domingo, 31 de marzo de 2013

LA ERMITA DE SAN MIGUEL EN VAL DE LA SABINA (ADEMUZ).


Visita guiada a la ermita y 
al cementerio de la aldea ademuceña.


“Pues en la corte del Cielo,/ gozáis tan altos blasones.
Dad a nuestros corazones,/ Arcángel Miguel, consuelo” 
-De los Gozos al Arcángel San Miguel,
que se cantan en la ermita-.



Palabras previas.
Hace pocas fechas escribí acerca de los pilones y ladrillos cerámicos del “Vía Crucis” de Val de la Sabina (Ademuz), nombrando de paso la Ermita de San Miguel Arcángel, pues en sus fachadas se encuentran las tres últimas estaciones de la Pasión...[1] El propósito de la actual entrada en conducirles hasta la aldea ademucena, para una visita guiada a la ermita, comentar algo de su historia, describir el edificio y conocer su contenido.
            
Val de la Sabina tiene como patrón a san Miguel Arcángel, siendo éste mismo arcángel el titular de su ermita. Siempre me ha llamado la atención la vinculación entre los lugares sagrados –templos: iglesias o ermitas-, y el título de su advocación. De inmemorial, Ademuz se halla unido a San Pedro y San Pablo, primeros apóstoles y pilares de la Iglesia, lo cual tiene su sentido, pues la villa posee un lugar preeminente en la Historia local, además de ser cabecera de comarca y sede arciprestal. Otro tanto podríamos decir de Castielfabib y Vallanca, las otras dos iglesias más antiguas de la zona: ambas se hallan unidas a Nuestra Señora de los Ángeles, y aunque siempre he querido creer que era por la altitud, debe haber otra explicación más plausible: tal vez se deba a que se trata de iglesias fundacionales o de conquista, y nada mejor que ponerlas bajo la protección de María, la madre terrenal de Jesús de Nazaret, pues la Virgen es desde antiguo valedora de la Iglesia de Cristo. Y así podríamos seguir, con más o menos fundamento, elucubrando sobre la adscripción de los lugares santos con el prócer de su advocación.

 
Vista parcial Val de la Sabina-Ademuz (Valencia),
desde la carreterita de Ademuz-Mas del Olmo (2013).
            
Al hilo de esta idea, podríamos preguntarnos: ¿Por qué se halla la ermita de Val de la Sabina bajo el patrocinio de San Miguel Arcángel?, con certeza, no lo sabemos. Por lo que conocemos, el nombre “Miguel” en hebreo significa: ¿Quién como Dios? Pero, en principio, esto nada nos dice... Un mayor sentido le hallamos al nombre latino de Miguel, Michael, que significa “Jefe de los ejércitos de Dios”, de donde podríamos extraer un significado de “protección”: no en vano la Iglesia Católica lo considera como patrono y protector de la Iglesia Universal, de la misma forma que la judía lo considera protector de la Sinagoga. En todo caso, la iconografía le representa con coraza de general romano, portando una lanza y venciendo a Lucifer o Satanás, el jefe de los Ángeles Caídos.[2] Nos quedamos pues con esta idea de protección: Quién es capaz de guardar a la Iglesia Universal, defendiéndola del mal, ¡bien podrá guardar a nuestra aldea y sus moradores! –pensarían los vecinos fundadores de Val de la Sabina-. Quizá especularon también con el patrón de Puebla de San Miguel, la otra villa de esta vertiente oriental del Rincón de Ademuz... Una estrofa de los Gozos a San Miguel que se cantan en la ermita, dice:

Abogado y protector,/ de la Iglesia militante.
Cuidas siempre vigilante,/ de darle auxilio y favor.
Y cuando el riesgo es mayor,/ tanto es mayor su develo.


            
En busca de Val de la Sabina, aldea de Ademuz.
En aquella primera aproximación a este lugar de Ademuz escribí:
  • Para ir de Ademuz a Val de la Sabina hay que salir de la Villa por el acceso norte y atravesar el Turia por el puente de El Sotillo... Una vez cruzado el río hay que seguir por la izquierda, vadear la rambla del Val y continuar por el camino rural asfaltado que conduce a Mas del Olmo y Puebla de San Miguel, vía Val de la Sabina. Durante el día, el trayecto es muy agreste y hermoso, pues el camino discurre a media altura por la ladera derecha de la rambla, pasa bajo el monumental puente de la carretera nacional 330 en su tramo de Manzaneruela a Torrebaja y continúa en dirección levante.// Durante el trayecto observaremos que la ladera izquierda del camino se halla poblada de pinos, mientras que a nuestra derecha discurre serpenteante la rambla del Val. En otro tiempo no lejano ambas márgenes de la rambla se hallaban cultivadas, pero hoy las fincas aparecen yermas, y en su mayor parte abandonadas. Las laderas opuestas se hallan también pinadas, alcanzando alturas considerables, como lo evidencia el Pico de la Muela (905 m) y Picadoras (893 m), éste mucho más adelante, al suroeste de la aldea. Los actuales pinares son el resultado de las reforestaciones llevadas a cabo en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, en el medio y tardo franquismo.[3]

Quiero decir que, quien se decida visitar los pilones y ladrillos cerámicos del “Vía Crucis” de Val de la Sabina, bien puede aprovechar para conocer la sencilla casita de San Miguel y el cementerio; pues, además de su arquitectura tradicional, la ermita y el camposanto constituyen elementos representativos del escueto patrimonio cultural local.

