente, usada en los distintos reinos de España; la valenciana [libra valenciana], con igual división que la catalana: 1 Libra= 20 sueldos= 240 dineros, posteriormente tendría el valor de 3 pesetas y 75 céntimos. Asimismo podríamos decir del Peso, otra moneda imaginaria, cuyo valor en el uso común equivalía a 15 reales de vellón [Rv], moneda de plata. Para hacernos idea del valor real de estas monedas, cabe decir que el pago del último recibo conocido se hizo mediante “cinco cántaros de vino, a razón de cinco reales cada uno”, que importaron “veinte y cinco reales de vellón”.[13]

Finalmente, en el apartado de las Casas nombra la existencia de eras y pajares, además de cinco manantiales, "que sirven para el consumo de los habitantes”.
Detalle de antiguas construcciones en la calle Alta de Casas Bajas (Valencia).

Detalle del plafón cerámico de Santa Bárbara,
en la fachada de la parroquial de Casas Bajas (Valencia).

En cuanto al Término, define sus límites con los municipios vecinos, por el norte, “con Ademuz y sus aldeas” y por el suroeste con Moya y Santa Cruz, que son tierras de Cuenca y partido judicial de Cañete. Dice de “algunos montes todos pelados, con solo alguna mata baja”, y del río Turia o Guadalaviar, también llamado río Blanco, que puede atravesarse por un puente de tablas.


El Terreno lo pinta poco productivo, salvándose sólo las zonas plantadas de viñedo, y el regadío, “que se halla á una y otra parte del río referido, con cuyas aguas se fertiliza. Respecto de los Caminos, todos “son locales, de herradura y en mal estado”. La Correspondencia la reciben dos veces por semana, la trae “el mismo conductor que la lleva á Ademuz, y pasa por este pueblo”.

En cuanto a la Producción agropecuaria, Industria, Comercio, Población y Presupuesto municipal, puede verse en el cuadro adjunto: destacan los telares de lienzo y lana, “para ropa del uso común del pueblo”, el molino harinero y las cuatro aguardenterías. Asimismo, dice de una tienda de ultramarinos, “de cuyos géneros se abastece en lo general el vecindario á cambio de huevos”. Respecto a la Población [170 vecinos, 730 almas] vemos que la razón es de un vecino por cuatro almas [1:4]. Aunque posiblemente fuera más elevada, ya que cabe que cuente sólo las “almas de comunión”, es decir, los niños mayores de 12 años.

Dice finalmente del Presupuesto (2.447 reales), cubierto con los productos de la dehesa del Romeroso, que aportan 200 reales, más los impuestos de la tienda de ultramarinos y la carnicería; lo que falta lo cubre el vecindario.

Fachadas de viviendas en la plaza Mayor de Casas Bajas (Valencia),
con detalle de un plafón cerámico en una de ellas.


Detalle de plafón cerámico representado una "Piedad" (Cristo muerto en brazos de su madre),
en la fachada de una casa de Casas Bajas (Valencia).

Vista de la plaza Mayor de Casas Bajas (Valencia),
con detalle de la fuente y templo parroquial San Salvador, al fondo (2012).


Detalle de la ceremonia de consagración del ara del templo de Casas Bajas (Valencia),
por don Agustín, Arzobispo de Valencia, futuro Cardenal García-Gasco, el 1 de octubre de 2003.


Extensión superficial, casas, población y datos económicos de los municipios del Rincón de Ademuz a mediados del siglo XIX (1845-50).
MUNICIPIO
EXTENSIÓN
Km2
Nº DE CASAS
POBLACIÓN
Vecinos/Almas
DATOS
ECONÓMICOS
ADEMUZ
100,66
800
724/3.033
Cap. Prod.: 4.469,230 Rs
Imp.: 176,316 Rs
Contri.: 33,144 Rs 26 mrs
CASAS ALTAS
15,89
180
183/615
-
CASAS BAJAS
22,61
200
170/730
Presup. Municipal: 2,447 Rs
CASTIELFABIB
106,27
350
334/1.336
Cap. Prod.: 323,613 Rs 11 mrs
Imp.: 11,657 Rs
Contr.: 10,371 Rs 17 mrs
PUEBLA DE SAN MIGUEL
63,72
75
83/316
Cap. Prod.: 657,052 Rs
Imp.: 26,249 Rs
Cont.: 4,219 Rs
TORREALTA
-
24
20/60
Cap. Prod.: 184,075 Rs
Imp.: 7,335 Rs
Contr.: 966 Rs
TORREBAJA
4,82
100
94/730
Cap. Prod.: 86,065 Rs
Imp.: 3,347 Rs
Contr.: 1,490 Rs
VALLANCA
56,49
300
296/1.030
Cap. Prod.: 476,370 Rs
Imp.: 18,761 Rs
Contr.: 6,123 Rs
TOTAL
370,47
2.029
1.898/7.850
-
Tomado de SÁNCHEZ GARZÓN (2009), p. 243. Los datos económicos de Casas Altas se hallan incluidos en los de Ademuz, villa de la que todavía no se había deslindada entonces. La extensión de Torrealta se halla incluida en la de Torrebaja, municipio al que ya se hallaba unido a la sazón. Por vecino debe entenderse <cabeza de familia> y cuando se dice de almas, se refiere a <almas de comunión>, excluyendo a los niños menores de 12 años.