Entrada principal a la aldea de Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.


La ermita de San Miguel Arcángel en la bibliografía.
Val de la Sabina es una aldea de las tres que al presente tiene Ademuz, junto con Mas del Olmo y Sesga. Ademuz tuvo antiguamente otras aldeas: Vallanca, que se segregó en 1695, Puebla de San Miguel, que lo hizo en 1765, Casas Bajas, en 1835 y Casas Altas, en 1846. Las actuales aldeas permanecieron como tales, y ya se nombran en la Relaciones ad limina de los obispos de Segorbe, desde principios-mediados del siglo XVII: la más conocida de aquellas Relaciones, por su extensión y contenido es la de fray Francisco Gavaldá Guach (1589-1660), que pontificó en Segorbe a mediados del Seiscientos (1652-60), visitando las parroquias del Rincón de Ademuz en dos ocasiones –en 1653 y en 1656-. La última visita fue inmediatamente posterior al terremoto del Rincón de Ademuz, y en la Relación correspondiente se nombra a Ademuz y sus lugares:
  • Ademuz antiquissimum, nobile regaleque oppidum longe lateque in oppidula plura per montana divisum habens cum Sesga, Ulmo, Casas Altas, Casas Bajas, Soto, Veguillas et Sabina, trecenta trigintaque domicilia, quibus omnibus longissime inter se dissitis.[4]
Vista general de la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia),
con detalle de la fachada norte y occidental (2013).


Vista general de la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia),
con detalle de la fachada norte y oriental (2013).


Lo que podría traducirse como “Ademuz un antiquísimo y real pueblo, dividido a lo largo y ancho en muy distintas aldeas por las montañas que con Sesga, Olmo, Casas Altas, Casas Bajas, Soto, Veguilla y Sabina tienen trescientos treinta domicilios, todos muy distanciados entre ellos”. Nada más se dice allí de estas aldeas, excepto nombrarlas... Sin embargo, como ya anotaba cuando escribí sobre Val de la Sabina, el mismo prelado –Gabaldá Guasch- recogió noticias de la ermita del Val en su primer viaje al Rincón de Ademuz, recién estrenado su pontificado (1653), explicando que cuando su representante visitó la Ermita de San Miguel la halló adecuadamente dispuesta, registrando, sin embargo, algunos daños en la cobertura y en un arco, los cuales mandó reparar.[5]

Detalle del alero de la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Detalle del cuerpo de cabecera, aleros y machones o contrafuertes de la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Detalle del contrafuerte o machón de piedra tosca correspondiente a la esquina nororiental de la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

No obstante, según anota Eslava Blasco (2007), la ermita ya se halla documentada a mediados de la centuria anterior -siglo XVI-, merced al testamento de los vecinos Pedro Antón y Leonor Beltrán, matrimonio de la villa residente en las “Casas del Río Altas”, (Casas Altas), que hacen donación de cierta cantidad a todas las ermitas de Ademuz, entre las que figura la de San Miguel en Val de la Sabina (1558).[6] Según vemos, las obras pías en dinero, bienes muebles o inmuebles eran relativamente frecuentes entre los vecinos mejor situados económicamente, ya fueran en acción de gracias, por devoción o en satisfacción por las faltas cometidas. Justamente, en los años setenta del siglo XVIII, otro matrimonio de Ademuz –Simón Antón y Thomasa Aguilar- residente en “Casas del río Vaxas” (Casas Bajas), donó un terreno lindante con la antigua ermita de este lugar para la construcción de la nueva iglesia.[7]

Respecto a la erección del ermitorio de Val de la Sabina, las referencias más antiguas conocidas datan de la segunda mitad del siglo XVIII y se hallan en el testamento de mosén Francisco Blasco de Castelblanque (1767), presbítero beneficiado de la parroquial de Ademuz, quien en sus “mandas” testamentarias estipula una sustanciosa cantidad, equivalente a 10 libras para la “ermita de San Miguel del Val”, erigida y establecida por sus antepasados:

  • Ítem en la misma conformidad, mando y lego por una vez a la Hermita del Señor San Miguel, construida y fundada por mis bisabuelos en la masada del Bal (sic), diez libras de dicha moneda (...) para que los administradores de dicha hermita las conviertan en la decencia y ornamentos de la misma.[8]
Resulta útil la mención de la “masada del Bal” de cara a conocer la evolución de estoslugares, pues la actual aldea de Val de la Sabina, como otros antiguos asentamientos de Ademuz –Casas Altas, Casas Bajas, Mas del Olmo y Sesga- fueron inicialmente masadas o masías, esto es, alquerías o grupos de casas habitadas por una o varias familias asentadas en el lugar para cultivar las fincas que hubiera. Dichas fincas serían de una o más familias. En el caso que nos ocupa, podría pensarse que en su mayoría o totalmente, aquellas heredades pertenecían a los bisabuelos del mencionado presbítero beneficiado. De las antiguas aldeas de Ademuz citadas, sólo dos de ellas –Casas Altas y Casas Bajas- evolucionaron hasta convertirse en pueblo y municipio, con territorio propio, influyendo en ello el crecimiento poblacional, dada su proximidad al río Turia y la mayor facilidad de cultivo en regadío. Respecto a Vallanca y Puebla de San Miguel, cabe decir que su evolución fue mucho más temprana y distinta, hasta el punto que cuando se segregaron de Ademuz -en el siglo XVII y XVIII respectivamente, todavía en el Antiguo Régimen-, lo hicieron ya con el título de villa.

En el párrafo cifrado se alude también a “los administradores de dicha hermita”, en referencia a la fundación patronal, como lo fue su contemporánea la parroquial de Santa Ana en Torrealta (entonces La Torre Somera), establecida a principios  del Quinientos (1518) por los Garcés de Marcilla y la de Santa Marina en Torrebaja (entonces La Torre Hondonera), regentada por los Ruiz de Lihori y luego por los Ruiz de Castellblanque -en cualquier caso, la parroquia de Torrebaja ya existía en 1534, fecha en que ambas iglesias (Torrealta y Torrebaja) fueron visitadas por el obispo de Segorbe, don Gaspar Jofre de Borja (1530-56).[9]


Detalle del cuerpo saliente en la fachada meridional de la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), correspondiente a la sacristía, basado en mampostería careada con sillares trabados en las esquinas (2013).

Detalle del contrafuerte o machón de piedra tosca correspondiente a la esquina suroriental (cabecera) de la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Detalle del alero y ventanuco de la sacristía de la Ermita de San Miguel 
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Muro meridional de la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), basado en mampostería ordinaria con detalle del hueco cegado correspondiente a la ventana abierta en esta parte durante la revolución y Guerra Civil (1936-39), y vista posterior de la espadaña (2013).

Según el mencionado autor, la capilla de Val de la Sabina se hallaba entre las administradas por el denominado Síndico de las ermitas, personaje con cargo comunal anual, cuya función era administrar (dirigir y gestionar) las rentas de los ermitorios censados en Ademuz. El cómputo de sus rentas la sitúa entre las más importantes de la jurisdicción ademuceña, figurando con 58 sueldos y 4 dineros a finales del Seiscientos, inmediatamente por debajo de la ermita de la Virgen Huerta y San Juan de la Veguilla, lo que indirectamente traduce su importancia y la calidad de sus patronos.[10] Por lo demás, la ermita del Val estaría entonces poco o nada dotada, pues el cifrado dice que las libras de la donación debían ser “para que los administradores de dicha hermita las conviertan en la decencia y ornamentos de la misma”.

Renta de las ermitas de Ademuz a finales del siglo XVI.
DENOMINACIÓN
RENTAS EN SUELDOS Y DINEROS
Nuestra Señora Virgen de la Huerta (villa)
92 sueldos 4 dineros
San Joan (Rento de la Veguilla o Viguilla)
68 sueldos 4 dineros
San Miguel (Val de la Sabina)
58 sueldos 4 dineros
Santa Anna (Hospital de san Joaquín en la villa)
25 sueldos 0 dineros
San Sebastián
08 sueldos 4 dineros
TOTAL
12 libras 12 sueldos 4 dineros
Modificado de ESLAVA BLASCO (2007). [Para la reducción de las cantidades hemos utilizado los valores de dichas monedas en la época: 1 Libra= 20 sueldos= 240 dineros].


Respecto al numerario de la época, la libra y el sueldo eran monedas contables, sin existencia real, habiendo libras en cada reino, con distintos valores según las épocas: la Libra aragonesa o “jaquesa” tenía igual división que la catalana y la valenciana, que equivalía a la reunión de 20 sueldos o 240 dineros. Para hacernos idea cabal del valor de una libra podemos recurrir al precio que tenían diversos artículos alimenticios a finales del siglo XVI, según las cuentas del despensero de la catedral de Segorbe –en 1599-: 1 conejo: 5 sueldos y 9 dineros; medio cabrito: 7 sueldos y 5 dineros; dos gallinas: 13 sueldos y 5 dineros; una libra de aceite: 1 sueldo y 4 dineros; dos libras de pescado: 7 sueldos y 8 dineros; ocho onzas de azúcar: 3 sueldos 8 dineros; dos docenas y media de huevos: 7 sueldos y 6 dineros.[11] Asimismo, la reseña de las rentas tiene un doble interés, por una parte informa de la posición de la ermita de San Miguel en el conjunto de oratorios de Ademuz y por otro sirve para ubicarlas cronológicamente con respecto a otras de la zona que no se mencionan, tales la de Casas Altas (Santísima Trinidad), Casas Bajas (Señor San Salvador), Mas del Olmo (Santa Bárbara) y Sesga (Inmaculada Concepción).