    Producción, industria, comercio, población y presupuesto de Casas Bajas (1847).
PRODUCCIÓN
(quinquenal)
Centeno (2.000 fanegas), Cebada (100 f.), Avena (300 f.), Maíz (500 f.), Judías (80 f.), Vino (1.200 arrobas), Cáñamo (140 a.), Patatas, frutas y hortalizas. Ganado: lanar (600 cabezas), cabrio (100 c.), Colmenas (1.300), Caza (conejos, perdices y liebres).
INDUSTRIA
Telares de lienzo (8), Telares de lana (8), Molino harinero (1), Ollas de aguardiente (4).
COMERCIO
Tienda de abacería (1).
POBLACIÓN
Vecinos (170), Almas (730).
PRESUPUESTO MUNICIPAL
2.447 Reales vellón.
    Cf SÁNCHEZ GARZÓN (2009), p. 251. Nota: [a= arrobas, f= fanegas, a= arrobas, c= cabezas].


Detalle del antiguo retablo de pincel -obra de Salomón (1976)- en la iglesia parroquial de Casas Bajas (Valencia), durante la actuación del Coro Arciprestal del Rincón de Ademuz en la VIIIª Feria Comarcal de otoño  (2004).


El futuro administrativo de los municipios del Rincón de Ademuz, a modo de epílogo.
Según hemos visto, desde la baja Edad Media hasta finales del siglo XVII, el territorio del Rincón de Ademuz estuvo repartido entre dos grandes municipios -Ademuz y Castielfabib-: a partir de esa fecha se produjeron las primeras segregaciones de Ademuz -Vallanca (1695) y Puebla de San Miguel (1765)-, ambas tuvieron lugar en el Antiguo Régimen. Las demás segregaciones datan del segundo cuarto del siglo XIX: Casas Bajas (Ademuz) en 1838, al final de la primera Regencia (1833-40) y Casas Altas (Ademuz) en 1845, al comienzo de la Década Moderada (1844-54). Las aldeas de Torrealta (Ademuz) y Torrebaja (Castielfabib) se constituyeron por ese mismo tiempo, aunque desconocemos la fecha exacta, aunque antes de 1845, pues una Real Orden de enero de ese mismo año hizo que Torrealta se añadiera a Torrebaja, por no reunir los 30 vecinos que  la norma legal le requería para seguir siendo municipio independiente. Desde esa data de mediados del Ochocientos, la comarca se halla fragmentada en siete municipalidades... En la actual ordenación jurídica española, los municipios constituyen la forma primaria de la administración local, hasta el punto de ser la más próxima al ciudadano y la que presta los servicios básicos -abastecimiento de aguas, alcantarillado, alumbrado, basuras...-: hecho especialmente manifiesto en los pequeños municipios, lo que influye decisivamente en la calidad de vida de sus vecinos.

En España hay actualmente 8.116 municipios, de los que más de la mitad posee menos de 1.000 habitantes: entre ellos se cuentan todos los del Rincón de Ademuz, donde ninguno alcanza las 500 almas, con la excepción de Ademuz, cuyo censo –1.292 en 2011- se distribuye en cuatro núcleos: la villa y tres aldeas (Mas del Olmo, Sesga y Val de la Sabina) de apenas unos pocos vecinos.

El problema que plantean los pequeños municipios ya se puso en evidencia en el siglo XIX, no hay más que ver el Proyecto de Ley de Ayuntamientos de 1860, presentado por José Posada Herrera (1814-1885), Ministro de la Gobernación de Isabel II, donde entre otros argumentos, expone:
  • No es necesaria una larga práctica administrativa para reconocer los graves inconvenientes que ofrecen esas municipalidades microscópicas, como son muchas las que hoy existen, y que más que agregaciones de carácter público, pueden considerarse como familias dilatadas. Sin recursos para cubrir sus más perentorias atenciones... estos Ayuntamientos no sólo son una rémora constante para la Administración en general, sino incapaces de llenar el objeto propio de una asociación de su índole.
Detalle de una reja de forja sita en la ventana de una vivienda de Casas Bajas (Valencia).