La ermita de San Miguel a mediados del siglo XX.
El 8 de agosto de 1957, el abogado y escritor valenciano Luis B. Lluch Garín (Valencia, 1907), junto con unos amigos, visitó la ermita de San Miguel en Val de la Sabina... Según dice, halló la fachada de la construcción encalada, ubicada entre huertos abancalados, coronada por espadaña en piedra sillera -formando arco de medio punto y cimera cruz de hierro- recortándose contra el monte, destacando los azulejos policromados del Vía Crucis y los poyos a ambos lados de la entrada. Dice del interior:
  • [La ermita] es muy larga, pues le calculo unos catorce metros de profundidad. Tiene un piso de ladrillos rojos, un banco de obra a lo largo de las paredes y un techo de tabicas de color natural oscuro. Al presbiterio se sube por un escalón y su entrada la forman dos pilares embebidos que sostienen un arco románico. Su techo lo componen una bóveda aplastada cruzada por nervios y florones que nacen de unas ménsulas colocadas en las esquinas. Todo está pintado de azul./ El altar es de yeso, de estilo neoclásico, formado por un templete central en donde está la imagen de San Miguel. Hay otros dos altares de frontón triangular. En el de la derecha veo una imagen de la Inmaculada, y en el de la izquierda hay una gran cantidad de cintas anchas de seda y raso y varios colores: son las ofrendas a San Miguel que colocan en el anda cuando sale en procesión.[12]
Vista fronto-lateral izquierda de la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia) [Tomada de Luis B. Lluch Garín -Ermitas y paisaje de Valencia (1980)-].

El pedáneo informó a los visitantes que la misa se celebraba entonces una vez al año, enseñándoles luego dos soportes procesionales: uno verde y plateado, para la Virgen [
Inmaculada Concepción], y otro en verde y oro para el titular [San Miguel Arcángel].


La ermita de San Miguel Arcángel en la actualidad.
Arribados a Val de la Sabina, para visitar la ermita lo mejor es entrar por la calle Mayor de la aldea y seguir el camino del “Vía Crucis”, que nos conducirá hasta la iglesita... Pero si queremos verla por dentro, deberemos preguntar por la llave a algún vecino, y pedirle que nos acompañe. Cuando la visité, el depositario era el señor Antonio –me refiero a Antonio Chicharro Navarro (Ademuz, 1944)-, un ademucero asentado en la aldea y jubilado, persona amable y servicial, que no tuvo inconveniente en guiarme hasta el lugar.
            
Desde la casa del señor Antonio, frente al frontón de pelota, andamos un trecho por un camino cementado, siguiendo las estaciones del “Vía Crucis”, cuyos pilones y ladrillos hallamos a la mano izquierda, adosados a los muros de las antiguas casas y pajares del lugar. Al llegar a la Xª estación –Jesús es despojado de sus vestiduras- el camino se bifurca: por la izquierda continúa en dirección al cementerio parroquial o camino de Los Arenales, mientras que por la derecha desciende en suave costanilla, hacia la ermita. Desde este punto ya puede verse la capilla y otro edificio paralelo sito frente a la fachada izquierda, correspondiente a las antiguas Escuelas Nacionales, hoy centro social. Nada más iniciar el descenso, a la mano izquierda hallamos el pilón correspondiente a la XIª estación –Jesús es clavado en la Cruz-: en este punto nace otro camino de tierra que continúa hasta el Centro Social, pero nosotros seguimos por el cementado, bordeando un abancalamiento de almendros, hasta la placeta  frente a la ermita.


Vista general de la ermita de Ermita de San Miguel (derecha) y del Centro Social,
 antiguas Escuelas Nacionales (izquierda), en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.
            
La ermita de Val de la Sabina responde al concepto de ermita, pequeña construcción religiosa en lugar despoblado, fuera de la población. En otro tiempo no lejano las huertas y bancales que la circundan se hallaban todas cultivadas, pero hoy se hallan en su mayoría abandonadas; aunque todavía pueden verse restos de los antiguos cultivos, almendros, higueras, oliveras... De la ermita abajo las huertas son de regadío, y de la ermita arriba de secano: En la parte alta sembraban avena, centeno; también plantaban algo de azafrán para el consumo de casa... –comenta mi acompañante-.
            
La fachada principal de la ermita luce un arco de medio punto (formalete) en el centro, basado en dovelas de piedra, siendo el resto de mampostería: hasta hace unas décadas la fachada se hallaba enlucida, pero hoy pueden verse las dovelas de la arcada y la piedra realzada. Como ya hice notar en su momento, dicho arco adovelado resulta idéntico, prácticamente duplicado al de la ermita de san Roque (primitivo ermitorio de la Santísima Trinidad) en Vallanca y al de san Cristóbal en Tormón (Teruel).

A cada lado de la entrada hay una hornacina con ladrillos cerámicos correspondientes a las últimas estaciones del “Vía Crucis”: la XIIª a derecha y a la XIVª a la izquierda –la XIIIª estación se halla en la fachada posterior de cabecera-.[13] Sobre el tejado, en la línea del hastial, hay una espadaña de obra con un campanico, y en lo alto una sencilla cruz de hierro.

Censo de campanas en la Ermita de San Miguel Arcángel en Val de la Sabina (2013).
NOMBRE
FUNDIDOR
AÑO FUNDICIÓN
DIÁMETRO
[cm]
PESO
[kg]

San Miguel Arcángel

MANCLUS, Salvador
(Valencia)
1975
35
24
 Tomado de MOLLÀ I ALCAÑIZ, S-A., Escrituras en campanas, tomos I-II, Valencia, 1997; modificado de LLOP I BAYO, X M., Metodología de los inventarios de campanas, 1998.


El alero sobresale considerablemente de la fachada, como para proteger la entrada y un par de poyos corridos, uno a cada lado del pórtico. El portón de entrada es de una sola hoja, basado en listones de madera de pinos con clavos chanflones redondeados. Antes de entrar en la capilla conviene alejarse un tanto del edificio, para apreciar mejor el conjunto de la construcción. Un buen punto puede ser situándose junto al Centro Social, desde donde puede observarse una buena perspectiva del frontis y la fachada septentrional... El edificio se nos muestra como de planta alargada, con muros de mampostería ordinaria basada en piedra de la zona, esquinares de sólida cantería caliza y dos cuerpos bien delimitados: uno anterior a los pies, correspondiente a la nave, con cobertura de teja árabe a dos aguas y otro posterior a la cabecera, de mayor altura y con cobertura a tres aguas, perteneciente a la cúpula del presbiterio. La espadaña se halla sobre el tejado, en la línea de fachada y posee un solo ojo, con una reja en la parte posterior: para acceder a la campana se ha hecho a modo de pasillo de cemento sobre las mismas tejas, para evitar pisarlas directamente.

Vista fronto-lateral derecha de la Ermita de San Miguel 
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Vista fronto-lateral izquierda de la Ermita de San Miguel 
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.
            

Con la excepción del alero de la fachada principal o de entrada, el resto del saliente que circunda el edificio se basa en dos hileras de tejas, de forma que las superiores sobresalen de las inferiores formando en su interior o cara de la canal un dibujo vidriado triangular, común en las construcciones de la zona: similar, por ejemplo, al que puede verse en la Ermita de San Pedro en El Cuervo (Teruel).[14] Rodeando el edificio por la derecha podremos observar que en la fachada meridional sobresale una estructura anexa al cuerpo de cabecera, correspondiente a la sacristía: la factura es similar al resto de la construcción, vierte a una sola agua y posee una pequeña ventanita rejada que ilumina el recinto. Sin embargo, dicha estructura, al igual que la correspondiente a la nave, semejan obra posterior al cuerpo de cabecera; en todo caso, el de la sacristía lo es: basta observar que la fábrica es distinta y que carece del dibujo interno que lucen las tejas del alero en el resto de la construcción. En nuestra visita se nos añadió el señor Luis –me refiero a Luis Antón Yuste (Val de la Sabina, 1940)-, quien comentó algunos aspectos de interés en la ermita: en la fachada meridional me señaló un par de marcas de distinta mampostería, correspondientes a ventanas cegadas: Sí, durante la guerra civil, para iluminar el interior, en esta parte se abrieron dos ventanas; pues, según he oído decir, aquí hacían baile... Como es sabido, la ermita fue saqueada durante la revolución, destruyéndose sus imágenes y parte del contenido ornamental y mueble.[15]

Relación de daños causados en la ermita “San Miguel Arcángel” de Val de la Sabina (Ademuz) durante la revolución y Guerra Civil (1936-39).
DENOMINACION
DESCRIPCIÓN
VALOR
EN PESETAS
Altar mayor
Retablo de madera, destruido
10.000
San Miguel, imagen
Destruida
1.000
Inmaculada, imagen
Destruida
1.000
Cruz procesional
Plata (destruida o desaparecida)
8.000
Cáliz (1)
Plata sobredorada, destruido o desaparecido
1.500
Ornamentos sagrados
Desaparecidos
3.000
TOTAL

24.500
Cf. SÁNCHEZ GARZÓN (2011), p. 192.

A la cabecera podremos observar tres sólidos machones o contrafuertes, basados en piedra tosca –dos en las esquinas de la fachada de levante y otro en la septentrional-: su altura equivale a poco más de la mitad de su altura y posee una cobertura saliente labrada en piedra. En el centro de la fachada posterior (cabecera), como a media altura, puede verse una hornacina con los ladrillos correspondientes a la XIIIª estación del Vía Crucis: El cuerpo muerto de Jesús es colocado en brazos de María, su santísima madre.

Mientras circundamos la ermita, recuerda el señor Antón Yuste: 
  • En febrero, por la Candelaria, era tradición que los mozos vinieran a la ermita, y aquí mismo hacían una hoguera; esto durante tres noches seguidas... Asaban patatas, bebían vino, y se tocaba el campanico, así pasaban la noche. Ello les deba derecho a pedir en las casas por carnaval, y hacer una comida para los mozos que entraban en quintas... Claro, entonces había mucha gente en la aldea, en los años cincuenta calculo que serían cincuenta vecinos, unas doscientas cincuenta personas, por eso había tanto ambiente...

Vista interior de la nave de la Ermita de San Miguel
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.


Vista interior de la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia),
con detalle del púlpito y columna izquierda del arco toral (2013).