En la actualidad, el problema pervive, siendo cada día más apremiante..., pues nuestros pueblos se vacían de gente joven, con lo que su población disminuye y envejece, hasta el punto que resulta difícil formar las listas para las elecciones municipales. En algunos lugares se da el caso de que faltan varones, incluso para llevar las andas de los santos en las procesiones... ¡Vivir para ver, que diría el clásico! Quizá ha llegado el momento de pensar seriamente en entidades que agrupen varios municipios, para racionalizar su gestión, pues los que tenemos, además de ser económicamente inviables por la falta de ingresos propios, no pueden garantizar la prestación de los servicios mínimos que requiere cualquier comunidad moderna. Porque no se trata sólo de ahorrar, sino de dar servicios de calidad.

Municipios del Rincón de Ademuz: superficie, población y densidad (2011).
MUNICIPIO
SUPERFICIE
POBLACIÓN
DENSIDAD
Ademuz
100,4
1.292
12,86
Casas Altas
15,9
168
10,56
Casas Bajas
22,6
243
10,75
Castielfabib
106,3
342
2,21
Puebla de San Miguel
63,6
86
1,35
Torrebaja
4,7
457
97,23
Vallanca
56,6
156
2,75
TOTAL
370,1 km2
2.744 habitantes
19,67 hb/km2
Tomado del Instituto Nacional de Estadística (INE). Elaboración propia (2013).

       En suma: el Rincón de Ademuz, con sus 370 km2, y menos de tres mil habitantes repartidos entre siete municipios, con un total diecisiete núcleos habitados, podría tener un único Ayuntamiento mancomunado, agrupando los concejos que actualmente posee; pues no se trata de hacer desaparecer la entidad de los pueblos, sino de que su administración se fusione para hacerla más eficiente. Valga el punto para decir que los pueblos de la comarca somos herederos de nuestro pasado, pero lo que nos debe unir ahora no es la historia conjunta, sino un proyecto de futuro en común... Vale.



[3] MADOZ (1847), tomo VI, p. 42.
[4] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2009). Casas Altas en la primera mitad del Ochocientos (1847): Comentario a las particularidades anotadas por el estadista, a propósito del expediente de deslinde de Ademuz (1845), en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. III, pp. 309-317.
[5] MADOZ (1849), tomo XV, p. 72.
[6] MADOZ (1847), tomo VI, p. 42.
[7] AGUILAR Y SERRAT, Francisco de Asís. Noticias de Segorbe por un sacerdote de la diócesis, Segorbe,1890/Valencia, 1975, tomo II, párrafo 454, página. 504.
[8] Ibídem, párrafo 504, pp. 574-475.
[9] Ibídem, párrafo 511, pp. 486-587.
[10] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2007). La iglesia parroquial del Señor San Salvador en Casas Bajas. Aportaciones al conocimiento historiográfico y documental, a propósito de la consagración del templo parroquial (2003, octubre 11), en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia,  pp. 273-274.
[11] Ibídem, pp. 274-275.
[12] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2001). Aproximación a la Historia del Convento de San Guillermo en Castielfabib, Valencia, pp. 84-87. SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2008). Casas Bajas en la primera mitad del Ochocientos (P. Madoz, 1847). A propósito de las descripciones del estadista y otras aportaciones documentales referentes a la parroquial Señor San Salvador, en el aniversario de la segregación de Ademuz (1838-2008), en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. II, pp. 246-247.
[13] Ibídem.

ANEXO FOTOGRÁFICO

Cartel anunciador del CLXXV aniversario de la constitución de Casas Bajas (Valencia), como municipio independiente de Ademuz (1838-2013).

Fachada posterior de viviendas en Casas Bajas (Valencia), sitas en la carretera y ya desaparecidas, con detalle del solanar cubierto por un tejaroz que vierte a dos aguas y baranda con pasamanos de madera [Tomada de Facebook: Casas Bajas (La página del pueblo)].

Acceso cubierto por tejaroz y baranda de madera,
en una casa de la calla Larga de Casas Bajas (Valencia) 
[Tomada de Facebook: Casas Bajas (La página del pueblo)].

Vista posterior de la antigua "Casa del Lugar" de Casas Bajas (Valencia), sita en el centro de la plaza Mayor, frente a la parroquial de San Salvador, que albergaba las oficinas municipales y el calabozo: el edificio fue demolido por iniciativa popular (ca.1976)
[Tomada de Facebook: Casas Bajas (La página del pueblo)].


Detalle del célebre "Rulo" de Casas Bajas (Valencia), utilizado durante la construcción de la carretera que conduce a Valencia, vía Santa Cruz de Moya (Cuenca)
[Tomada de Facebook: Casas Bajas (La página del pueblo)].

Vista aérea de Casas Bajas (Valencia), con detalle del urbanismo.