            
El interior de la ermita, al que se accede descendiendo un escalón con respecto al exterior, es oscuro, casi sombrío, sólo recibe luz natural por la puerta de entrada, ya que el ventanuco de la sacristía apenas ilumina esta dependencia. No obstante, posee luz eléctrica, con un foco que ilumina el presbiterio y una lámpara de hierro en la nave. Entrando a la derecha hay un columnita con pileta para el agua bendita. Visualmente la nave central y única del templo se aprecia muy alargada, el piso es de ladrillo rojo, posee un poyo corrido con ladrillo en el asiento, que circunda todo el interior, de los pies hasta los pilares del arco toral que separa la nave del presbiterio. Sobre el piso, una hilera de bancos de madera, corridos hacia la izquierda, dejando un pasillo lateral a la derecha. Al fondo, tras la arcada, se distingue el presbiterio, con su retablo, del que diremos, y un sencillo púlpito de obra en el lado del evangelio.


Detalle de la armadura de la techumbre tipo parhilera de la Ermita de San Miguel 
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Vista interior de la ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia),
con detalle del púlpito de obra anexo a la pilastra del izquierda (evangelio) del arco toral (2013).

Detalle de la armadura tipo parhilera de la techumbre
en la Ermita de San Miguel de Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.


Vista de la columna lateral derecha del arco toral que separa la nave del presbiterio
en la Ermita de San Miguel de Val de la Sabina-Ademuz (Valencia),
con detalle de la  ménsula que soporta las nervaduras de ese lado (2013).
            
Lo más notable de la nave es el maderamen de la cobertura, que responde a la típica techumbre mudéjar aragonesa con vertiente a dos aguas, esto es, con la armadura tipo parhilera: desde una óptica estructural, está formada por la viga denominada “hilera” en la parte cimera, de la que parten las vigas “pares” laterales, formando los faldones de cada lado, que derraman al norte y sur. Sujetando la “hilera” vemos tres pendolones –uno a los pies, otro a la cabecera y un tercero en medio, éste con zapata labrada-: los cuales descansan en los correspondientes tirantes, gruesas traviesas que apoyan a su vez en los estribos o muros laterales, que en los puntos de apoyo forman pilastras. Sobre las vigas “pares” se hallan las “tabicas”, cuya tablazón corre longitudinalmente de los pies a la cabecera. El maderaje luce tonos oscuros, apreciándose que ha sido rehabilitado y saneado. A tenor de las vigas repuestas, la techumbre debía estar muy dañada... La rehabilitación de la techumbre se llevó a cabo en los años noventa: Se hizo mediante un campo de trabajo con gente de Valencia; de no hacerse el tejado se hubiera caído, pues ya se veía el cielo a través de las maderas... –comenta mi acompañante-.


Detalle de las nervaduras góticas y formas circulares correspondientes al lugar de los florones de la bóveda del presbiterio en la Ermita de San Miguel de Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Detalle de las nervaduras y ménsula de la bóveda del presbiterio
en la Ermita de San Miguel de Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.
            
El presbiterio se halla un peldaño por encima del piso del templo, del que está separado por un grueso arco toral (románico) con impostas levemente voladas. La clave del arco aparece agrietada: Sobre la vertical pusieron un puntal para soportar el arco, todavía puede verse en el piso la rozadura de apoyo, pero lo quitaron... –explica mi asesor-. Decía que en la parte interna del pilar izquierdo (evangelio), hay un púlpito de obra sin tornavoz, al que se accede por una escalerita con menudos peldaños de yeso sin atoques. Frente al púlpito, otro lado del presbiterio (epístola) se halla el recinto de la sacristía, correspondiente al cuerpo saledizo del que dijimos al describir el exterior. 

Sobre la puerta de entrada a la sacristía hay un vano aboquillado y cegado: es probable que correspondiera a una antigua ventana abierta para iluminar el presbiterio, que hubo de ocluirse al construir la sacristía. La dependencia es un pequeño recinto cuadrangular con una ventanita rejada al fondo: la cobertura ha sido repuesta recientemente, pudiendo verse las vigas y tabicas nuevas, resultado de la restauración llevada a cabo hace un par de años. En un armario empotrado a la izquierda se guardan las andas para las imágenes, hay otro armario nuevo para las vestiduras litúrgicas y un pequeño arcón, una mesa baja con distintos objetos y una cruz procesional apoyada en la pared. Lo más curioso, sin embargo, son los confesonarios, basados en simples tablas verticales a modo de mampara o biombo, y una ventanita con celosía en la parte media.


Detalle de la entrada a la sacristía
en la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Detalle de cruz procesional
en la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Detalle de distintos elementos de la sacristía
en la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Detalle de la armadura de la techumbre de la sacristía en la Ermita de San Miguel
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.
            
El centro del presbiterio lo ocupa un altar exento de madera, aunque también conserva el primitivo de obra, adosado al retablo: el conjunto de la representación está formado por tres hornacinas de factura neoclásica: una central y mayor, enmarcada por columnas laterales y cornisa superior con remate semicircular, donde habita una imagen en escayola coloreada representando al titular –San Miguel Arcángel-, con sus atributos: coraza, lanza y demonio a los pies. En el escudo que porta el arcángel se lee el lema: Quis ut Deus, que corresponde a la traslación latina del nombre hebreo de Miguel: ¿Quién como Dios? Según comentan mis acompañantes, San Miguel se celebra el 8 de mayo, pero la fiesta se hace en agosto, cuando viene más gente a la aldea: Antaño se celebraba sólo el día de la fiesta, pero ahora viene el cura varias veces, en verano... –añade el señor Luis Antón-. Las dos hornacinas laterales tienen la misma factura, aunque menores y retranqueadas respecto de la central, ambas con remate triangular. En la de la derecha hay una bella imagen en escayola de la Inmaculada Concepción, mientras que en la de la izquierda luce otra de la Virgen de los Desamparados. La hornacina central y la de la derecha están encristaladas. Nada sabemos de la forma y hechura del antiguo retablo de madera que tenía, destruido durante la Guerra Civil (1936-39).

Detalle de la parte superior de la hornacina central del retablo neoclásico de la Ermita de San Miguel
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.


Detalle de la parte superior de la hornacina lateral del retablo neoclásico de la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Detalle de la imagen de la Inmaculada Concepción sita en la hornacina lateral derecha (epístola), del retablo neoclásico de la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Detalle de la imagen de San Miguel Arcángel,
sita en la hornacina central del retablo neoclásico de la Ermita de San Miguel
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Detalle de la imagen de la Virgen de los Desamparados, sita en la hornacina lateral izquierda (evangelio), del retablo neoclásico de la Ermita de San Miguel
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.


Detalle de la cúpula del presbiterio
en la Ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.
            
Con todo, lo más notable del presbiterio no es el retablo, sino la cúpula rebajada, que muestra crucería gótica, con nervaduras y florones -que faltan, aunque pueden observarse los orificios centrales mediante los que se sujetaban a la bóveda mediante un perno-: las molduras apoyan en repisas esquineras, mientras que los cruces de los arcos poseen pequeños adornos circulares, todo ello resaltado en tono oscuro sobre el fondo blanco.


Vista interior de la ermita de San Miguel en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), con detalle de entrada (2013).


Visita al cementerio de Val de la Sabina.
Desde el lugar de la ermita puede verse el cementerio local, situado en la parte baja de una ladera, orientado al noreste... Para ir a visitar el camposanto desandamos el camino desde la ermita hasta los pajares y continuamos en dirección contraria a la aldea, esto es, hacia levante. No hay mucho que ver en el santo lugar, pero su peculiaridad le hace digno de verse. Hace unos años escribí:
  • Al cementerio (parroquial) de Val de la Sabina se accede por el camino de las eras, que discurre entre pajares y huertas, por encima de la ermita. Se trata de una humilde construcción rectangular, ubicada en la ladera arcillosa del monte, próxima al ermitorio. Sus paredes son de piedra y barro, cubiertas por una albardilla de losas y tejas. A lo que parece, sus constructores levantaron primero los paredones, rebajando y rellenando el interior con tierra de la misma ladera, de forma que pudieran excavarse zanjas para el enterramiento -algo similar a lo que hicieron los de Sesga, cuyo campo santo se alza también en una ladera pedregosa-. La puerta principal y única del lugar se halla en la fachada este, mirando al levante. Ahora posee una puerta metálica, pero hasta hace pocos años tenía un portón de tablas con un grueso travesaño por dintel, coronado éste por una cruz de forja. Entrando a la izquierda hay un pequeño recinto cubierto, aprovechando la esquina. El resto del espacio cementerial se halla sembrado de cruces, con alguna lápida, pues todos los enterramientos se han realizado en fosas. La “tumba-cruz” más antigua corresponde al día 5 de septiembre de 1961, lo que significa que hasta dicha fecha los señalamientos tumbales serían simples cruces de madera que el tiempo ha consumido.[16]
Vista general del cementerio parroquial de Val de la Sabina-Ademuz (Valencia),
desde el camino del Arenal (2013).

Interior del Cementerio Parroquial de Val de la Sabina-Ademuz (Valencia),
con detalle de las tumbas y del muro de piedra que lo circunda (2013).
             
La primera vez que visité el cementerio de Val de la Sabina me impresionó como ningún otro camposanto aldeano, quizá por su soledad y desamparo... Poco ha cambiado el lugar desde mi última estancia, por lo que hoy sigue conmoviéndome, aunque esté más cuidado: los muros oriental y meridional son los más altos, estando su base muy deteriorada. Más pronto que tarde el muro cederá y su interior se esparcirá por la ladera... Asimismo, se alude al cementerio de Sesga, que cifro aquí para los documentalistas interesados en este tipo de construcciones.[17]


De izquierda a derecha, el señor Antonio Chicharro Navarro (Ademuz, 1944) y el señor Luis Antón Yuste (Val de la Sabina, 1940), vecinos de Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), que me acompañaron durante la visita (2013).

            
Palabras finales.
La ermita de San Miguel Arcángel es una de las más antiguas del término, y por ende del Rincón de Ademuz: construida a mediados del siglo XVI, por los ascendientes de mosén Francisco Blasco de Castelblanque: presbítero beneficiado de la parroquia de Ademuz, perteneciente a una familia de la pequeña aristocracia local.
            
La iglesita se halla al levante de la aldea, entre zonas de cultivo, próxima al cementerio local, en la margen derecha de la rambla del Val. El santuario posee dos cuerpos de edificación, uno anterior, a los pies, y otro posterior, a la cabecera. La entrada, situada en el centro de la fachada principal, posee una arcada basada en dovelas de piedra. En su interior destaca la armadura de su techumbre, tipo parhilera en la nave y la cúpula, con nervaduras góticas en el presbiterio –emparentadas éstas con las que lucen en la iglesia parroquial de Santa Anta en Torrealta (Torrebaja)-. Del camposanto de la aldea sólo diré que es tan modesto que podría servir de contrapunto a toda la vanidad humana que denuncia el Eclesiastés –vanita vanitatis-, hasta el punto de merecer un capítulo propio...

Detalle de oliveras centenarias en el entorno de la Ermita de San Miguel
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.
            
En suma: la ermita de Val de la Sabina es una de las más sencillas y entrañables de la comarca, hallándose perfectamente integrada en el agreste paraje natural que la rodea. En su entorno se respira quietud y sosiego, expresión del carácter apacible y llano de los pocos lugareños que todavía moran en la aldea. Por su antigüedad, sobriedad y belleza, bien merece una visita. Vale.




[1] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Pilones y ladrillos cerámicos del “Vía Crucis” de Val de la Sabina, aldea de Ademuz, en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del viernes 1 de marzo de 2013.
[2] Cf. Wikipedia, voz Arcángel Miguel.
[3] SÁNCHEZ GARZÓN (2013).
[4] CÁRCEL ORTÍ, Mª Milagros (1989). Relaciones sobre el estado de las diócesis valencianas, Edita Generalidad Valenciana, Valencia, tomo III [Segorbe], pp. 1520-1522.
[5] ESLAVA BLASCO, Raúl (2007). Ademuz y su patrimonio histórico-artístico,  Edita Ayuntamiento de Ademuz, Valencia, p. 182. SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2008). Val de la Sabina, aldea de Ademuz, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. II, p. 210.
[6] Archivo del Real Colegio Seminario del Corpus Christi de Valencia [ARCSCCV], Fondos Notariales, R. 15800. Cf. ESLAVA BLASCO (2007), p. 181.
[7] Dice el texto: «Sépase públicamente; Como nosotros Simón Antón, y Thomasa Aguilar Cónyuges marido y muger, Vecinos de la Villa de Ademuz Reyno de Valencia, havitantes en las Casas del Río Vaxas, jurisdición, y término de la expresada Villa, como de nuestro buen grado y cierta ciencia, Unánimes, y Conformes, prometemos, Cedemos y damos libremente de limosna, al común y havitadores que moran en estas Casas, una porción de heredad, sita en estas Casas la que confronta con su propia heredad, y Hermita, de San Salvador para que estos havitadores, funden y hagan un templo e yglesia nueba, adonde pueda colocarse su Divina Magestad, y concurrir los fieles a la veneración, que se les es debida, y corresponde a tan alto Señor de lo que otra porción de heredad la damos libre sin que dichos moradores queden obligados a pagar ningún redito, Censo, o pago alguno, ni por lo presente, ni en lo venidero ad imperpetuum, ni que nosotros ni los nuestros sucesores, tengan ni puedan adquirir derecho alguno, ni poder pedir derecho alguno, ó pago». Cf. SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2007). La iglesia parroquial del “Señor San Salvador” en Casas Bajas (Valencia), en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. I, p. 273.
[8]  [ARCSCCV], Fondos Notariales, R. 9948. ESLAVA BLASCO, R. Los usos mortuorios en el Rincón de Ademuz durante los siglos XVII-XVIII, en revista Ababol 27 (2001) 19. ESLAVA BLASCO (2007), p. 182.
[9] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2007). Iglesias y ermitas del Rincón de Ademuz, origen y desarrollo histórico, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. I, pp. 145-152.
[10] [ACS], 547/IV-3-3, fol. 438. Cf. ESLAVA BLASCO (2007), p. 181.
[11] AGUILAR, Francisco de Asís (1890). Noticias de Segorbe y de su obispado por un sacerdote de la diócesis, tomo II, párrafo 306, pp. 329-330.
[12] LLUCH GARÍN, Luis Bertrán (1980). Val de la Sabina, en Ermitas y paisajes de Valencia, Valencia, tomo I, pp. 535-538. [Antes de formar parte del libro reseñado, dicho artículo fue publicado en el diario Las Provincias, el miércoles 16 de noviembre 1966].
[13] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Pilones y ladrillos cerámicos del “Vía Crucis” de Val de la Sabina, aldea de Ademuz, en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del viernes 1 de marzo de 2013.
[14] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. La Ermita de San Pedro en El Cuervo (Teruel), en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del domingo 2 de septiembre de 2012.
[15] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2011). El expolio de las iglesias y ermitas de Ademuz y sus aldeas durante la revolución, con detalle de los daños, en: Del pasaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. IV, pp. 185-194.
[16] SÁNCHEZ GARZÓN (2008), p. 213.
[17] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Iconografía y epigrafía funeraria en el cementerio de Sesga (Ademuz), en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del lunes 6 de febrero de 2012.


Detalle de la estructura de la techumbre en la Ermita de San Miguel 
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Detalle de la estructura de la techumbre en la Ermita de San Miguel 
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Detalle de la estructura de la techumbre en la Ermita de San Miguel 
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Detalle de Cruz de Mesa en el altar de la Ermita de San Miguel 
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

Detalle de la Sede en la Ermita de San Miguel 
en Val de la Sabina-Ademuz (Valencia), 2013.

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